En un giro inesperado el gobierno de Estados Unidos ha decidido cambiar el orden de los factores: gobierno de transición, cese a la usurpación y elecciones libres.

Estados Unidos, en su lucha por ayudar a Venezuela a recuperar la institucionalidad perdida y recomponer la democracia mutilada, ha tenido líneas cruzadas y contradictorias. Al parecer esto ha terminado, no en vano Elliott Abrams, un hombre sumamente ágil e inteligente, tituló su último escrito: Nuevo camino hacia la democracia venezolana.

La transición en manos de una persona, y más aún, de un partido o cuatro partidos, nunca ha sido una opción viable ni objetiva. En mayo de 2019 compartí un documento con personal del Departamento de Estado y varios tanques de pensamiento en Washington, allí expuse: cualquier proceso de transición debe ser una instancia plural en la que todos los sectores del país se vean reflejados; el respaldo internacional no puede concentrarse en “quitarle el caramelo” a unos para entregárselo a otros; corresponde ayudar a los venezolanos a tener un proceso lo más soberano posible; la transición debe estar dirigida por un cuerpo colegiado que le dé ciertas garantías a la coalición dominante.

Volviendo al hoy, el secretario de Estado, Mike Pompeo, presentó el Marco para la Transición Democrática de Venezuela, el cual, desde mi análisis, es un punto de partida para construir un proceso pacifico, soberano, que ponga fin a las sanciones y a la crisis política.

La propuesta sugiere que Juan Guaidó y Nicolás Maduro se hagan a un lado para que los venezolanos, a través de la Asamblea Nacional, con la participación de ambos sectores, puedan conformar un Consejo de Estado que dirija la transición y celebre elecciones presidenciales apegadas a la ley. El texto también refiere que, cualquier ciudadano venezolano conforme a la Constitución de 1999, puede presentarse como candidato a las elecciones exceptuando quienes formen parte de la transición, así evitamos repetir el caso de Áñez en Bolivia.

Esta propuesta quizás no sea la opción perfecta para quienes se disputan el control del poder, pero sí es la más justa para los venezolanos que somos víctimas de la irracionalidad política.

En términos políticos esta solución le permite, tanto a la oposición como al chavismo, repensarse y reorganizarse, asumir sus errores y marchar hacia la Venezuela del futuro; esto es el estado ideal.

Ahora vayamos a lo pragmático, a lo realista, ¿estará Maduro dispuesto a siquiera pensarlo?, ¿estarán dispuestos a apartarse del camino los oportunistas políticos de siempre?

Después del jueves negro, cuando el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, anunció la presentación de cargos criminales por narcotráfico contra Nicolás Maduro y 14 personas más, las opciones del oficialismo para una salida negociada se redujeron a casi cero, por no decir ninguna.

Con la nueva propuesta de transición, los radicales del chavismo se sienten victoriosos, creen que Juan Guaidó quedó fuera de combate y es innecesario ceder; ¡cuidado! con las lecturas incorrectas al ajedrez.

Estados Unidos no ha abandonado a Guaidó, como Putin tampoco a Maduro; sin embargo, el gobierno de Trump da un paso al frente: Nuestro compromiso es con la democracia venezolana, no con un partido”. ¿Rusia hará lo propio?

Una transición requiere negociaciones y acuerdos. El planteamiento de Estados Unidos no tiene por qué aceptarse como un mandamiento, insisto, podemos tomar y apoyar este Marco para la Transición como una idea, un punto de partida válido en la búsqueda del camino más efectivo.

Recomiendo dar prioridad a una tregua política entre oficialismo y oposición para atender la emergencia del covid-19; paso seguido nombrar un comité binacional (Estados Unidos – Venezuela) conformado por facilitadores / asesores que sienten a los actores claves para aterrizar y poner en contexto esta nueva propuesta.

Por último, los ciudadanos debemos ejercer la máxima presión social para que ambos contendores, Maduro y Guaidó, entiendan que esto ya no se trata de ellos sino de todo un país. Estamos en medio de la pandemia, avanzamos a la gran recesión que se viene más todos los estragos que dejará.

Dificulto que después de esto se pueda conseguir más del gobierno de Trump, creo que este es su mayor punto de flexibilidad. Entendamos, no hay ni habrá una solución que deje contentos y satisfechos a todos, es mejor un acuerdo imperfecto que seguir sacrificando al país.

@indiurbaneja


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