EL NACIONAL

La crisis terminal del régimen chavista tiene muy poco que ver con las próximas elecciones. Su mala posición en las encuestas, y su peor desempeño a nivel de las convocatorias recientes que ha hecho a los venezolanos (el referéndum del Esequibo y la consulta  comunal sobre prioridades del gobierno), no son sino la fiebre sintomática de la septicemia que lo devora: la corrupción y la deslealtad entre sus filas. El caso de Tareck el Aissami es el marco que ahora define a la revolución chavista. Nadie sabe cuáles fueron los hechos ni cuáles los artículos del Código Penal y otras leyes que violó. El régimen, como es su cultura, no fue clar...