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Foto: EFE

Amnistía Internacional considera que es muy alarmante la situación de derechos humanos en América Latina. Esta región tiene cifradas sus esperanzas en los jóvenes y las mujeres que han encabezado movilizaciones en distintos países.

Precisamente las multitudinarias protestas en varios países latinosamericanos marcaron un convulso 2019. Por tanto, la región se mantuvo como la más violenta y desigual para los defensores de derechos humanos y los periodistas. La atención especial radica en naciones como Chile, Venezuela y México, entre los más afectados.

«Tristemente la radiografía de 2019 es muy alarmante», dijo en entrevista con EFE la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, al presentar su informe anual sobre la región.

Guevara-Rosas recordó cuáles países de la región ocupan los primeros lugares de los listados de tasas de homicidio. Incluso, en comparación con naciones que se encuentran en conflicto armado.

Manifestaciones violentas

La propia organización reportó que en 2019 aproximadamente 208 personas perdieron la vida de manera violenta por su labor de defensa de los derechos humanos. Además, muchas otras sufrieron hostigamiento, criminalización y desplazamiento forzado.

Recordó que el ejercicio de los derechos humanos de las grandes mayorías en distintas naciones quedó a un lado ante la incapacidad de los Estados de poner en práctica políticas públicas que benefician a la ciudadanía. Esta situación, junto con la violencia, desigualdad e inestabilidad institucional, provocaron impunidad.

Guevara señaló que la mayoría de las violaciones a los derechos humanos quedó en la impunidad. Añadió que los casos de violaciones a los derechos que se investigan son procedimientos que llevan a encubrir a los perpetradores.

Explicó que estos factores combinados llevaron a una situación de hartazgo generalizado y de descontento social lo que originó protestas en diversos países, desde Haití hasta Chile pasando por cada uno como Colombia, Ecuador, Honduras, Nicaragua y México.

Pero la respuesta que obtuvieron de los gobiernos fue violenta y represiva. Buscaron castigarlos por ejercer sus derechos a la libertad de expresión y a la salida pacífica.

Amnistía dijo que en el contexto de las protestas aproximadamente 210 personas perdieron la vida por las represiones violentas. Además, miles de personas resultaron heridas por el uso excesivo de la fuerza y en muchos casos el uso letal.

Venezuela

Para Guevara, además de los saldos inmediatos en pérdida de vidas humanas, de miles de personas heridas y detenidas arbitrariamente, se sumó el fortalecimiento del aparato estatal represor en casos tan radicales como el de Venezuela con el régimen de Nicolás Maduro.

«A las ejecuciones extrajudiciales, las detenciones arbitrarias y el uso de la tortura que son delitos que pueden constituir crímenes de lesa humanidad por la generalización y la sistematización se sumaron los 4,8 millones de personas que abandonaron el país», expuso.

El factor Trump

Erika Guevara-Rosas dijo que ese escenario se replicó en Centroamérica con el fenómeno de la expulsión de personas que salen de sus países por la violencia generalizada y la incapacidad de los Estados de protegerlos.

Lo único que encuentran es una segunda ola de violaciones de los derechos humanos en los países de tránsito y de destino, por ejemplo, cuando buscan pasar de México hacia Estados Unidos.

Señaló que la implementación de políticas crueles e inhumanas del gobierno de Trump se ha expandido en la región en países como México.

Guevara dijo que el gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a pesar de sus promesas de cambiar la política migratoria y de refugiados para tener una política humanitaria, se convirtió no solo en el oficial de deportación de Trump sino ahora en el oficial de detención.

Estados Unidos, bajo el programa conocido como Remain in México, envía de vuelta a quienes están pendientes de asilo. Según los cálculos de la organización Médicos sin Fronteras, actualmente más de 60.000 personas se encuentran bajo el paraguas de este programa.

La directora para la Américas de Amnistía dijo que las cifras de personas detenidas en México han ido en aumento. «Lo más escalofriante es ver la cifra de niños y niñas detenidos en centros de detención migratoria en México. Según agencias, proximadamente 16.000 menores», destacó la directora de Amnistía.

«Al final, Trump logró construir su muro que no necesariamente ha sido físico, sino el de la Guardia Nacional de México», advirtió. Este grupo es un nuevo cuerpo de seguridad integrado, en su mayoría, por militares.

Dijo que además de imponer políticas crueles en Estados Unidos, Trump ha expandido su control en otros países a través de acuerdos bilaterales. Incluso, ha firmado acuerdos con países de Centroamérica que son expulsores de personas refugiadas. Por tanto, sus políticas están afectando el ejercicio de derechos en el caso de migración y refugio en la región.

Toman las calles

Guevara considera que a los discursos divisorios y de odio, no solo de Trump sino de otros presidentes como Jair Bolsonaro (Brasil), Nicolás Maduro (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua) y Juan Orlando Hernández (Honduras), se van añadiendo más gobernantes que están violando derechos humanos, pero ante ellos está el poder de las personas.

«A pesar de este contexto tan adverso no podemos dejar de reconocer que las personas siguen tomando las calles. Además, son los jóvenes, mujeres y hombres los que ahora están al frente de estas movilizaciones», dijo Guevara.

Destacó que las mareas verdes y moradas de movimientos de mujeres y movimientos feministas en Argentina y México han contagiado a toda la región. Esta situación se presenta junto con los movimientos de resistencia históricos, como los de pueblos indígenas.

La organización recordó que la violencia por motivos de género resultó propagada en América Latina. Las defensoras de derechos humanos estaban expuestas a un mayor riesgo de sufrir violencia de género y tortura a causa de múltiples formas de discriminación.

Amnistía refirió que en noviembre de 2019, el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe publicó su información más actualizada sobre feminicidios, basada en cifras oficiales de 16 países de América Latina y el Caribe.

Estos datos indicaron que al menos 3.500 mujeres habían sido asesinadas por razones de género en 2018. La verdadera cifra probablemente era muy superior, ya que 10 países solo proporcionaron datos de mujeres que habían sido asesinadas por su pareja o ex pareja.

El poder de la gente

Para la representante de Amnistía, el cambio que se requiere es el poder de las personas. «Seguir demandando y exigiendo sus estados, pero sobre todo, el poder de la gente de plantearse qué tipo de gobiernos quiere tener. Las personas marcarán la diferencia porque estos líderes nefastos que están promoviendo el odio, la división, las violaciones de los derechos humanos estarán en el lado incorrecto de la historia y son los ciudadanos los que les harán rendir cuentas», finalizó.


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