Dedicado a la memoria del Dr. José Gregorio Hernández, insigne profesor universitario andino, como un homenaje a su beatificación

Yaxury Solórzano, la niña que fue curada por José Gregorio Hernández

3: La acción del venerable y beato: consideraciones físicas y metafísicas

I

El pasado Jueves Santo, 1 de abril de 2021, me desperté con la agradable pero nostálgica sensación de haber visitado en un sueño al Colegio La Salle (La Colina, Av. Boyacá, Caracas) donde hice mi escuela primaria (también mi primera comunión y recibí mis primeras clases de inglés). Fue un sueño de “alta definición” y a todo color. Entre las escenas vistas, recuerdo con mucha claridad aquellas donde los buses del colegio partían full de muchachos de regreso a casa. Durante el desayuno, seguía recordándolo con nostalgia hasta que, más tarde, volvió de repente cuando me enteré, ese día, que el acto protocolar de beatificación oficial del Dr. José Gregorio Hernández (JGH), el 30 de abril de 2021, ya no sería en uno de los estadios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), como se había pensado previamente, sino en la sede de mi antiguo colegio de primaria: ¡Que emoción y que coincidencia más curiosa! Sueño y noticia conectadas el mismo día. Aunque pudo haber sido premonitorio, como en el caso que describí en mi artículo “¿Coincidencia o premonición?” [El Nacional, 16-12-2006, edición impresa,

(https://www.researchgate.net/publication/350640963_Coincidencia_o_premonicion)], en realidad no lo fue; no es la primera vez que sueño con el Colegio La Salle, La Colina, el cual, como lo hago notar, siempre llevo en mi corazón de lasallista. La congregación de los hermanos de La Salle y sus escuelas cristianas, fue fundada por San Juan Bautista de La Salle (1651-1719) en Francia.

La intención de hacerlo en la UCV fue muy acertada dado el hecho de que JGH se graduó de médico allí. Por esa razón, como ex-alumno ucevista, es un orgullo para mí que sea otro ucevista el que llegue a los altares católicos por la vía de su beatificación; como andino de nacimiento, también me siento muy orgulloso de que otro andino llegué a tal alta distinción y como profesor universitario (en la Universidad de los Andes), también me siento muy orgulloso porque él también lo fue. Y si yo hubiera sido médico, otra razón más para más orgullo, pero son ellos, los médicos venezolanos (junto con otros trabajadores de la salud) quienes, a esta hora, arriesgan sus vidas y mueren en la Venezuela castro-chavista combatiendo la pandemia que nos ha regalado la China comunista, los orgullosos de tener un colega beato que enaltece su profesión.

El pasado 26 de octubre de 2020, fecha de su nacimiento, todos pudimos ver con emoción y profundo sentimiento religioso por TV el acto de la exhumación de sus restos en la iglesia parroquial de La Candelaria de Caracas, como un acto previo al de su beatificación oficial, precedido por nuestro viejo amigo Arzobispo de Mérida, Cardenal Porras Cardozo. Y desde que supo la noticia de ello, meses antes, sentí una gran motivación por rendirle homenaje a JGH con una serie de artículos, diferentes a los que se publican usualmente.

En el primero de estos artículos, El Nacional, el 5 de septiembre de 2020 [https://www.elnacional.com/opinion/la-medicina-desde-el-mas-alla-milagros-de-j-g-hernandez-i/], senté las bases de algunas nociones sobre qué son los milagros, de conformidad con fuentes antiguas y modernas. Concluíamos en esa oportunidad que la intención de Dios no es la violación de sus propias leyes naturales, sino más bien, respetarlas para lo cual la realidad física creada por él tiene más dimensiones o planos superiores que las que nos rodean. Al respecto, el célebre teólogo católico suizo Hans Küng, en su conocido libro “¿Existe Dios?” (2da. edic. Ediciones Cristianas), escribió (pp. 884-890):

Para afirmarse frente al hombre en este juego como compañero dotado de libertad, Dios no necesita representar un gran espectáculo mediante «milagros» realizados al margen de las reglas del juego. La grandeza de Dios no reside en que puede tal cosa o tendría que poderla, sino en que no la necesita, en que puede renunciar a los efectos escénicos. Dios no es un supermago que tenga que escenificar su aparición en público para afirmarse y conseguir que lo reconozcan…

Y un poco más adelante, agrega:

… Pero ¿no podía ser todo distinto, quizá mejor? Sin duda, ¡Dios lo puede todo! De todos modos, este argumento sólo tiene un valor limitado si nos movemos dentro del espacio fundado por él, dentro de las leyes del cosmos actual. Desde el punto de vista físico, una intervención sobre-natural de Dios en el mundo constituiría un absurdo. Si Dios suspendiera por un momento las reglas del sistema establecidas por él mismo, la física sería incapaz de imaginar siquiera las consecuencias de tal intervención…

En el segundo, publicado el 25 de octubre de 2020 [https://www.elnacional.com/opinion/la-medicina-desde-el-mas-alla-milagros-y-jose-gregorio-hernandez-ii/], más largo y enrevesado, hice un gran esfuerzo para explicar, basado en fuentes históricas y modernas, el hiperespacio lugar (y realidad física-matemática), de dimensión superior al nuestro, donde se encuentra “el más allá” y desde donde JGH y otros siervos de Dios, beatos y santos viene a ayudarnos con sus milagros.   En el penúltimo párrafo de esa segunda parte escribí:

Karina Ramírez es una joven estudiante de Medicina de la Universidad de los Andes-Mérida, quien asegura haber sido favorecida con un milagro del Dr. José Gregorio Hernández justo cuando el cirujano la iba a intervenir para corregirle un defecto anatómico en una de sus piernas. La operación se suspendió súbitamente, estando ya lista en el quirófano, porque ya no hacía falta, según lo dictaminado por el médico tratante cuando fue a ponerle el bisturí sobre la piel. En la tercera entrega de este trabajo, en el marco de esta segunda parte y de la primera, dedicado a su memoria y como un homenaje a su beatificación, nos referiremos a este y a otros milagros de José Gregorio Hernández, los cuales estarán en la mira del Vaticano en el proceso hacia su canonización.

Las dos entregas anteriores, aunque un poco pesadas por los puntos tratados, sirven de plataforma o marco “teórico”, para proceder con esta tercera parte dedicada a los milagros del venerable y beato venezolano desde esa plataforma o marco, por lo que pensamos que es una contribución novedosa a la amplia bibliografía y hemerografía que hay sobre JGH (ver más abajo). Invitamos al lector a leerlos y/o releerlos.

A raíz de estos dos trabajos anteriores, una estudiante de comunicación social me preguntó ¿por qué un científico [de las ciencias duras] se interesa en los milagros? He buscado la mejor respuesta posible, pero tengo tantas razones para ello que la respuesta no parece simple. Yo diría que, por razones metafísicas, pero ¿qué significa eso? [ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Metaf%C3%ADsica]. La metafísica (más allá de la Física; ciencia de los primeros principios y de las causas primeras) inspira la imaginación y las ideas como en el caso del célebre astrónomo Johannes Kepler, descubridor de las leyes cinemáticas del movimiento planetario en el siglo 17, según nos los explica G. Holton en su publicación de 1956 en American Journal of Physics, vol. 45, N° 5, pp. 340-351, titulada “Johannes Kepler’s universe: Its physics and metaphysics”. Sobre bases metafísicas creo en la realidad del hiperespacio como lugar natural de fenómenos naturales o “milagrosos”. Y para llegar a esa creencia por esa vía, necesariamente hay que estudiar y saber Física y así llegar más lejos y llegar a la meta, o sea, a la metafísica. Esa sería mi respuesta. A mis amigos y “camaradas” materialistas les debe dar horror esta respuesta. Me dirían, ¡aja! Marcos, ¡ja, ja, ja!, tu nos recuerdas a aquellos clérigos del siglo 19 que, al saber de lo que se investigaba sobre la cuarta dimensión, encontraron al fin un sitio de residencia conveniente para ubicar a sus ángeles, arcángeles, serafines, querubines, etc. (ver la parte 2 de esta serie).   Cualquier físico normal y corriente como yo, siente la tentación de la especulación metafísica en algún momento de sus investigaciones. Y con más razón cuando uno aprende con la historia que la filosofía, la metafísica, el misticismo, la fe y la religión, ha empujado a la ciencia y luego ésta ha inspirado ideas en esas áreas. Igualmente, la ciencia ha impulsado la ciencia ficción y ésta a la ciencia. En la segunda parte de esta serie, di razones metafísicas de, por ejemplo, para justificar que la velocidad de luz debe tener un límite, que, a su vez, no depende del movimiento de quien la observa.

II

Yendo poco a poco, el estudio de JGH desde sus diferentes facetas está distribuido en diversas publicaciones tanto bibliográficas (biografías, libros, artículos académicos, ensayos, etc.) como hemerográficas (artículos de opinión, revistas, folletos reportajes, etc.).  Para el lector interesado, hay una relación de algunas de estas publicaciones hasta 2002 que se encuentra en un trabajo de grado para optar al grado de Licenciado en Sociología ante la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, 2002) titulada “La cotidianidad de un santo – descripción sociológica del fenómeno devocional hacia José Gregorio Hernández”, por Débora Calderón Isaba y Raquel González Carballo [http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/AAP8016.pdf]. En la sección Presentación y Análisis de los Resultados (sub-sección 3.3.1), Calderón Isaba & González Carballo hacen una revisión bibliográfica de la literatura referente a la biografía del Dr. José Gregorio Hernández. La lista de esta revisión se encuentra en la nota de pie de página N° 24, pp. 50-51, de este trabajo, y que consta de 8 libros, 4 folletos, 21 artículos de prensa y 4 sitios de Internet; pero hay más en [https://www.josegregorio.org/conoce-a-jose-gregorio/biograf%C3%ADas]. Y con el tiempo, más aún; en Wikipedia, por ejemplo, hay referencias biblio-hemerográficas adicionales más recientes sobre la vida y obra de JGH:

[https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gregorio_Hern%C3%A1ndez].

En el anexo 2 del citado trabajo de grado se presenta el “guion de entrevista de profundidad” utilizado por las autoras; en éste se pregunta a los entrevistados: “Milagro Aducido: ¿cómo fue?”. En el Anexo 3 se reporta detalles del favor concedido por JGH a 10 personas de diferentes edades, géneros y nivel educativo, según sus propios testimonios. El 23 de septiembre de 2009 el desaparecido rotativo caraqueño Últimas Noticias (ÚN), publicó la edición aniversario número 68 bajo el título “Gracias por los favores recibidos” (a la que llamó “Edición Milagrosa”), dedicado al tema de los milagros, que incluye testimonios de favores milagrosos realizados por diferentes figuras e íconos religiosos (JGH, Madre María de San José, Betania, etc.), y resalta aquella que escribió Willmer Poleo Zerpa bajo el título “La foto que habló” sobre un milagro de JGH (p. 54). La cuenta de estos favores por JGH es interminable como lo reseñó EL NACIONAL, 15 de enero de 2021, en reportaje titulado “Los 10.000 milagros de José Gregorio Hernández”

[https://www.elnacional.com/venezuela/los-10-000-milagros-de-jose-gregorio-hernandez/]. Otros testimonios son los de Karina Ramírez [https://comunicacioncontinua.com/karina-un-testimonio-merideno-de-curacion-del-doctor-jose-gregorio-hernandez/], Astrid López Tirado [https://www.josegregorio.org/testimonios/astrid-lopez], Clara Ariza [https://www.josegregorio.org/testimonios/clara-ariza] y el más famoso de todos y el que llevó a JGH a su canonización, el de Yaxury Solórzano Ortega (YSO) [https://www.josegregorio.org/testimonios/yaxury-sol%C3%B3rzano-ortega].

Por ser el caso de YSO el más emblemático, más y mejor documentado, que pasa el examen riguroso de El Vaticano, tomaré como referencia, un testimonio que hizo la madre de Yaxury, Carmen Ortega, sobre ese milagro. Por ahí me acercaré metafísicamente a JGH. Carmen, una mujer humilde del llano ven, le declara a un entrevistador lo siguiente:

… Yo en el momento que me llamaron y me dijeron que mataron a Yaxuri y … entonces yo corrí el lugar en donde estaba Yaxury y … la agarré en mis brazos y … me hinqué de rodillas

y … le pedí a mi diosito. Yo tuve una pérdida… yo le pedí a Él y le decía que si me habían quitado la primera, no me quitaran las segunda, yo con la niña en los brazos, hincada de rodillas, yo le pedía y… bueno, entonces, se le entregué a ellos y… le dije a mi Dios: ya no es mía, te la entrego, y al Dr. José Gregorio Hernández le dije, doctor, ahora en este momento más difícil que yo tengo, yo soy una mujer pobre que no tengo plata, no tengo nada, cómo yo saco mi hija adelante; y entonces se las entregue ellos dos… y él me dijo tranquila tenga fe y más nada, que a ella no le va a pasar…

A continuación, agrega:

… yo conversé con él [JGH] y él me dio tanta fuerza, me dio tanta fe que yo… todo el mundo con su dolor y su tristeza y yo no … yo no sentía nada de aquello porque yo ya había conversado con él y él ya me había escuchado, ya él me había dicho qué era lo que iba a pasar… y que tuviera mucha fe, que eso era lo mejor solo, que sin fe no hay nada… bueno y eso fue lo que yo hice tener mucha fe… de mi casa hasta que llegué al hospital…

Estas conmovedoras y dramáticas declaraciones de la mamá de Yaxury se encuentran en [https://www.youtube.com/watch?v=3JFvAhG8NW8&t=15s].

Obviamente, esta conversación entre Carmen y JGH no es un elemento a ser tomado en cuenta en un proceso de beatificación. Pero aquí la pregunta es: ¿fue esa conversación real o solo existió en la mente y fe de Carmen? No era pertinente que el entrevistador le preguntara eso en esa entrevista. A mí, me gustaría entrevistar a Carmen sobre este punto y preguntarle: ¿cómo sintió Usted el tono de voz de JGH cuando le habló? Pudo haber sido algo producto de su imaginación [ver mi artículo “Soñar despiertos. ¿por qué no?” (El Nacional, 27-10-06, edición impresa) y reproducido en la web, el 25-05-15, bajo el título “Recordando a John Forbes Nash Jr (1928-2015)” en  https://www.elnacional.com/opinion/columnista/recordando-john-forbes-nash-1928-2015_236003/]. Si fue real, ¿cómo pudo haber ocurrido? Para ello, hay que retornar el tema por la vía del hiperespacio y buscar allí alguna respuesta; algo, por supuesto, muy controversial y polémico.

 

 

III

En este punto voy a limitarme a seguir al Dr.James E. Beichler quien publicó un artículo de revisión titulado “The relationship between Physics, death and communication” (La relación entre Física, muerte y comunicación) en “2002 Conference Proceedings for the Academy of Religion and Physical Research”. En su segundo párrafo, este autor ya alcanza su primera conclusión sine qua non, o sea, excluyente: …  Por lo tanto, es lógico concluir que la comunidad científica nunca aceptará al espiritista [médium, chamán, ocultista o hechicero] hasta que se demuestre que alguna porción física de la vida sobrevive a la muerte del cuerpo vivo. ¿Qué porción sería esa? ¿El alma? ¿La conciencia? (¿son lo mismo?) Entonces, hay que demostrar científicamente que al alma y/o la conciencia sobreviven más allá de la muerte. Más allá de las pruebas anecdóticas y subjetivas de unos cuantos testigos, publicadas en diferentes libros, que regresaron espectacularmente de la muerte, hay dos opciones: la demostración experimental y/o la teórica. ¿Es esto una tarea posible?

Los primeros intentos serios de detectar experimentalmente la existencia física del alma se deben al médico norteamericano Duncan MacDougall. A principios del siglo 20 MacDougall utilizó una báscula moderna para intentar pesar el alma al abandonar el cuerpo durante la muerte. Él sostenía que, si el alma existía, tenía que poseer atributos de una sustancia material, y sus experimentos parecían apoyar su conclusión. Len Fisher, en su libro “¿Cuánto pesa el alma?” (Debate, 2009; pp. 19-42) nos narra lo que ocurrió. MacDougall publicó sus resultados en sendos artículos. Uno, titulado “Hypothesis concerning soul substance together with experimental evidence of the existence of such substance” (Hipótesis relativa a la sustancia del alma junto con evidencia experimental de la existencia de tal sustancia), apareció en American Medicine, New Series, Vol II (4), 240-43 (abril, 1907)

[http://www.spiritualscientific.com/yahoo_site_admin/assets/docs/MacDougall_article_American_Medicine_Soul_Substance.203123041.pdf]; el otro, con el mismo título, apareció en Journal of the American Society for Psychical Research, 1907, Vol. 1, N° 5, pp. 237-244 [https://diogenesii.files.wordpress.com/2014/04/duncan_macdougall_1907_-_21pp.pdf].

Previamente, en 1904, L.D. Arnett ya había publicado su artículo «The soul: A study of past and present beliefs» en The American Journal of Psychology, Vol. 15, No. 3, pp. 347-382.  De allí para acá este tema continúa siendo muy debatido, como vemos en la cantidad de publicaciones aparecidas en la literatura internacional. En 1915 H. LaVerne Twining, profesor de Los Angeles Polytechnic High School publicó un libro titulado “The physical theory of the soul – a presentation of psychic phenomena from the physical and scientific” en el que, experimentalmente, trabajó con ratones con el mismo fin: ver si éstos tenían “almas” [https://fucamekahozubylex.ashleyllanes.com/the-physical-theory-of-the-soul-book-3465oq.php]. Aunque aquí no es el lugar para discutir más a fondo estas investigaciones, podemos citar algunas fuentes de información para aquellos interesados; por ejemplo, M. Ishida con su trabajo “A new experimental approach to weight change experiments at the moment of death with a review of Lewis E. Hollander’s experiments on sheep”, publicado en 2009 en Journal of Scientific Exploration, vol. 23, N° 5, pp. 5-28; el de L.E. Hollander titulado “Unexplained weight gain transients at the moment of death”, publicado en 2001 en la misma revista (Vol. 15, pp. 495-501). Más sobre el tema en:

[http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.567.4701&rep=rep1&type=pdf].

El hecho de que se pueda demostrar la existencia física del alma, no necesariamente significa que esto pruebe que se pueda comunicar con nosotros; es una condición necesaria, más no suficiente. En Youtube hay unos cuantos videos que supuestamente captan el momento cuando el alma abandona el cuerpo al morir, pero si esto es verdad, mi pregunta es: ¿por qué no se han captados videos cuando el alma entra al cuerpo y en qué momento lo hace?

Pareciera que la cantidad de evidencias paranormales sobre la existencia de algo físico que sobrevive a la muerte son tantas, dispersas, variadas y abrumadoras, que se necesita una “teoría física de la muerte” para interpretarlas (aquí podríamos incluir también a las evidencias bíblicas). Si es una teoría física, para que sea aceptada, debe cumplir con sus protocolos. Cualquier teoría desarrollada con el único propósito de explicar la supervivencia más allá de la muerte, se basaría en propiedades experimentalmente determinadas por esta supervivencia. ¿Cuáles son estas propiedades? Todavía no se sabe de algún criterio científico concreto que se pueda aplicar para las especificarlas.  De hecho, el único intento científico serio de derivar una teoría de la supervivencia, publicada por Peter G. Tait y Balfour Stewart en 1875 con el título “El universo invisible”, se basó en principios termodinámicos (según Beichler, arriba citado).

La conocida alegoría popular evoca una transmigración de las almas al más allá (o al cielo, purgatorio o infierno), pero ¿a dónde? Considerando, como lo hemos hecho en la anterior parte de este trabajo, que el espacio-tiempo cuatri-dimensional es nuestro mundo físico, el de los mortales, el lugar de la transmigración del alma, como ente físico, sería entonces aquel hiperespacio de quinta dimensión o más alto.

Por la vía de la Física, la aproximación a ese espacio penta-dimensional se ha venido haciendo a través de la Teoría Electromagnética (TEM) (Maxwell, Kaluza & Klein), Teoría General de la Relatividad (TGR) (Einstein), la Física Cuántica (FC) y la Teoría de Cuerdas (TC).

La TGR, publicada por Einstein durante las dos primeras décadas del siglo 20 recibió su primer espaldarazo observacional cuando, durante el eclipse total de Sol del 29 de mayo de 1919, se demostró la acción de la curvatura del espacio-tiempo, o sea, la gravedad generada por el Sol (véase mi anterior entrega) sobre la trayectoria de los rayos de luz estelar, que pasan rasantes cerca del limbo solar, que la desvía. Un mes después, el 29 de junio de 1919, moría en Caracas el Dr. José Gregorio Hernández atropellado en un accidente vial. Y en ese mismo año arrancaba la pandemia de la “gripe española”.

IV

Por aquella época hace 100 años, en la Venezuela gomecista, los caraqueños pudieron enterarse de aquel avance científico y de la TGR, a través del artículo titulado “La Teoría de Einstein”, publicado originalmente en El Mercurio de Chile por Luis L. Zegers, el cual fue reproducido en Caracas en la revista Cultura Venezolana en 1920 (Año II, N° 15, pp. 330-336).

Abriendo un paréntesis en nuestro acontecer histórico, ¿cómo fueron las reacciones aquí en aquel tiempo sobre esta teoría? Vale recordar que antes de la TGR, apareció en 1905 su antecesora, la Teoría Especial de la Relativa (TER), que llevó a Einstein a la TGR.

La historia de la ciencia venezolana registra la siguiente reacción. En 1925 apareció en la Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año III, N° 26; pp. 25-28) un artículo publicado por M.F. Herrera Tovar (1865-1932) titulado “La relatividad, el experimento de Michelson y la propagación de la luz”, en el que refuta o rechaza la TER. En el tercer párrafo, escribe:

Si la isotropía de la propagación de la luz, ideada para acordar los resultados del experimento de Michelson con la existencia de la aberración [de la luz], fuese cierta, las ecuaciones de Lorentz y toda la creación einsteniana con sus contradicciones de los cuerpos en movimiento, sus simultaneidades desacordadas, sus tiempos de duración diferentes que se equivalen y sus mil otras extravagantes consecuencias, encontrarían albergue seguro, por muy inconcebibles que parezcan, dentro de la inextricable Teoría de la Relatividad [la TER], la cual se hallaría entonces fundada sobre bases a mi entender inconmovibles. Importa por lo tanto demostrar que esa isotropía, tal como la define la concepción einsteniana, es un absurdo, y que ninguna falta hace para explicar los fenómenos que dieron lugar a que se la ideara; y la Teoría de la Relatividad habrá de abandonar el terreno conquistado para dejar el campo, en pleno poderío, a la ciencia fecunda, tesoro inapreciable que de cien generaciones de sabios hemos heredado.

Al final concluye que:

Los resultados de este estudio son, pues: Que la isotropía de la propagación de la luz, fundamento necesario de la Teoría de la Relatividad, es esencialmente absurda. / Que el experimento de Michelson demuestra pura y simplemente, que la velocidad de la luz se compone geométricamente con la del foco que la emite. / Que no pudiendo ser esa composición de velocidades resultado del arrastre del éter por la atmósfera, son las mismas las que se trasladan sin deformarse, con la velocidad del foco generador, en virtud del principio de la conservación indefinida de los efectos producidos por las causas iniciales.

No sabemos cómo Herrera Tovar se enteró de la TER de Einstein porque no da referencias bibliográficas en su artículo, pero según parece, él fue el primer venezolano que le metió el ojo a esa teoría encontrándola inapropiada.  En su análisis llega al resultado de que dos eventos ocurridos en sistemas de referencia, que se mueven con velocidad relativa entre ellos, tienen que ser obligatoriamente simultáneos (lo que contradice la TER que dice que el tiempo es relativo); luego, procede a analizar el famoso experimento de Michelson, en el que ignora otro fenómeno relativista llamado “la contracción de FitzGerald-Lorentz”, que lo mantiene extraviado. Este experimento demostró que la velocidad de la luz es constante e independiente de la velocidad del sistema inercial en el que se esté midiendo.

El ingeniero venezolano Francisco J. Duarte (1883-1972), desde Ginebra (donde era cónsul) al darse cuenta de esto le replica a Herrera Tovar, e inicia con él una polémica sobre este artículo y le responde ese mismo año con un artículo titulado “La teoría de Einstein – A propósito de un estudio del Doctor M.F. Herrera Tovar”, aparecido en la misma revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (1925, Vol. III, N° 26, pp. 106-107).  Aprovechando que se encuentra en Suiza, tiene a su disposición bibliografía especializada que le permite rebatir o, mejor dicho, tratar de persuadir a Herrera Tovar que estaba equivocado. Sin embargo, éste no se queda tranquilo y, a su vez, contra-replica con artículo titulado “La teoría de Einstein – Réplica a la comunicación del Doctor F.J. Duarte”, que salió publicado en la misma revista y año (1925, Año III, N° 31; pp. 108-109). Allí, aferrándose a la física clásica y ortodoxa de Galileo y Newton, insiste que el tiempo es absoluto y no relativo al observador (ver mi anterior entrega), por lo que la simultaneidad de los eventos es un hecho común en el Universo y, según Einstein, esto no es cierto. Finalmente, la polémica concluye con la contra-contra-réplica de Duarte en 1933, publicada en la revista citada (N° 97, pp. 994-995) con el título “Nota sobre la teoría de Einstein”. De nuevo, Duarte, esta vez moviéndose en el terreno de las matemáticas descriptivas del espacio-tiempo cuatro-dimensional (transformaciones de Lorentz) lo vuelve a desmentir. Pero Herrera Tovar no se enteró porque ya estaba muerto (1932); entonces, ¿por qué tardó 8 años en ser publicada la respuesta final de Duarte? Yajaira Freites en su artículo “La teoría de la relatividad y el Colegio de Ingenieros de Venezuela: Una polémica atemperada por la distancia (1925-1933)” [Saber y Tiempo (1999, Vol. 8, pp. 93-100)], nos conjetura una respuesta:  Entre 1925 y 1927, Herrera Tovar fue presidente del CIV, además de ocupar otras posiciones relevantes en la administración estatal… / … Un aspecto relacionado con las características   del discurso civil ayudaría a explicar por qué en Colegio habrá silenciado al artículo de Duarte. En la Venezuela gomecista de la década de 1920 la crítica, aún realizada en un medio académico, no era bien recibida y sus exponentes recibían sanciones que los llevaba a retirarse del medio… / …En el discurso civil público de esos años de la Venezuela bajo el gomecismo, la crítica de minimizó, aun la que se hacía entre los miembros de la propia burocracia estatal que evaluaba la situación del país.

De acuerdo a lo anterior, la censura de información por parte de la dictadura obedecía más que todo a criterios políticos, y no a otra cosa (por ejemplo, científico). Si el trabajo de Herrera hubiera sido arbitrado académicamente, esto no hubiera pasado, quedando él como aquel venezolano que quiso refutar la TER de Einstein, con la base a Galileo y a Newton; así, Duarte, se perfila como aquel primer venezolano que entendió y dio a conocer públicamente la TER. En la literatura nacional, no fue sino hasta 1946 cuando vemos un artículo relacionado que divulga aspectos de esta teoría, por el profesor Raimundo Goetze [de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (posteriormente Facultad de Ingeniería a partir de 1953) de la Universidad de los Andes-Mérida], titulado “La abolición del éter” (Gaceta Universitaria, Año 42, N° 107; pp.65-68). Para conmemorar el aniversario 100 de la publicación de la TER de Einstein, la UNESCO decretó el año 2005 como “El año Internacional de la Física”.Y esta fue mi modesta contribución a esa conmemoración:

[https://www.researchgate.net/publication/350897232_Hoy_no_fio_manana_si_-_Una_forma_de_entender_a_Einstein_El_Nacional_Caracas_14_de_marzo_2005] &

[https://www.researchgate.net/publication/350897070_Teoria_de_Einstein_en_la_mira_El_Nacional_Caracas_8_abril_2005].

V

Nos adentramos, ahora, en un terreno muy movedizo. Es necesario su máxima concentración. Voy a hacer un gran esfuerzo de síntesis para llevarlos al meollo teórico de esta entrega, por lo demás, excelentemente explicado con lujos de talles en otras fuentes (libros, artículos, Intenert, etc.).

Recordando mi entrega anterior, Einstein demostró, en una segunda discusión (o sea, después de la Newton) que realmente vivimos en un espacio interrelacionado de cuatro dimensiones llamado “espacio-tiempo”, aunque no lo percibamos significativamente debido a la baja velocidad con que hacemos las cosas en comparación con la velocidad de luz. Para nosotros el espacio de tres dimensiones va por su lado (descrito por la geometría de Euclides), y el tiempo por el suyo (tiempo absoluto de Newton), pero esto es estrictamente aparente. Partamos de aquí: nuestro hiperespacio es treta-dimensional (con geometría no-euclidiana con tiempo relativo incorporado). Entonces, cualquier conexión física con “el más allá”, debe ser a través de, o con, un hiperespacio de cinco dimensiones o más. A partir de aquí, entramos como en una caja negra que solo podrá ser vista con ojos especulativos (matemáticos y metafísicos). Esta caja negra será explorada bajo un modelo propuesto de comunicación física con el pentaespacio, cuya quinta dimensión no puede ser captada directamente por nosotros. No tenemos un sentido adicional a los cinco sentidos directos, pero sí una especie de “sexto sentido” (el “tercer ojo” de Lonbsang Rampa): ¿dónde está? Tenemos que atar cabos sueltos. Se hablaba antes del alma y su búsqueda tangible, pero ahora hay que aproximarnos guiándonos por algo… por un modelo teórico (si se quiere, heurístico)

Algún tiempo escribí por WhatsApp “la paradoja del agua y el aceite”: De mi corazón brotan sentimientos… de mi mente salen pensamientos…ellos se encuentran en mi cerebro… y como el agua y el aceite, ellos no se mezclan. Sin embargo, si hay mucho aceite, el contenido se vuelve viscoso, espeso, empalagoso… si hay mucha agua, el contenido se torna incoloro, muy húmedo, insípido, sinsabor. Hay que saber la dosis de cuánto poner de agua y cuánto de aceite para que el contenido sea agradable. Aquí hago a una clara distinción “literaria” entre mente y cerebro, entre pensamientos y sentimientos (reacciones bioquímicas). Es obvio que, al morir el cerebro (brain), cesan las reacciones químicas; ¿y la mente? Si hay algo que sobreviva a la muerte, esa debe ser la mente (mind), la cual debe manejarse como un ente físico, pero sin materia; y, ¿qué puede ser eso? La física nos responde que puede ser un campo análogo al eléctrico, magnético o gravitatorio, imbuido en su realidad existencial del espacio cuatri-dimensional (donde el cerebro está controlando las reacciones químicas de la vida). De alguna manera, cerebro y mente (pensamientos, ideas, recuerdos, creatividad, imaginación, sentido común, razón, cálculo, facultades mentales, etc.) deben estar conectados [como lo describe Danah Zohar en su libro “El Yo cuántico” (Edivisión, México, 1997; pp. 88-101), pero bajo un enfoque holístico y cuántico, que Beichler rechaza]. Estas son las primeras dos categorías del modelo seguido por Beichler (arriba citado). La mente no puede aislarse o ser definida por medios materiales; y si es algo real, físico, no debe contener materia, pero debe adoptar la forma de campo físico continuo contentivo de energía (como el gravitacional de Einstein) y poseer “curvatura” (ver mi entrega anterior) para poder interaccionar con otras dimensiones de la realidad. ¡Espere un momento Marcos!, sé lo que es el cerebro, pero, por favor, defíname la mente. Muy bien, pero preguntémosle primero al Dr. José Gregorio Hernández (protagonista central de este trabajo); qué decía él en aquel entonces.

En su libro “Elementos de Filosofía” (Tipografía-Imprenta El Cojo, Caracas, 1912; pp. 44, 54, 157, 215-216), el Dr. José Gregorio Hernández escribió:

Se llama atención la fijación de la mente sobre un solo objeto. La atención es el auxiliar indispensable de todos los actos intelectuales. Puede ser espontánea y voluntaria … / El acto voluntario libre se produce de la manera siguiente: en primer lugar, se presentan a la mente las ideas de uno o más actos posibles, los cuales son apetecibles a la voluntad; en seguida la inteligencia los analiza y los compara; emite sobre cada uno de ellos un juicio y los presenta a la voluntad, la cual hace su elección libremente; después de decidida… / Se llama ser de razón el que no existe sino en el pensamiento por no tener entidad propia; son seres de razón las ideas, los juicios, los raciocinios, que sólo existen en la mente; o las ficciones como el Centauro, el Fénix… / La certeza es la adhesión firme e inmutable de la mente a la verdad sin temor de errar; la evidencia es aquel resplandor de la verdad que produce el asenso (sic) de la mente. Hay dos clases de certeza: la de ciencia y la de fe … (resaltado es nuestro).

Esta publicación de JGH está disponible en:

[https://drive.google.com/file/d/1_aN36clcnPCw-NwLKtWOe_vCBwrG4lBv/view]

Para JGH había una clara separación fraccionada entre mente y cerebro. Pero él no era ni psiquiatra ni psicólogo para ahondar más sobre la mente (psique), como sí lo hiciera Sigmund Freud y sus colegas a partir del siglo 19 con el psicoanálisis; el modelo de la mente de Sigmund Freud “consciente, inconsciente, yo, superyó y ello”, hizo su aparición que, por lo demás, era determinístico o fraccionado (Descartes) (el todo puede descomponerse en sus partes, o la suma de éstos dan el todo). [https://www.psicoactiva.com/blog/teoria-la-personalidad-freud-consciente-inconsciente-superyo-ello/]. La mente tiene una estructura discreta con ámbitos, planos o esferas, descrita por el modelo de Freud. Sin embargo, G.R. Heyer, psicoterapeuta alemán, le salió al paso a Freud, décadas después, en su libro “El campo de fuerzas del alma – dos estudios de psicología profunda” (Edit. Labor, 1961). A pesar de sus años, este es un libro interesante que vale citar en el contexto del punto que estamos tratando, porque representa un antecedente de intentar aplicar la física (por analogía) a los problemas de la mente. El primer ensayo (de dos) de este libro se titula “La psicología profunda y la física actual”; en él, Heyer dice:

Antes de aportar nuevos ejemplos tomados de la Física moderna que aclaren especialmente, en su semejanza con la Psicología del subconsciente, qué nuevos modos de pensamiento y de trabajo son necesarios (y posibles) para cumplir la exigencia de un auténtico orden en el terreno del subconsciente, debemos citar un concepto que la Física moderna ha tomado de la clásica en tanto que válido asimismo en la esfera de lo más pequeño; concepto que también nosotros los psicólogos, aplicándolo a nuestro contexto, podríamos establecer de modo instructivo para la compresión de los procesos psicológicos de índole inconsciente. Es el concepto de campo. (p. 47) /

Si es acertada mi anterior comparación: «partículas» y «ondas» = «cuerpo» y «alma», también en el terreno de la Psicología profunda habrán de encontrarse paralelismos con las leyes de campo que rigen en los planos profundos físicos. Por tanto, se presenta la cuestión de si podemos observar fenómenos localizados en el subconsciente, que se pueden entender en analogía con las leyes del campo, de manera que se haga patente un conjunto de leyes general (sic) (conocimiento que hasta ahora falta). A mi parecer, ello es así. Voy a intentar demostrarlo con tres ejemplos: con los impulsos e instintos, con los arquetipos y con el problema del genio (como caso especial de emanación arquetípica. (p. 48) /

Las «estrictas reglas del juego» que rigen son las leyes del mundo de los instintos y de los impulsos; y serán comprendidas de la mejor manera –a no ser que todo nos engañe- si se las juzga en el sentido del campo del físico. Y si se aplicase este concepto más clara y consecuentemente, nos parece que serían resueltas muchas disputas en torno al problema del instinto. / …  ¡Qué de incomprensiones y polémicas, como ya se dijo, se hubiese podido evitar si, al discutir la sujeción impulsiva del hombre, y especialmente la sexual, se hubiese considerado dicha sujeción como un «campo de fuerzas» – en el sentido de campo físico- en lugar de querer resolver falsos planteamientos de problemas!  (p. 51) /

Todos los impulsos e instintos representan campos semejantes en el subconsciente. (p. 53) /

La aplicación de la noción de campo a las líneas de fuerza arquetípicas en el subconsciente, no sólo hace patente su carácter como el de una «force majeure», sino que, además, se comprende que aquel que, como dice el psicólogo, «se identifica con un arquetipo», experimenta una «inflación». (p. 55) /

… Y así, a nuestro juicio, en el plano de la Psicología profunda se aclararían muchas cosas si se piensa de manera análoga a cómo piensa la Física actual. El campo de la misma corresponde al concepto de instinto de la Biología y es lo mismo que la esfera arquetípica del subconsciente colectivo. (p. 56) /

… Cuando aquí –como se dijo más arriba- se habla de que el hombre genial «se asienta» en aquella región que la Física conoce como esfera de lo subatómico aún más cercana a la realidad última, con ello no se quiere decir que él (quizá como participación corporal de su organismo) pertenezca más radicalmente a aquellos mundos, hundiéndose, de cierto modo, aún más en ellos. Debemos rechazar tal representación como groseramente mecánica… Lo que aquí se quiere decir, y así habrá de ser más bien comprendido, es que aquellas leyes válidas para el objeto inanimado de la Física, se repiten, metamorfoseadas, en el mundo de lo viviente. Se trata aquí de variaciones sobre el mismo tema en distintos planos de la realidad: lo que en el plano de los objetos de las ciencias naturales existe con la forma de dichas ciencias, se repite en la esfera de la idea como correspondencia (pp. 57-58). /

… Las consideraciones sobre el concepto de campo –hechas a la vista de los arquetipos y de los impulsos- pretendían únicamente mostrar lo adecuado de ese concepto para obtener leyes esenciales de la esfera inconsciente… (p. 63). /

Como corpúsculos y ondas ya no son realidades derivadas causalmente una de otra, sino los dos aspectos polares de lo invisible, también puede aplicarse este principio al campo psicológico, cuando lo uno invisible se manifiesta en dos planos distintos… (pp.69-70). /

Ya al principio vimos claramente cómo Freud desconoció esto e intentaba pensar este subconsciente con representaciones y conceptos que no nacían del mismo subconsciente, sino que eran deducidos del mundo de la conciencia; lo mismo que el físico, anteriormente, había intentado pensar el átomo –de manera equivocada- en el sentido de un modelo que correspondía a la Física clásica (p. 89). (resaltado nuestro).

Nos hemos extendido algo en los párrafos citados de Heyer, pero son útiles para poner en perspectiva histórica los serios intentos de vincular la Física, multidisciplinariamente hablando, con otras áreas de las ciencias de la conducta. Ya han pasado 60 años desde la publicación de ese libro de Heyer y desde ese entonces la idea de aplicar la Física a los problemas intangibles de la mente, en su andar con el cuerpo hasta que esta presuntamente se separa de su huésped al morir, se ha ampliado bajo las nuevas teorías que hemos citado varias líneas más arriba y que citaremos líneas más abajo. La idea de aplicar el concepto de campo físico a los elementos “trans-materiales” de los humanos se ha mantenido, como vamos a ver. Aparentemente hay un intercambio en la sinonimia de los vocablos “mente” y “conciencia”, que debe ser aclarado en favor de la aplicación del modelo penta-dimensional de Beichler “Física-muerte-comunicación”.

Pero antes, con el afán de no alejarnos mucho de la figura de JGH y mantenerlo en foco, ¿qué era para él la conciencia? En su libro “Elementos de Filosofía” (1912), el Dr. José Gregorio Hernández dijo lo siguiente:

El hombre tiene conocimiento de los fenómenos que se verifican en su espíritu, y que por eso se llaman fenómenos psicológicos. El conocimiento de los fenómenos psicológicos se llama conciencia. La Psicología Experimental es la Ciencia que estudia los estados de conciencia (p. 11). /

La Psicología Experimental analiza los fenómenos psicológicos, que son los actos del alma. Estos fenómenos son conocidos por la conciencia, por lo cual se define la Psicología Experimental: la Ciencia que estudia los estados de conciencia (p. 13). /

En segundo lugar las funciones se aprecian por los sentidos, mientras que los actos de las potencias del alma son conocidos únicamente por la conciencia (p. 15). /

Los actos psicológicos tienen lugar originalmente en el interior del hombre, pero pueden luego exteriorizarse. El único modo de ser conocidos en su origen es por medio de la conciencia. / Toda Ciencia para constituirse como tal ya adelantar, necesita tener un método. / El método de la Psicología Experimental como lo indica su calificativo es el Método Experimental fundado en el criterio de conciencia; y la buena solución de los problemas psicológicos depende del empleo conveniente de su método (pp. 15-16). /

… Las operaciones sensitivas se efectúan por medio de tres potencias que son: los sentidos externos, la memoria y la imaginación. La facultad indispensable para apreciar los fenómenos psicológicos debidos a la actividad de estas potencias, es la conciencia. / Se llama conciencia la facultad de conocer los fenómenos psicológicos. Estos fenómenos pueden ser dependientes de la sensibilidad, de la inteligencia o de la voluntad; la conciencia que nos revela los fenómenos sensibles o los fenómenos intelectuales, se llama conciencia psicológica o simplemente conciencia; y como la voluntad puede decidirse por el bien o por el mal, llamamos conciencia moral aquella que nos enseña a conocer los actos malos y buenos… (p. 30) /

… Es verdad que, en los actos ordinarios de la vida, la voluntad se inclina al motivo que parece más poderoso; pero siempre la conciencia atestigua que tendría el poder de resistir a él y seguir libremente otro cualquiera. / El método experimental, pues, apoyado en el criterio de conciencia, nos demuestra siempre y en todos los casos, la existencia de la libertad. / La voluntad libre es el fundamento de la personalidad. se llama persona un individuo racional y libre. El elemento que sirve para distinguir una persona de otra, es la conciencia refleja, de suyo incomunicable. Son, pues, tres los elementos constitutivos de la personalidad, a saber: la individualidad o subsistencia, la conciencia refleja propia del ser racional y la libertad. Los seres que carezcan de estos tres elementos no son personas, sino cosas, como los animales, las plantas y los minerales (p. 56). /

(resaltado nuestro).

VI

Después de más de cien años de estas referencias de JGH a lo que es conciencia y cómo funciona, el Dr. Beichler introduce en su modelo físico los conceptos de “mente” y “conciencia”. Para este autor la mente es una evolución del cerebro, que operando verdaderamente en el espacio cuatro-dimensional (o 4-D), va a hacia un estadio o complejo secundario (o extensión) superior, que se extiende hasta el espacio penta-dimensional (o 5-D). La mente pone al cerebro en contacto con este hiperespacio (cuya prueba de su existencia lógica la da Beichler en su artículo “Three logical proofs: the five-dimensional reality of space-time”, publicado en Journal of Scientific Exploration, Vol. 21, No. 3, pp. 523-542, 2007). El cerebro le suministra continuamente la data a la mente, y ésta, construye nuevos patrones (electromagnéticos) ya no locales (no atados al individuo). Se abre una potencial ventana o canal de transmisión de información entre el 4-D y el 5-D (en su intersección) que, a los efectos de los milagros, debe ser bidireccional. Así, el cuerpo actúa como una antena que se extiende al 5-D, mientras que el cerebro actúa como un sintonizador y amplificador de la señal (resonancia) detectado por esta extensión del cuerpo. En su ambiente 4-D, el cerebro colecta información electroquímica y la envía a la mente, la cual se encarga de almacenar, interpretar y darle sentido espacial (extra-local) y temporal (presente, pasado y futuro). Lo novedoso aquí es el carácter no-local de la mente, la cual quiere decir que ahora la mente puede “moverse” (perturbación) en un hiperespacio de dimensión superior (¿a la velocidad de luz?). Con esta propiedad física hipotética de la mente, se pueden explicar algunos fenómenos. La física trata darle realidad a nuestra actividad extra-sensorial, de la mente hacia arriba. Pero, ¿es suficiente la mente? ¿Hará falta algo más? Si la mente controla el cerebro (como un software), ¿quién controla a la mente? Y, ¿por qué tiene que controlarla?

La mente almacena y organiza información, ya no electroquímica sino, llamémosla mental, que queda contenida en un continuo (campo con su “curvatura” interna) con cierta “densidad” de energía (información). En donde esta densidad es mayor o concentrada (se forman como “partículas o corpúsculos de luz” o fotones transmisores de información), allí hay conectividad entre el 4D y 5D, y se desarrolla el intercambio de información entre la mente y el cerebro. El “software” que controla y organiza la actividad mental, vista así, es un complejo terciario (o extensión) superior, ubicado en el 5-D llamado “conciencia”. Luego, hay una jerarquización del proceso, interactivo-evolutivo y organizativo, reacciones químicas (vida y cerebro) – mente – conciencia, bajo un esquema físico de teoría de campo unificado (TCU) (o teoría del todo).

El autor de esta propuesta sugiere que la idea de sobre vivencia de la conciencia después de la muerte debe ser descrita y explicada con una teoría física de la conciencia, que desapasionadamente de cuenta, por ejemplo, de las experiencias vividas por personas cercanas a morir (clínicamente documentado), pero que han regresado y han contado lo que “vieron” (una luz blanca, parientes ya fallecidos, etc) o de la comunicación extra-sensorial conducente a la ejecución de un milagro en la 4-D, por decir algunas. El autor habla de la hipótesis “sobrevivencia de la conciencia” (SDC); en otras palabras, de información personalizada que queda en el 5-D, después que se desconecta el cerebro del individuo a causa de su muerte. Mientras la información física del cuerpo se transmite a la descendencia, vía genes, la información “espiritual” se transmite al “más allá”, al hiperespacio, vía mente/conciencia (alma).

Beichler agrega que la supervivencia podría ser probada por el desarrollo de una teoría física de la muerte, o mejor aún una teoría física de la realidad a partir de la cual alguna forma de explicación de la supervivencia de la muerte evolucionaría lógicamente a partir de la teoría. Por lo tanto, es lógico concluir que la comunidad científica nunca resolverá el tema de la supervivencia hasta que se establezca la base teórica de la supervivencia. Una teoría física de la muerte y la supervivencia es absolutamente necesaria antes de que los físicos y otros científicos acepten la posibilidad de comunicarse con los muertos. Cualquier teoría desarrollada con el único propósito de explicar la supervivencia, se basaría en propiedades experimentalmente determinadas de la supervivencia. Esto elimina de nuevo todas las alternativas para probar la supervivencia, excepto la posibilidad de desarrollar una nueva y probablemente diferente teoría física de la realidad, independiente de la cuestión de supervivencia, de la que lógicamente surgiría una teoría de la muerte y la supervivencia.

Continua, y dice que los recuerdos, pensamientos e ideas deben reducirse a, o afectar de otra manera, reacciones químicas en el cerebro y por lo tanto son físicas, pero normalmente se consideran como algo (indefinido) que es más que la suma de las reacciones químicas (materiales) por las que se manifiestan en el cerebro electroquímico. Estos hechos no excluyen la posibilidad de que los pensamientos, recuerdos, ideas, mente y conciencia puedan reducirse a cantidades físicas conocidas carentes de materialidad, como campos u otras relaciones entre partículas materiales. Al eliminar la materialidad de las partículas como un posible factor en una teoría de la conciencia, la teoría cuántica moderna en forma de teorías cuánticas de campo parece mucho menos probable como candidato para una teoría completa de la conciencia y la supervivencia. De hecho, la conciencia humana parece ser un efecto de campo y por lo tanto una teoría de campo electromagnético, o mejor aún una teoría de campo unificada, parece un candidato mucho mejor para comenzar el desarrollo de una teoría física de la conciencia.

Una nueva teoría de la conciencia puede basarse fácilmente en la teoría de la relatividad en lugar de en la teoría cuántica, en contraposición a la propuesta hecha por I.N. Marshall de 1989, quién se preguntó en su artículo “Consciousness and Bose-Einstein condensates”, publicado en New Ideas in Psychology, Vol. 7, No. 1, pp. 79-83: ¿qué tipo de estructura física podría asociarse plausiblemente con la conciencia? Desde la unidad y complejidad de los estados de conciencia se argumentaba que ningún sistema físico clásico podría desempeñar el papel, pero entre los sistemas cuánticos, un condensado de partículas Bose-Einstein podría tener las propiedades correctas. El cerebro probablemente contiene uno y sólo un sistema de este tipo que se presume es el sustrato de la conciencia humana. Un condensado de partículas Bose-Einstein es aquel donde las muchas partes de un sistema ordenado no sólo se comportan como un total, sino que se convierten en un total, sus identidades se funden o traslapan de manera tal que pierden por completo su individualidad. Danah Zohar en su libro “El yo cuántico” da más detalles sobre estos condensados en el capítulo 6 (Modelo mecánico cuántico de la conciencia; pp. 73-87). Descartando esta propuesta, las partículas de material pueden ser reemplazadas por la curvatura del continuo espacio-tiempo. En este caso, todos nuestros sentidos normales actuarían a través de contactos físicos entre objetos materiales dentro de nuestro plano para que no tengamos conocimiento normal de nuestra existencia extendida fuera del plano de nuestro mundo de cuatro dimensiones.

Con relación a lo anterior, como un aparte, en cita tomada de Art Hobson en su artículo “There are no particles, there are only fields”, publicado en 2013 en American Journal of Physics, Vol. 81, N° 3, pp. 211-223:

Hay motivos abrumadores para concluir que todos los componentes fundamentales de la física cuántica son campos en lugar de partículas. Un análisis riguroso muestra que, incluso bajo una amplia definición de «partícula», las partículas son incompatibles con los principios combinados de relatividad y física cuántica. Los fotones, en particular, no pueden ser partículas puntuales porque los principios relativistas y cuánticos implican que un fotón no se puede «encontrar» en un lugar específico, aún en principio. Muchos fenómenos cuánticos relativistas son paradójicos en términos de partículas, pero naturales en términos de campos: la necesidad del vacío cuántico, el efecto Unruh donde un observador acelerado detecta quanta mientras un observador inercial no detecta ninguno, y la no-localidad cuántica única donde dos modos de campo se ponen en superposiciones mezcladas de un estado simplemente excitado y un estado de vacío.   

      La conciencia emerge naturalmente de la física de un continuo espacio-tiempo de cinco dimensiones, cumpliendo con los requisitos y expectativas de lo que una teoría adecuada de la conciencia debe ser y hacer. Sólo ahora los conceptos de muerte y supervivencia pueden ser tratados de una manera científica seria.

Cuando un organismo muere, las reacciones químicas básicas que constituyen el organismo y sin las cuales la vida no puede existir cesan la acción. A medida que las reacciones químicas se apagan, la vida que evolucionó originalmente a partir de esas reacciones químicas también se interrumpe. Sencillamente, cuando el cuerpo muere, los patrones de densidad de campo en la quinta dimensión que son vida, pierden su coherencia. La vida cesa. Sin embargo, la mente y la conciencia están protegidas de la influencia disruptiva del cuerpo material moribundo. Están protegidos por la vida que mantiene la posición entre la mente y las reacciones químicas ordinarias en el cuerpo de cuatro dimensiones, por lo que sobreviven como una unidad. Se podría decir que la mente y la conciencia se refuerzan mutuamente y mantienen la coherencia incluso cuando la vida es interrumpida. La mente y la conciencia permanecen unificadas después de la muerte del cuerpo material, cuando asumen una nueva existencia como un único patrón de densidad compleja estable en el campo único, separado del cuerpo u organismo normal de cuatro dimensiones, por la “decoherencia” de la vida [la decoherencia cuántica es el término aceptado y utilizado en mecánica cuántica para explicar cómo un estado cuántico entrelazado puede dar lugar a un estado físico clásico (no entrelazado)]. Entonces, es más sencillo llamar a esta unidad sobreviviente el complejo mente/conciencia, un título neutro, que tratar de definirla como alma, espíritu o fantasma, ya que cada uno de estos términos lleva demasiadas ideas preconcebidas e impresiones falsas para ser de cualquier valor científico objetivo. Después de la muerte del organismo/cuerpo, las vías para la entrada sensorial en la mente a través del cerebro ya no existen. La mente/conciencia buscaría nuevas fuentes de aporte mental ya que eso es lo que siempre había esperado.

Por lo tanto, al morir, diferentes cursos de acción se abrirían al complejo de mente/conciencia sobreviviente. El autor presenta varias alternativas, siendo la última la que más le parece apropiada: el complejo, recién liberado de su organismo/cuerpo material podría darse cuenta o tomar conciencia de su nueva situación a algún nivel consciente. En este caso, la nueva entrada sensorial o más bien extra-sensorial de información podría ser absorbida directamente a través de la conciencia a la mente desde las cinco dimensiones circundantes. Queda así establecida físicamente la emigración del “alma” al “más allá” y su comunicación con el “más acá”. Palabras más, palabras menos, esa es básicamente el planteamiento de Beichler, a cuyo (s) trabajo (s) remitimos el lector. Si eso es así, entonces, podemos entender, en una primera aproximación, cómo funcionan los milagros, pero no cómo se administran, tema que desborda la física y va al tema teológico y religioso.

Se está en la libertad de aceptar esta teoría como una hipótesis de trabajo; o también, se le puede rechazar y ser silopsista, por no decir excéptico, al respecto. El solipsismo [del latín: (ego) solus ipse; traducible al español de forma aproximada como solamente yo existo] es la creencia metafísica de que lo único de lo que uno puede estar seguro es de la existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible y puede, por un lado, no ser más que parte de los estados mentales del propio yo. De esta forma, todos los objetos, personas y demás que uno experimenta serían meramente emanaciones de su mente y, por lo tanto, la única cosa de la que podría tener uno seguridad es de la existencia de sí mismo. Por otro lado, todo lo que un individuo supone que está a su alrededor puede que (para él o ella) de verdad exista, pero todas las personas, excepto él o ella, pueden o no tener una conciencia y/o alma y estar controladas por Dios o una deidad.

La obra del Dr. James E. Beichler, entre otros autores, sobre este tema, es rica y extensa. Al dejarlo atrás, lo recomendamos, en especial su artículo “Single field unification and consciousness”, publicado en 1999 en Frontier Perspectives, Vol. 8, N° 2, pp. 7-14, en donde detalles más técnicos y matemáticos de la estructura de la conciencia en el espacio combinado 4-D/5-D. Y para aquellos interesados solo en los aspectos físicos del 4D y 5D, a nivel divulgativo, recomendamos el libro de Michio Kaku “Hiperespacio: Una odisea científica a través de universos paralelos, distorsiones del tiempo y la décima dimensión” (Crítica, Barcelona, 2009, 368 pp.), también el libro de Rudy Ruker “La cuarta dimensión – Hacia una geometría más real” (Biblioteca Científica Salvat, 1994, 297 pp.), y el libro de Brian Greene “El universo elegante” (Drakontos, 2006, 622 pp.). El cosmólogo Frank Tipler, con su libro “The physics of inmortality – Modern cosmology, God and the resurrection of the dead” (Pan Books, 1996, 528 pp.) hace también interesantes aportes, pero desde la cosmología, con su teoría del “Punto Omega”. Este último autor refiere en su introducción que: La teoría de la resurrección nos exige aceptar que un ser humano es puramente un objeto físico, una máquina completamente bioquímica y exhaustivamente descrita por las conocidas leyes físicas. No hay fuerzas misteriosas “vitales”. Más, generalmente, nos exige considerar una “persona” como un tipo (muy complicado) de programa de computadora: el “alma” humana no es nada más que un programa específico siendo corrido en una máquina de computación llamada cerebro. Mostraré que, aceptando esto, nos permite mostrar no solamente que resucitaremos a la vida eterna …

Algo más, antes de pasar a la siguiente sección final. La expresión “teoría del todo”, arriba escrita, conlleva una profunda significación. El intento de unificar el mundo físico en una sola explicación comienza cuando Copérnico, Galileo, Kepler, Newton (ley de la gravitación universal) y sucesores unen físicamente el mundo separado de las esferas celestes y la Tierra de los antiguos, cosa que hicieron apoyados en la geometría de 3-D de Euclides, pero con la variable tiempo separada. El mundo mecánico de Newton lució una coherencia y simpleza sorprendente. Posteriormente, Einstein y sucesores se encargaron de unificar aún más el mundo del macrocosmo y mesocosmos con la TER y la TGR, y así las cosas y sus leyes físicas lucieron aún más simples en el 4-D. Ahora, en búsqueda de unificar la teoría cuántica con la TGR, pareciera que las cosas lucirán más simple en un hiperespacio 5-D o de mayor dimensión (teoría de cuerdas). El mismo Einstein, hasta final de su vida, luchó por conseguir una teoría del campo unificado en el 5-D; así lo cuenta en su artículo “On the generalized theory of gravitation” publicado en 1950 en la prestigiosa revista norteamericana de divulgación pública de la ciencia Scientific American, Vol. 182, N° 4, pp. 13-17. Einstein murió el 18 de abril de 1955. ¿Por qué no podemos ver el 5-D? ¿Por qué no lo podemos detectar desde aquí? Penetrar hasta allí supone usar una energía (en los aceleradores de partículas) que en la Tierra no existe, no está disponible, por lo demás una barrera que impone Dios, yo creo, para mantener su jurisdicción divina en el hiperespacio (así como lo ha hecho al imponer un límite en la velocidad de luz inalcanzable para el ser humano).

VII

Cada quien puede relatar alguna experiencia extra-sensorial (EES), desde las más asombrosas e increíbles (como los milagros) hasta las más simples (como la que me ocurrió a mí). En la edición aniversario 68 de Últimas Noticias (2009), hemos leído algunas (Un rosario de historias asombrosas tiene lectores de ÚN; pp. 56-61). En mi caso fue así. Monona era una perra mascota de una familia chilena amiga, residente en la localidad de Colchester (condado de Essex, cerca de Londres). Yo la conocí, mientras residía allí como estudiante de doctorado en la Universidad de Essex; yo le conocía sus gañidos cariñosos. Monona murió estando yo allá. Cenando en la cocina con esa familia, una noche, todos allí sentimos, de repente, el gañido cariñoso de Monona, exactamente como si estuviera allí viva pidiendo comida; quedamos estupefactos; ¿cómo pudo suceder? Ahora, creo entender qué pasó, pero con el detalle que fue un animal y no una persona el del incidente; entonces, ¿tienen los animales mente/conciencia?

Decíamos más arriba que la administración de la EES es una materia que desborda la física, por lo que una gran cantidad de preguntas hace cola para ser contestadas. En la comunicación hiperespacial entre los devotos de santos, solicitando ayuda milagrosa, ¿cómo se decide a quién atender? ¿Cómo decide nuestro beato José Gregorio Hernández a quién ayudar? La acción de JGH como ente milagroso es contundente e intensa, sin que esto quiera decir que compite con otros médicos laicos de otros países que han sido beatificados y canonizados como: el Dr. Ernesto Cofiño (1989-1991) de Guatemala, Dr. Giuseppe Moscati (1880-1927) de Italia, Dr. José Gálvez Ginachero (1866-1952) de España y Dra. Gianna Beretta Molla (1922-1962) de Italia

[ https://www.youtube.com/watch?v=NXifEyKFakc&t=2194s].

El testimonio de Karina Ramírez:

Mi nombre es Karina Rosalger Ramírez Gutiérrez, actualmente tengo 24 años de edad, vivo en Ejido, Edo. Mérida – Venezuela, y soy estudiante de segundo año de medicina en la Universidad de los Andes. Hoy, luego de 4 años puedo decir que soy uno, de los tantos testimonios del gran poder milagroso y de sanación del Dr. José Gregorio Hernández, de quien soy fiel devota desde que era una niña … / … Después de algunos contratiempos, finalmente el miércoles 20 de julio del año 2016 a las 9.40 am, entré al quirófano, pero sucedió un hecho que conmocionó a muchas personas. Todo estaba listo. Yo me encontraba sedada y entubada. En el momento en el que el doctor Emiro Zambrano tenía el bisturí en la mano para realizar la primera incisión… por alguna razón superior, algo lo frenó (según el propio relato del médico), por lo que soltó el bisturí y al examinarme de nuevo, notó mis piernas parejitas, es decir, medían igual, y mi cuerpo estaba prodigiosamente derecho. El doctor quedó sorprendido y no se explicaba qué había podido suceder. Con lágrimas en sus ojos por la emoción, suspendió la cirugía. Pidió una cinta métrica y midió mis piernas, estaban perfectamente niveladas. Me tomó tres fotos y salió del quirófano a buscar a mi mamá, y habló con ella. “… Qué le puedo decir, conocemos el caso de Karina. No tengo explicación y la mejor operación de mi vida fue la que en el día de hoy no realicé…” Aquí están los equipos, véndalos, regálelos, alquílelos, haga con ellos lo que desee, pero Karina jamás en su vida los volverá a necesitar. / Fui llevada a mi habitación y al despertar de la anestesia, recordé que antes de entrar al quirófano me dejaron en sala de espera. Yo me encontraba sola en la camilla. Estaba sentada y tenía mucho miedo. Soy una mujer sensata, una mujer de ciencia, pero creo firmemente enun Dios y soy fiel devota del Doctor José Gregorio Hernández, desde que era tan solo una niña. Por ese motivo, antes de entrar al quirófano le hice una oración muy sentida y le dije: “aquí estoy, después de tanto luchar, de tantos obstáculos, gracias por permitirme llegar tan lejos, esta enfermedad me ha hecho crecer como persona, he aprendido a vivir con ella, me hizo ser fuerte y creer que la palabra discapacidad se podía transformar en capacidad, porque siempre tuve fortaleza de llegar más lejos de lo que podía, este reto me hizo entender cuán difícil es a veces caminar haciendo grandes esfuerzos y justo cuando creía no poder seguir yo luchaba y encontré muchas personas que creyeron en mí y me ayudaron infinitamente. Le agradecí por todos los obstáculos que logré superar, le agradecí por colocarme este reto y expresé con mucha fe: Doctor José Gregorio Hernández, te entrego mi enfermedad, porque estoy convencida que no es mía, no me pertenece y sin ella yo puedo hacer grandes acciones en mi vida como profesional, te entrego mis dolores y preocupaciones, te entrego mi padecimiento de salud, no me pertenecen. / Fue en ese momento, en el que alguien me ordenó que me durmiera, con tanta autoridad que quedé sumergida en un sueño ten real, tan tangible. Cerré mis ojos y sentí la presencia de un hombre delgado y alto. Irradiaba mucha luz, era como celestial. Escuché martillazos en mi cuerpo. Temblaba sin poderme incorporar. Ese doctor estaba parado frente a mí. / Cuando desperté, en la habitación dela clínica, sin dolor alguno, con mis piernas completamente iguales y mis huesos perfectamente sanos, se imaginarán la alegría y el agradecimiento que sentí, porque yo sabía que había sido el doctor José Gregorio Hernández que había obrado un milagro en mí. [https://comunicacioncontinua.com/karina-un-testimonio-merideno-de-curacion-del-doctor-jose-gregorio-hernandez/].

Se acaba el espacio como para ir más allá por mayores comentarios sobre este caso; solo resaltar que: … Cerré mis ojos y sentí la presencia de un hombre delgado y alto. Irradiaba mucha luz, era como celestial… Esto coincide con una presunta manifestación energética del 5-D hacia el 4-D; también, el ruido de “martillazos” pareciera un acto mecánico realizado en el 4-D y no una acción “a distancia” desde el 5-D. Fue necesario que JGH interviniera directamente con sus “propias manos”, lo mismo que ocurrió con Yaxury Solórzano Ortega (milagro de la beatificación de JGH). Los datos antropométricos obtenidos durante la reciente exhumación de los restos de JGH, indican que era un hombre de baja estatura, ¿por qué Karina lo vio alto? ¿Era él o un emisario? ¿Cómo supo Karina que era él? Por la fe dirán algunos. Los testimonios señalan que quien obra el milagro no se identifica, obvio, esto no es necesario… ellos no andan buscando notoriedad, santidad ni hacer un show con eso. Los testimonios aseguran que ven a JGH vestido de médico, o sea, con su bata blanca; la última vez fue en Coro:

[https://primicia.com.ve/nacion/arquidiocesis-de-coro-investiga-otro-milagro-de-jose-gregorio-hernandez/]. Como físico (y no como columnista de opinión de este periódico), y dada la cercanía con Karina, yo en Mérida y ella en Ejido, quise entrevistarla personalmente y así se lo hice saber, pero a pesar de lo cercano que estábamos, dada las condiciones anormales y críticas para vivir el día a día en la Venezuela de hoy, no se pudo.

Regresando a mi colegio La Salle (La Colina, Caracas), siendo alumno de primaria en la década de los años 60s del siglo pasado, recuerdo el edificio de aulas de primaria, al lado de las canchas de futbol. Ellos aparecen fotográficamente en las memorias anuales del colegio, de las cuales todavía conservo dos en mi biblioteca. Una vez, a la salida cerca del mediodía, me encontraba parado justo entre el extremo del edificio y la cancha contigua. Un pelotazo vino de la cancha, que no dio en la portería, sino que vino directo a mí y me impacto en la boca del estómago y… me sacó el aire (Física de Galileo y Newton); caí al suelo sofocado sin poder respirar, pero fui auxiliado por mis compañeros y nada pasó, pero ¡que pelotazo! En esa cancha, se construyó varios años después la capilla del colegio la cual, este 30 de abril de 2021, se convertirá en el escenario histórico (por “cortesía” de la pandemia china) de la beatificación oficial del Dr. José Gregorio Hernández. Qué me iba a imaginar yo en aquella época que, después de varias décadas, eso iba a ocurrir precisamente ahí. Y me siento muy feliz por eso, como lo dije al principio de este artículo. En mi próximo viaje a Caracas regresaré al colegio a visitar esa capilla, en donde nunca he estado (en aquella época usábamos la antigua capilla ubicada en la planta baja del edificio de servicios y alojamiento de los hermanos asignados al colegio); sólo la he visto por fuera. Seguramente un ataque de nostalgia se abatirá contra mi pecho. José Gregorio Hernández estará ahí y dejará ahí su impronta y energía espiritual.

Solo me resta pedirle a José Gregorio Hernández, donde se encuentre, que nos ayude a salir de la pandemia Covid-19 que nos enviaron los chinos comunistas (aliados del régimen madurista el cual, sobre este punto, no dice nada… calla), y del pandemónium en que se ha convertido Venezuela por culpa de otra peste, no causada precisamente por un virus sino por un veneno político rojo. Le pido que me proteja a mí y a mis compatriotas, víctimas de un experimento político de exterminio, incluyendo la diáspora y holocausto universitario (palabras más… palabras menos). Le pido que siga haciendo milagros con tanta gente enferma en Venezuela, que tanto lo necesita, rumbo a su canonización [https://www.elnacional.com/venezuela/iglesia-venezolana-pide-datos-de-posibles-milagros-de-jose-gregorio-hernandez/]. Le pido que interceda ante Dios para acabe con esta desgracia y sacrifico que actualmente se abate contra pueblo venezolano a manos del mal y el terror.

Lamento estas súplicas…

Pasada esta beatificación, escribiré un artículo más, pero con otro contenido referido a una propuesta mía, aún pendiente, como un homenaje más a su memoria, en su condición de distinguido profesor universitario andino como realmente lo fue, y que está contenida en:

[https://www.elnacional.com/venezuela/proponen-el-nombre-de-jose-gregorio-hernandez-para-la-escuela-de-medicina-de-la-ula/].

Finalmente, cierro con una pregunta intrigante: ¿dónde está la persona que le dio el escopetazo en la cabeza de la niña Yuxury Solórzano Ortega?

[email protected]

@PenalozaMurillo


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