Upon entry

Dos directores noveles venezolanos, Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez, están detrás de Upon entry, la sorpresa del cine español de 2023, un thriller sobre la pesadilla en que puede convertirse pasar el control de migración en Estados Unidos, inspirado en experiencias propias.

La película, que empezó su recorrido en el Festival de Málaga en marzo, donde el argentino Alberto Ammann fue premiado como mejor actor, está entre las cuatro nominadas a los Premios Forqué al mejor largometraje.

«Ha sido totalmente inesperado, es una gran alegría estar junto a esos superproyectos», señaló a EFE Rojas, consciente de que esta nominación despeja el camino hacia los Goya, los máximos galardones del cine español, cuyas candidaturas se anunciarán el próximo 30 de noviembre.

Con pocos recursos pero una factura impecable y una tensión creciente que no da tregua al espectador a lo largo de 75 minutos, Upon entry sigue a una pareja formada por un urbanista venezolano (Ammann) y una bailarina de Barcelona (Bruna Cusí) que se mudan a Estados Unidos, con sus visados aprobados, para empezar una nueva vida.

Pero al entrar en la zona de inmigración del aeropuerto de Nueva York son conducidos a la sala de inspección secundaria y empiezan las complicaciones.

El miedo de 600 millones de personas

Con la estructura de thriller, la película pone sobre el tapete reflexiones sobre el racismo y las políticas migratorias en Estados Unidos y en Europa.

«Nosotros hemos sido asiduos de esa sala, hemos pasado por eso, son momentos bien difíciles y vulnerables y todo tiene que ver con tu lugar de procedencia», apunta Rojas.

Hacer la película ha sido un proceso terapéutico, agrega Vasquez: «Hemos puesto nuestros traumas ahí y es un miedo que tienen 600 millones de personas como latinoamericanos y también en otras partes del mundo».

Aunque la película habla de Estados Unidos, sus directores y guionistas sostienen que es un «espejo» de lo que sucede en Europa y en España.

«No podemos pensar que las políticas de Estados Unidos son las únicas preocupantes, en España tenemos Melilla (ciudad autónoma enclavada en el norte de África) y la dirección que está tomando Europa con las políticas antimigratorias es triste y asusta mucho», subraya Vasquez.

También dicen haber sufrido en carne propia los prejuicios dentro la industria del cine español por el hecho de ser latinoamericanos, aunque ambos tienen ahora también la ciudadanía española. «Es más difícil que te tomen en serio, que se lean tu guion», sostiene Vásquez, que aboga por dar más pasos hacia «la diversidad cultural».

Un largo proceso de producción

Sacar adelante este filme llevó más de siete años. El español Xosé Zapata, coproductor y el último en entrar en el proyecto, afirma que fue un proceso de «pico y pala» llevado a cabo junto a Carles Torras (Zabriskie Films), su impulsor principal y Carlos Juárez (El Hoyo).

«Nadie lo quería», afirma Zapata, «ha salido adelante a base de poner mucho entre todos y en especial gracias a la implicación de Alberto (Ammann)», un rostro popular por su trabajo en series como Narcos y películas como Celda 211 (2009) que le valió el Goya al Mejor Actor Revelación.

Siendo originario de Argentina y radicado en España, Ammann «entendió muy bien» el proyecto y quiso apoyarlo, afirma Zapata, que cree que el secreto de la película es que «es sincera y está bien hecha, no hay truco detrás».


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