Hace unos días tuve una amable conversación con Eric Orlich, presidente de la Asociación Costarricense de Vehículos Eléctricos, Asomove, organización que adicionalmente es miembro de la Global EV Alliance (GEVA), la Asociación Latinoamericana de Movilidad Sostenible (Alamos) y el Consejo Consultivo Ciudadano de Cambio Climático (5C) y que de forma permanente está impulsando un cambio de paradigma en el transporte de Costa Rica y sus acciones, por obvia consecuencia, resuenan en toda Latinoamérica.

En Costa Rica, según varias fuentes, hay aproximadamente cerca de 2 millones de vehículos circulando y registrados, la mayoría de ellos aún con motor a fósiles (combustibles refinados de petróleo que no los produce el país y que son importados); en esa lógica económica/ambiental es que hace doble sentido promocionar el uso de vehículos eléctricos: ahorrar el uso de combustibles que no se producen nacionalmente y usar electricidad que sí es “verde” (de generación propia) y que contribuye a mejorar niveles de aire y calidad ambiental. Naturalmente para ello se deben hacer esfuerzos conjuntos entre sociedad, empresarios y estados en armar una estrategia y un entramado normativo que sea amable a la inversión, facilitador y estimulante al uso de renovables y vehículos eléctricos.

Felicité efusivamente al máximo mandatario de esa organización y lo insté a continuar con esfuerzos, desde el sector privado, para que de forma permanente las autoridades legislativas y regulatorias de Costa Rica puedan tener un marco legal cada vez más moderno, fácil de aplicar y que sea abierto a no sólo importaciones de vehículos eléctricos, sino a la fabricación de partes y vehículos.

Las regulaciones ágiles y modernas permitirán el desarrollo de una industria de electromovilidad.

Naturalmente siempre insisto en que la fórmula del éxito no es que todo el esfuerzo lo realice Estados Unidos, Europa y occidente en general y China se cruce de brazos. El esfuerzo debe ser global, y tenemos la obligación de forzar a China a dejar de usar carbón.

Volviendo a Costa Rica: n todo caso me motiva mucho la acción que tiene Asomove en relación a la electromovilidad. Siempre fui un defensor, promotor y cabildero en pro de la movilidad eléctrica y continuaré en ese camino de promover y estimular a que legisladores de países latinoamericanos asuman actitudes y redacten legislaciones amables, modernas y transparentes en pro de la nueva mentalidad de la electromovilidad.

El objetivo global es electrificar el transporte, que es el corazón del problema de las ciudades, por así decir, en materia de emisiones de gases de efecto invernadero. El segundo paso a electrificar el transporte es electrificar navíos marítimos y la aviación; naturalmente para dar estos dos pasos aún se está en etapa de desarrollo de tecnologías, formas de almacenamiento de electricidad, tipos de motores y principalmente modelos de negocios que no sean agresivos a las economías de países y de empresas. En algún instante, en esa dinámica, llegará también el uso del hidrógeno, se están dando los pasos precisos y Costa Rica es puntal en Latinoamérica.

Siempre admiré a Costa Rica por su dinamismo político, por ser un país pacífico, apacible, bello, atractivo a inversionistas privados y por ser un modelo de Libertad construido en base a una democracia envidiable, con una educación formidable y que se constituye en el país al que todos los latinoamericanos aspiramos a tener. Junto con Panamá, Paraguay y Uruguay, sin duda Costa Rica es una de las joyas latinoamericanas más preciadas. A mis muchos y buenos amigos de Costa Rica siempre les voy subrayando la importancia de tener un país tan organizado y democrático como Costa Rica.

Y parte de mi admiración especial por esos países, incluida Costa Rica, es por su amor a la libertad y su profundo compromiso con la energía renovable. Hay varios análisis míos en El Nacional que describen, desde mi mirada, el horizonte que tomó Costa Rica en materia de generación eléctrica apoyada en renovables y el impulso a la ruta eléctrica entre Costa Rica y Panamá, dos ejemplos que contribuyen a pensar en que en Latinoamérica es factible una industria eléctrica verde y de hidrógeno si están dadas las condiciones mínimas de garantía a la inversión.

Volvamos a las actividades de la organización: en estas semanas tendrán un importante encuentro para promocionar el uso de electromovilidad en el parque automotor de CR a través de la educación y promoción para demostrar los beneficios de la tecnología cero emisiones obteniendo avances en la transición a una sociedad menos dependiente de combustibles fósiles, con más infraestructura de recarga y más incentivos.

Costa Rica busca alcanzar cero emisiones netas en 2050, iniciativa que necesariamente tiene entre sus objetivos electrificar el transporte.

Un aspecto a seguir debatiendo es la infraestructura a largo plazo que representará el tren eléctrico que será vital, eje principal, en la GAM (Gran Área Metropolitana) y que ciertamente va a contribuir a mejorar el sistema de transporte, hacerlo más eficiente, menos lento, a mayores volúmenes y reduciendo el uso de fósiles en el transporte privado.

En todo caso mis parabienes a Costa Rica, que siempre nos da buenas noticias en todo aspecto, principalmente en la industria eléctrica.


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