El monumento a los bomberos de Chernóbil, escultura que rinde homenaje a los primeros en responder al desastre en abril de 1986. Muchos de estos bomberos estuvieron expuestos a grandes dosis de radiación en los minutos y horas posteriores al accidente | Foto: Dana Sacchetti | OIEA

En 1986 una explosión en la central nuclear de Chernóbil propagó una nube radioactiva en gran parte de lo que fue la Unión Soviética. Actualmente, son los territorios de Bielorrusia, Ucrania y la Federación de Rusia. Casi 8.4 millones de personas en los 3 países fueron expuestas a la radiación.

El gobierno soviético reconoció la necesidad de la ayuda internacional solo en 1990. Ese mismo año la Asamblea General adoptó la Resolución 45/190, llamando a «la cooperación internacional para abordar y mitigar las consecuencias de la planta nuclear de Chernóbil».

Ese fue el comienzo de la participación de las Naciones Unidas en la recuperación de Chernóbil. El grupo de trabajo interinstitucional fue creado para coordinar la cooperación de Chernóbil.

En 1991 la ONU creó el Fondo Fiduciario para Chernóbil, en la actualidad bajo la dirección de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios. Desde 1986, el sistema de las Naciones Unidas y las principales ONG han puesto en marcha más de 230 diferentes estudios y proyectos de asistencia en los ámbitos de salud, seguridad nuclear, rehabilitación, medio ambiente, obtención de alimentos limpios e información.

Las consecuencias de Chernóbil seguirán en el futuro

En 2002 las Naciones Unidas anunció un cambio en la estrategia de Chernóbil, con un nuevo enfoque en el desarrollo a largo plazo. El PNUD y sus oficinas regionales en los tres países afectados tomaron la delantera en la aplicación de la nueva estrategia.

En un comunicado la ONU aseguró que aún queda trabajo por hacer en la región afectada. «Para prestar apoyo a los programas internacionales, nacionales y públicos dirigidos al desarrollo sostenible de estos territorios. En 2009 la ONU presentó la Red Internacional de Investigación e Información sobre Chernobyl». Las consecuencias de Chernóbil seguirán en el futuro. El trabajo de la comunidad internacional no ha terminado todavía.

El 8 de diciembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que designaba el 26 de abril como el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil.

Para la fecha la Asamblea General reconoció que «Chernóbil 30 años después: de la emergencia a la recuperación y el desarrollo económico y social sostenible de los territorios afectados», e invitó a todos los Estados miembros, los organismos competentes del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, así como a la sociedad civil, a que celebren el día».


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