violencia doméstica

La violencia doméstica en Estados Unidos aumentó 8,1% desde mediados de marzo de 2020 tras las órdenes de confinamiento para combatir la expansión del coronavirus, según un informe divulgado este lunes, Día Internacional de los Derechos de la Mujer, por la Comisión Nacional del covid-19 y Justicia Penal (CCJ).

El informe encontró que los «incidentes de violencia doméstica» en Estados Unidos en 2020 se incrementaron tras el confinamiento, probablemente a causa del «impacto económico» sufrido en los hogares y «exacerbado» por factores como el «desempleo, el estrés asociado al cuidado de los niños y su educación en casa y una mayor inseguridad financiera».

Según el estudio de la CCJ, del que es coautora Katie Kaukinen, profesora de la Universidad Central de Florida (UCF), aislar a los padres e hijos en sus hogares durante la pandemia «separó a las víctimas potenciales de la red de amigos, vecinos y maestros» capaces de denunciar signos de abuso y prestarles ayuda para «escapar de un entorno peligroso».

Los estudios se realizaron sobre la base de datos proporcionados por informes policiales, registros administrativos y médicos y llamadas a las líneas de emergencia desde mediados de marzo de 2020, cuando se impusieron las primeras órdenes de confinamiento.

Todo indica que una serie de factores que conducen a la violencia doméstica se conjugaron durante la pandemia, particularmente el desempleo en hombres y el estrés asociado con responsabilidades como el cuidado de los niños, además del temor a perder la vivienda.

No obstante, si bien las evidencias del aumento de la violencia doméstica durante el covid-19 son «convincentes», los elementos que impulsaron este incremento no están totalmente claros.

Kaukinen, profesora de Derecho Penal en la citada universidad, apuntó en una reciente entrevista de radio que este porcentaje de aumento en los casos de violencia doméstica puede ser tan solo la «punta de un iceberg», pues siempre ha sido un delito que no se denuncia.

«Creo que hay muchas mujeres (víctimas de la violencia machista) a las que es posible que sus parejas hayan tomado control de sus teléfonos móviles y acceso a otras personas», a lo que hay que sumar el «aislamiento social», expresó.

Por ello, la académica destacó la necesidad de encontrar formas para expandir la «telesalud y otras tecnologías de comunicación» con el fin de llegar a las mujeres maltratadas y ofrecerles «formas de buscar ayuda para ellas y también para sus hijos».

«El desempleo masculino conduce a una serie de frustraciones, factores estresantes, conflictos en las relaciones, tanto de convivencia como de matrimonio» y pueden estallar peleas en el seno familiar por «cuestiones económicas» y «emocionales», precisó la especialista.

No obstante, el estudio indica que el aumento de informes de casos de violencia doméstica «puede ser reflejo también de un incremento en la proporción de víctimas que deciden buscar la intervención de la justicia penal».


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