María Corina Machado en La Macanilla, Apure

Lo que sí no cabe duda es que lo de María Corina Machado se trata de un fenómeno inédito, capaz no solo de arrastrar tras de sí al pueblo en forma masiva creyendo en la oportunidad que representa, sino que tiene las espaldas políticas como para sostener uno, dos y hasta tres candidatos, si el caso así se diera, y se perdiera la oportunidad de Edmundo González, y tuviera que levantarle la mano a un cuarto candidato ungiéndolo como el representante de la esperanza que ella representa.

Hay quienes tratan de comparar este caso con algunos del pasado, como con Chávez o Capriles; y también le suman a Jaruzelski y a Pinochet. Lo nuestro, como muchas cosas que nos pasan, se puede parecer a otras experiencias, porque no nacimos de un repollo y porque el comportamiento humano, aunque predecible en el grado que la estadística puede manejar, también tenemos un grado importante de unicidad y diferenciación que forman parte del análisis en el que deberíamos concentrarnos… no somos únicos, pero tampoco nos parecemos tanto.

El grado de destrucción al que ha llegado nuestro sistema de vida, no puede ser opacado por la presencia fantasmal de 500 mil metros cuadrados de oficinas vacías en torres de vidrio en Las Mercedes, que muy difícilmente (y es bueno que esto se entienda), podrán convertirse en la sede corporativa de los cientos de empresas productivas que harían falta para llenarlos, y que nos vuelvan a colocar en el mapa del destino de las inversiones.

Porque cada punto del PBI que a veces nos hacemos la ilusión que crecemos, siempre en el rango del 1%, 2% y hasta 3%, no es sino una magra recuperación de aquel 80% que perdimos en los últimos 10 años. O sea que, si hoy somos 20% del 2014, 5% de crecimiento significaría 1% en camino al número base que podíamos estimar para 2014, en 482,4 miles de millones dólares (según el Banco Mundial). Hoy, sin contar con cifras consistentes ni estables podemos aproximar y triangular un PBI que oscila, según la fuente, entre los 50 mil millones de dólares y los 70 mil millones de dólares… más pequeños que Guatemala y más grandes que Costa Rica, y sobre esos números es que tenemos que calcular, analizar y decidir qué haremos como personas y como empresas.

Los comentarios anteriores, no tienen el propósito de generar desánimo en la gente sino todo lo contrario; el propósito es ayudar a poner los pies sobre la tierra y evitar el optimismo fantasioso que nos pone a ilusionarnos con salidas fáciles, de perfil financiero y retorno rápido, cuando lo que realmente hace falta es trabajo. Trabajo duro y consistente, en un ambiente de agregación de valor que permita que el ingreso de la gente (el nominal y el real) se constituya en una masa de reactivación económica capaz de tener acceso a los bienes y servicios que ellos mismos contribuyen a producir.

Tenemos que aprender a elegir en qué actividad incursionamos, pues, de alguna manera, es sencillo inducir a un joven a creerse emprendedor, sin la madurez propia de la edad, y sin los conocimientos técnicos (tecnología, procesos, mercado y finanzas) y que crean que solo con el préstamo subsidiado, ya será suficiente… pues no…. Siempre hay que poner capital, ya sea de socios o del bolsillo…. Pero solo el crédito, por barato que sea, no nos ayudará como sociedad, ni lo ayudará a convertirse en emprendedor.

Porque ser emprendedor es algo serio y conlleva responsabilidades.

Estamos notando un empobrecimiento masivo de la sociedad en su conjunto, con una clase media baja que fue perdiendo estabilidad y se mueve haciendo frontera con la pobreza. Y la clase media establecida, puede percibir como sus ingresos cada vez le rinden menos poder de compra, pese al número bajo de inflación que se declara. Son esos casos en los que los números no son capaces de sostenerse frente a la realidad, y hay que apelar a explicaciones estrambóticas de porqué es que tenemos una inflación “baja” y una tasa de cambio relativamente estable, cuando el dinero no alcanza y los pobres son cada vez más.

La diferencia entre la macroeconomía, sostenida en forma precaria por el Estado mediante la política monetaria y la microeconomía, que debería estar en manos de las empresas, puede percibirse en el grado profundo de intervención estatal en las actividades privadas vía permisos, solvencias, registros y guías, además de los impuestos que se mueven entre las promesas nunca cumplidas de bajarlos o armonizarlos, y las subidas compulsivas, tanto las actuales, como las anticipadas por el presidente Maduro, como una manera de compensar la pérdida de ingresos petroleros resultantes de la restitución de las sanciones.

Si juntamos las diferentes piezas que les fui presentando, nos encontraremos con un mercado de pobres capaces de demandar bienes y servicios alineados con la pobreza, y con un aparato económico –altamente influido por el Estado– que aún no está preparado para atacar ese mercado, el cual, por cierto, es el único que tenemos. Porque el que teníamos, que era de clase media, y estaba alineado con la infraestructura empresarial para atenderlo, ya no está más, y ya no volverá.

Diseñamos un país para una clase media pujante, apoyado en la infraestructura eléctrica que proveía Guayana, el cual fue siendo sistemáticamente desmantelado, hasta encontrarnos que ni la infraestructura eléctrica se salvó, porque no es capaz de abastecer a una economía que es de 20% del tamaño para el que fue creada.

Debemos entender que nuestro caso vamos a tener que resolverlo más por prueba y error, que vía el benchmarking… y como ya hemos cometido todos los errores posibles, lo que ahora nos queda son las pruebas buenas, las que minimizan los errores, porque, como les decía: ya los hemos cometido todos.

Edmundo González en El Cementerio, Caracas

Político

Se sigue insistiendo en la construcción de un pacto de convivencia a firmar entre los candidatos con mayores posibilidades de triunfo en las elecciones del próximo 28 de julio de 2024. La idea es interesante si consideramos que no somos únicos y que ha habido otros casos en el mundo, pero tampoco nos parecemos tanto como para pensar que, porque a otros les funcionó, también nos funcionará a nosotros.

El primer tema que deberíamos considerar es si algo así es posible con el grado de rechazo que las encuestas muestran que tiene el gobierno en la población, y que esa misma población que los rechaza sería la que debería votar por el supuesto candidato ganador. Hay como una inconsistencia que muestra la verdadera intención de un ejercicio que solo protegería a una de las partes, porque la otra, realmente, al haber estado fuera del poder durante 25 años, difícilmente haya causas perdonables, y si las hay, pues que paguen sus condenas.

Porque no se puede perder de vista que, si llegáramos a tener un cambio de gobierno, el nuevo gobierno no debiera verse condicionado por un “pacto” que hasta por su nombre daría la sensación de opacidad. Porque al tener que escribir las letras pequeñas para que tenga precisión y validez jurídica, equivaldría a reconocimientos y confesiones que todo indica que no serían buenas para nadie.

Claro que la otra opción sería una declaración de principios que sirva para arropar un paquete de eventos y situaciones que serían como la postergación de un conflicto que seguro se presentará en algún momento… más pronto que tarde.

Lo razonable sería confiar en la letra e interpretación de la Constitución y las leyes, y que el nuevo gobierno ejerza su mandato sin restricciones que le “marquen la cancha” y que ya asuma restringido por acuerdos que no dejarían un buen sabor en la gente, y se mezclaría la justicia judicial con la justicia del pacto, generando confusión y asegurándonos problemas futuros.

Y en cuanto a lo que se llama justicia transicional, no parecería nada diferente a un alacranato en blanco y negro, para proteger ilegalidades.

Lo mejor es que haya juicios transparentes y públicos que aseguren que la nueva etapa no acarreará la rémora de una época que todos quisiéramos que terminara pronto y que pudiéramos comenzar a vivir mejor.

Lo anterior, sin perder de vista que aún estamos a un tiempo suficientemente largo de esa elección como para que pasen cosas que hagan, o bien que las candidaturas se modifiquen, o hasta que no haya elecciones. Porque con o sin ese pacto de convivencia, no hay manera de que quien cometió actos de corrupción y barbarie, termine salvándose de hacer frente a la justicia, porque esas cosas no prescriben, y a la larga siempre se pagan… o sea que, por ahí, no pareciera estar la solución.

Social

Los pobres en Venezuela recurren a comer de la basura principalmente debido a la severa crisis económica y social que ha golpeado al país, marcada por la escasez de alimentos y medicinas, así como por una persistente inflación.

Esta situación ha llevado a muchos venezolanos a depender de la basura para paliar el hambre, ya que los precios de los alimentos han subido de manera exorbitante, y los salarios reales han quedado muy por debajo de la inflación, haciendo que el costo de la vida sea inaccesible para muchas familias.

Muchos venezolanos ahora dependen de las remesas de sus familiares, que se han unido a una ola migratoria de casi 8 millones de personas desde 2015, según estimaciones de las Naciones Unidas, mientras que otros dependen de los programas sociales del gobierno.

Esta situación ha llevado a que personas con trabajos a tiempo completo recurran a la basura para mantener a sus familias, algo que es poco común en otras partes del mundo. Por ejemplo, Tony, un vigilante de 36 años, hurga en los botes de basura de una acaudalada zona de Caracas en busca de comida, encontrando pedazos de carne, queso y trozos de vegetales que lava y cocina para llevar a casa.

La desesperación y la búsqueda de cualquier forma de alimento han llevado a que los venezolanos recurran a la basura, mostrando la gravedad de la crisis humanitaria y económica que enfrenta el país. A pesar de las denuncias y la documentación de este fenómeno, el gobierno venezolano ha negado la existencia de una crisis humanitaria y ha atribuido las imágenes de personas comiendo de la basura a propaganda contra su gobierno, respaldada por Estados Unidos.

Pero como la gente en la calle conoce la realidad, no hay como atribuírselo a la propaganda, porque chocaría contra lo que por sus propios medios ven todos los días.

Porque usualmente, en tiempos de campaña electoral esas cosas no se veían pues era donde el énfasis se ponía, considerando que era la fuente de votos del chavismo.

Pero si no se ve el gasto social, y no se produjeron los aumentos que se hubieran esperado el pasado 1° de mayo, podría perfectamente especularse que ese grupo socio político que antes los apoyaba, ya no tiene la relevancia del pasado. Las cosas están cambiando.

Económico

Debemos concentrarnos en apoyar a la empresa privada, a toda, la de los verdaderos empresarios y la de aquellos que toman oportunidades basados en sus contactos y prebendas… que aquí se conocen como “enchufados”. Pero debemos estar claros en que ellos también generan actividad económica y que habría que tratar de ayudar a que no cierren cuando el tema se ponga duro… que se mantengan y que aguanten el cimbronazo, porque así, no solo minimizan las pérdidas, sino que aprenden a ser empresarios.

Estamos en un proceso de transformación de nuestra economía como consecuencia del cambio que está ocurriendo en nuestra sociedad; no solo producto de la masiva emigración del bono demográfico, sino también por el recambio generacional, que no está siendo cualitativamente sustituido en muchos de los perfiles necesarios, sino porque para el 2022, tuvimos más decesos que nacimientos, con el impacto que eso causa. Claro que nuestros nacimientos, difícilmente medibles, pero que se puede anticipar que son muchos, están ocurriendo en el exterior, en los países adonde ha ido a parar nuestra diáspora huyendo de un país que no les ofrece futuro… ni a ellos, ni a sus descendencias.

Por lo que debemos adaptar la economía de la casa y de nuestras empresas, a hacia la formación de capital y de ahorros para enfrentar una etapa fuerte que deberemos transitar en los próximos meses; eso mientras terminamos de darnos cuenta de que nuestros negocios tienen que cambiar; que las estrategias deben ser refrescadas, que el manejo del flujo de caja y de los inventarios debe adaptarse a las condiciones especiales que nos caracterizan. Por ejemplo, esta semana estuvimos a punto de perder el contacto aéreo directo con República Dominicana, lo cual hubiera significado un daño fuerte por tratarse de una de las dos principales bocas de entrada (y salida) de nuestras actividades privadas y de negocios.

Jorge Milei. Foto EFE

Internacional

Es importante continuar revisando el caso argentino, porque como he aprendido con los años, nos manejamos en “paralelismos desfasados en el tiempo”. Cuando algo pasa por Venezuela, de una u otra forma se repite en Argentina, y, por supuesto, también al revés.

La batalla cultural de Milei en favor de las ideas de la democracia, la libertad y la propiedad privada, funcionan como contracara de la que comenzó Gramsci en su momento, y que fue conduciendo y distorsionándose a los actuales progresismos, socialismos, comunismos, y en general movimientos woke que van transformándose para mantenerse como los disidentes permanentes.

Que en su momento fueron las minorías necesarias para equilibrar los sistemas sociales, pero que cuando tomaron el poder, se transformaron, en cosas malas en nuestra región, y en cosas buenas en los países del norte de Europa. Y entre los dos, se fueron dando versiones intermedias, que para nuestra región latinoamericana fueron, y son, nefastas.

Pero como las cosas van cambiando, la figura de Milei se presenta como la contracara que ensalza el trabajo productivo versus la caridad estatal, la meritocracia versus el igualamiento empobrecedor, y la vida por sobre la muerte y el potencial de extinción de la especie humana que propugnan las políticas de género, las cuales son parte de la vida misma en la medida que no impidan la reproducción y continuidad de nuestra especie, la cual solo puede darse a través de la cópula entre un hombre y una mujer, ambos biológicamente caracterizados como tales… en fin.

Por eso, más allá de los éxitos económicos que se van logrando en Argentina, con el costo social que la sociedad argentina mayoritariamente aceptó pagar –y que hoy tristemente está sufriendo– la más importante de las batallas es la cultural, tratando de recuperar la ética, la honestidad y los principios morales, además de los niveles de educación pública y de formación de profesionales; tratando de mantenerlos adecuadamente alimentados en las proporciones proteicas que estimulen las capacidades cognitivas, y una salud preventiva que impida que muchos de nuestros niños se “queden” en el camino.

Hoy, en la Argentina heredada del kirchnerismo hay más de 50% de pobreza, y 6 de cada 10 menores de 14 años es pobre hasta el punto de irse a la cama sin haber comido durante el día. Si esto les resulta familiar, en Venezuela también debemos prepararnos para enfrentar esas realidades sumando que de Argentina emigró menos del 1% de la población joven, mientras en Venezuela lo hizo (hasta ahora) el 25% de esa población; con una espada de Damocles de una nueva ola de 4 millones de personas emigrantes que anticipan las encuestas si el chavismo se mantuviera en el poder.

Si bien en Venezuela no somos únicos, y tampoco nos parecemos tanto, sí creo que “cuando vemos las bardas del vecino arder, debemos poner las nuestras en remojo” … Debemos prepararnos para nuestro propio “sangre, sudor y lágrimas” venezolano, porque esta tragedia que estamos viviendo, parecerá trivial frente a lo que se nos viene si no ponemos la casa en orden.

Porque como en Argentina, se robaron todo… aquí por lo menos confesaron una parte, pero allá, hay que perseguirlos con la justicia para que devuelvan algo… pese a tener condenas por corrupción, siguen apelando, en vez de tener el decoro de devolver lo robado.

Recomendación

  • Al gobierno: que haga notar la presencia del gasto público electoral que tradicionalmente se daba por estas épocas, pero con el cuidado de no desequilibrar la relación de la capacidad de gasto incrementada, con la oferta disponible. Buscar la manera de orientarlos hacia bienes durables que permitan utilizar la capacidad ociosa de planta, evitando concentrarse solamente en lo meramente transaccional.
  • A la dirigencia opositora: que frente a la tranquilidad con la que se está desenvolviendo el proceso administrativo electoral y considerando que hay serias sospechas de que algo pueda cambiar drásticamente de un momento para otro, la recomendación sería que trabajen formalmente en acciones y planes alternativos. Aunque seguramente ya lo están haciendo, propongo formalizarlos y armar los análisis de riesgo correspondientes, y las acciones de mitigación asociadas a cada caso.
  • A la dirigencia empresarial: que preste atención al giro notorio que se ha dado en las relaciones del gobierno con los empresarios. Hasta hace unos días el consentido era Fedecámaras y asociados, y ahora es Fedeindustria, pese a la gran diferencia de tamaño y de profundidad empresarial. Algo debe haber pasado ahí, y sería interesante averiguar el trasfondo, de forma tal de evaluar si se puede enmendar, o si ya se produjo un encasillamiento político electoral, considerando la lealtad partidista que mantuvo Fedeindustria (como institución) con la revolución.

 


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