El hidrógeno será una nueva industria que genere excedentes financieros en este nuevo mundo pospandemia que necesitará cada día más y mejor energía para su sistema de transporte, hoy ya obsoleto, sus industrias -que aún funcionan con fósiles- y sus nuevos equipos y motores que, para el caso, serán más veloces y totalmente amigables con el ambiente, con cero emisiones gracias al hidrógeno.

Ya hemos comentado muy rápidamente sobre la potencialidad de negocios en energía renovable del hidrógeno en nuestro análisis: Hidrógeno: el siguiente paso en la revolución energética.

Repitamos: “hidrógeno verde” es el producido a partir de electrólisis del agua (utilizando electricidad pero de fuentes renovables), dando como resultado moléculas de hidrógeno que funcionan como combustible con cero emisiones de CO2, es un combustible limpio, permite reemplazar a la gasolina (de fuente petróleo) que hoy mueve al transporte en el mundo.

Servirá, además, para reducir Gases de Efecto Invernadero GEI y lograr alcanzar metas de descarbonización y mejorar condiciones ambientales señaladas en el Acuerdo de París.

La ecuación: vehículos eléctricos VE sumada a hidrógeno es cada vez mas cercana: para 2030 (año clave en la “descarbonización”) en Europa, Estados Unidos, China, Japón y Corea del Sur pueden circular fácilmente más de 3 millones de VE cuyos motores funcionen con hidrógeno. Algunos especialistas indican que la demanda de hidrógeno podría llegar a 800 000 toneladas/anual de hidrógeno para ese nivel de demanda de VE.

Un apunte: estas potencias pueden producir su propio hidrógeno (se estima aproximadamente 50% de su propia demanda) pero habrá un margen de 50% de demanda de hidrógeno que debe ser satisfecha y la misma se puede importar desde América Latina.

La ventaja de América Latina es que su capacidad de generación eléctrica vía renovables (solar y eólica) es la base principal para la producción de hidrógeno verde con renovables.

Coincido con que se debe utilizar siempre “picos” de excedentes de generación de electricidad (obviamente siempre de fuentes renovables) para producir hidrógeno.

Se tiene pensado uso del hidrógeno para: 1 en el mercado interno en industrias, sustituir fósiles; 2 para VE en transporte masivo o particular sustituyendo diésel y gasolina; y 3 eventualmente exportación de excedentes -de haberse cubierto la variable de demanda interna- y logrado cambiar la matríz como parte de la “transición energética”.

Veamos caso de Chile: cuenta con una estrategia nacional para el hidrógeno verde: a) apunta hacer de Chile en productor/exportador -en razonable plazo de 10-15 años- en tanto “madura” la tecnología; b) reducir costos de producción para uso interno y c) consolidar al país como oferente del producto para industrias que así lo requieran fuera de sus fronteras.

El negocio es capital privado siempre bajo alianza con el estado que, además, en vez de perjudicar con alta regulación se encarga de estimular.

@BorisSGomezU


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