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Foto: AFP

Estados Unidos anunció el jueves nuevas sanciones contra los líderes de los bandos en conflicto en Sudán, aunque se mostró dispuesto a retomar su papel de mediador.

El miércoles, después de que el ejército suspendiera su participación en las negociaciones, una veintena de civiles murieron en un mercado de la capital, Jartum, en intensos bombardeos de artillería, según un comité de abogados de derechos humanos.

El ejército de Sudán suspendió su participación en el diálogo auspiciado por Estados Unidos y Arabia Saudita, acusando a los paramilitares que le disputan el poder de incumplir los compromisos.

Los mediadores acusaron a ambos bandos de violar la tregua que debía habilitar corredores seguros para entregar ayuda a una población cada vez más necesitada.

Estados Unidos anunció el jueves nuevas sanciones económicas y de concesión de visas contra los líderes sudaneses por provocar un derramamiento de sangre «espantoso», dijo el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, en un comunicado.

Sin embargo, unas horas antes, el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, afirmó en Oslo, Noruega, que su país continúa dispuesto a mediar entre las partes en Sudán, pero que «deben dejar claro con sus acciones que van a cumplir seriamente con el alto el fuego».

El conflicto en Sudán enfrenta desde el 15 de abril al ejército del general Abdel Fatah al Burhan con los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), liderados por el general Mohamed Hamdan Daglo.

Cada día la situación se vuelve más crítica y en el terreno la violencia no cesa.

Ataque a un mercado

El miércoles «18 civiles murieron y 106 resultaron heridos» por disparos de artillería y bombardeos aéreos del ejército en un mercado en el sur de Jartum, de acuerdo a un comité de abogados de derechos humanos.

Un «comité de resistencia», que organiza la ayuda entre los habitantes, confirmó este balance y denunció una «situación catastrófica».

Asimismo, según el comité de abogados, las FAR abrieron fuego contra civiles «que querían impedirles que se robaran el vehículo de uno de ellos». «Tres civiles murieron tras haber sido alcanzados por disparos e impedidos por las FAR que fueran al hospital», afirmó el comité.

El ejército también atacó el miércoles con artillería bases paramilitares en Jartum en barrios residenciales, dijeron habitantes a la AFP.

Niños en estado de desnutrición aguda

Desde que comenzaron los combates han muerto más de 1.800 personas, según la ONG ACLED, y más de un millón de personas han tenido que huir de sus hogares.

Yaqout Abderrahim escapó de Jartum a Puerto Sudán, donde lleva esperando 15 días por un cupo en un vuelo de salida.

«Queremos irnos a cualquier precio porque nuestras casas fueron destruidas y ya no tenemos cómo criar a nuestros hijos», declaró Abderrahim a la AFP en medio de otras familias que acampan en el sitio.

Unas 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, necesitan ayuda y protección, indicó la ONU.

Barrios enteros de Jartum carecen de agua corriente, la electricidad está disponible por pocas horas semanales y tres cuartas partes de los hospitales en zonas de combate dejaron de funcionar.

Según Unicef, más de 13,6 millones de niños necesitan ayuda humanitaria, entre ellos «620.000 están en estado de desnutrición aguda, la mitad de los cuales podrían morir si no se les ayuda a tiempo».

Unas 350.000 personas han huido a los países vecinos: la mitad a Egipto, el resto a Chad, Sudán del Sur, República Centroafricana y Etiopía.

Sudán está al borde de la hambruna, según la ONU, y se acerca la temporada de lluvias, con el riesgo de epidemias.

Darfur cortado del mundo

Los combates más violentos se registran en Darfur, en la frontera con Chad, donde algunas zonas están completamente aisladas del resto del mundo, sin electricidad ni teléfono.

Allí, los llamamientos a armar a los civiles hacen temer una «guerra civil total», según el bloque civil desalojado del poder por el golpe de 2021 de los dos generales en guerra, que entonces eran aliados.

Desde el comienzo de la guerra, el sindicato de médicos ha denunciado la ocupación de varios hospitales por los beligerantes.

Tres cuartas partes de los hospitales de las zonas de combate están fuera de servicio, mientras que los demás tienen que arreglárselas con pocos suministros y generadores que han dejado de funcionar por falta de combustible.


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