Maduro El Nacional
Miguel Henrique Otero no vuelve a Venezuela desde el 2015. Desde España dirige el medio, uno de los pocos independientes que quedan en el país. Foto: El Nuevo Día de Puerto Rico/GDA

Asido a las estructuras técnicas de la filial venezolana de la empresa multinacional europea Telefónica S. A., de España, el cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, desplegó una intensa labor de censura y espionaje en su país al bloquear el acceso a páginas de noticias en internet de medios independientes de prensa y monitorear las conversaciones y la mensajería telefónica de más de millón y medio de personas desde 2016.

En un informe de Transparencia sobre sus operaciones que emitió el 23 de junio, Telefónica reconoció que de 2016 a 2021 en Venezuela hubo 1.584.547 accesos afectados de líneas de telefonía celular de las personas adscritas en ese país a su operadora Movistar.

Telefónica precisó que de 2016 a 2021 recibió 3.564.41 solicitudes de intervención de teléfonos, para obtener datos del suscriptor y su ubicación en tiempo real, y que las gestiones fueron, entre otras instancias, del Ministerio Público (Fiscalía General), el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional y de cuerpos policiales de investigación penal.

Esas corporaciones están al mando de Maduro. El sistema de escucha y monitoreo facilita conocer las conversaciones telefónicas de cualquier venezolano, sus mensajes de texto y sus búsquedas en las redes y otros sitios.

Pero un mecanismo ejecutado por Telefónica permitió a Maduro impedir el acceso de los venezolanos a páginas digitales que publican noticias que le incomodan al régimen chavista, que se instaló en Venezuela en febrero de 1999 y logró mantenerse como estructura vertical de control militar, policial, paramilitar, político, judicial, legislativo y socioeconómico en el país por más de 23 años.

Las órdenes de bloqueo son emitidas por la (estatal) Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela.

Sin éxito, EL UNIVERSAL, de México, intentó obtener una reacción de la sucursal venezolana de Telefónica sobre las denuncias de que se presta a los intereses de Maduro para censurar la libre circulación de las noticias y la libertad de prensa y de expresión.

Fundada en 1924 en España, Telefónica es la compañía de telecomunicación más fuerte de Europa y la quinta en el rango mundial y en 2005 se estableció en Venezuela.

“El régimen de Maduro ordena a las operadoras de internet bloquear determinada página ‘web’, que en la práctica son todas las páginas ‘web’ que hacen periodismo independiente”, denunció el periodista venezolano Miguel Henrique Otero Castillo, presidente editor del periódico El Nacional, de Venezuela.

“Ya en Venezuela no hay papel para imprimir. Tampoco la radio y la televisión pueden sacar nada: todo está censurado. Lo que queda es internet”, dijo Otero a EL UNIVERSAL, en referencia a que, por falta de materias primas (papel, tintas y otros), El Nacional dejó de circular en impreso desde 2018 y se concentró en su servicio digital.

“La página de El Nacional está bloqueada en toda Venezuela”, aunque está hospedada en Estados Unidos, aseguró. Páginas digitales venezolanas como La Patilla, El Pitazo y Efecto Cucuyo sufren ataques similares.

El reclamo de Otero y de la prensa independiente o que funciona sin control oficialista es el bloqueo que, vía Telefónica, realiza Maduro.

“El régimen ordena a las compañías telefónicas bloquear las páginas. Y bloquean no solamente las páginas venezolanas, sino también las internacionales. Con eso logran apagar en Venezuela el flujo de noticias. Las compañías operadoras de internet que hacen esta función son nacionales, del gobierno, y Telefónica”, recalcó.

Al recordar que, como multinacional europea, Telefónica debe respetar los derechos humanos, explicó que cuando bloquea y realiza escucha telefónica “lo hace por orden del régimen, sin justificación ni orden judicial, simplemente por capricho, para que no circulen las noticias”.

“Telefónica está violando principios corporativos europeos de libertad de expresión, de derechos humanos, porque con este bloqueo impide que los venezolanos reciban las noticias. Ahí es donde está el problema más grave. (Telefónica) se escuda diciendo que recibe órdenes de las autoridades venezolanas y que tiene que cumplirlas”, relató.

Según el ejecutivo de El Nacional, Telefónica “bloquea páginas ‘puntocom’ que están alojadas en Estados Unidos, ni siquiera en Venezuela. Telefónica está haciendo algo con lo que está entregada al gobierno”.

“Telefónica es una multinacional que tiene principios corporativos, de libertad de expresión y acceso a la información. La gente de Telefónica ha recibido cursos de libertad de expresión y libre acceso a la información. Todo eso es un gran discurso, pero en la práctica en Venezuela son unos aliados del régimen de Maduro”, reafirmó.

Espionaje

Otero mencionó que, según el informe de Transparencia que Telefónica difundió el mes anterior, “está interviniendo el 20% de sus usuarios de telefonía”.

“Los intervienen con un programa que, si alguien dice en una conversación telefónica las palabras Maduro, terrorista o tumbar al gobierno, empieza a grabarlo. Si alguien habla desde un teléfono de Telefónica en Venezuela y dice las palabras Maduro o golpe o presos o represión, el programa inmediatamente empieza a grabar las llamadas telefónicas”, narró.

Tras aseverar que hay más de millón y medio de teléfonos sometidos a esas grabaciones, acusó que “tienen un historial gigantesco de grabaciones de gente en Venezuela. Eso es espionaje. Eso es único en el mundo, porque los chinos quizás lo hacen, pero con empresas chinas que están pegadas al gobierno”.

El problema fue denunciado por periodistas y dirigentes políticos venezolanos ante el Parlamento Europeo. Para este miércoles está convocada en Madrid, frente a la sede mundial o casa matriz de Telefónica, una protesta de venezolanos en contra de esa empresa.

“Telefónica da imagen de ser una gran empresa europea, de libertad y apertura, y resulta que en Venezuela hace todo lo contrario. Sus ejecutivos no tienen ninguna respuesta para algo que tampoco tiene justificación, lamentó.


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