Upon Entry

Por Janina Pérez Arias 

La amistad entre Juan Sebastián Vásquez y Alejandro Rojas nació hace 20 años en Caracas. Como muchos, salieron del país con rumbos diferentes hasta que la vida los juntó nuevamente en Barcelona (España), donde retomaron entonces una antigua idea, la de «hacer algo juntos».

Permítanos una elipsis, como las que vemos en las películas, para llegar al presente de Vásquez y Rojas. Nos situamos una mañana en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, acaban de llegar de Barcelona para presentar algo que lograron hacer juntos, Upon Entry, que formó parte de la sección Made in Spain. Una película que además ha generado excelentes críticas y el embelesamiento – no sé si esta es la palabra correcta después de sufrir tanta tensión, de las buenas…- generalizado en el público.

Protagonizada por Alberto Ammann (Biznaga de Plata por Mejor actuación masculina en la pasada edición del Festival de Málaga) y Bruna Cusí, es la historia de una pareja – ella española, él venezolano – que emigra a los Estados Unidos desde España. Aunque creen tener todos los papeles en orden, en el momento de pasar por el trámite de migración, un agente les pide que por favor les acompañe. Es entonces cuando comienza una verdadera pesadilla.

-Upon Entry ha tenido un largo recorrido hasta llegar al Festival Internacional de Cine de San Sebastián. ¿Cuál es elbalance del camino recorrido hasta ahora?

-Juan Sebastián Vásquez: Tuvimos nuestra primera grata sorpresa cuando ganamos el premio Fipresci de la crítica de la prensa en el Festival de Tallin (Estonia) en noviembre del año pasado, algo que fue súper importante. Se trataba del estreno un mundial de la película, no lo había visto nadie. Habíamos llegado a un festival internacional de relevancia, ganamos un reconocimiento, y nos dijimos que ya no le podíamos pedir más nada al universo. Por fortuna se desató una especie de efecto dominó, y la película fue llegando a diferentes lugares del mundo.

Para nosotros es importante que viaje, que se vea en diversos contextos, y que una a mucha gente que se siente identificada con lo problemático que puede ser una frontera, con una historia tan nuestra de los venezolanos como lo es tener un pasaporte que te puede limitar según adonde vayas. Sentir que ese mensaje es universal hace ver  lo duro y lo triste que es la realidad, lo mucho que hay que cambiar.

Es una historia que de inmediato remite al éxodo venezolano, ¿de qué manera puedeaportar este filme a la visibilidad de nuestra catástrofe humanitaria?

Alejandro Rojas: El éxodo es algo muy importante y sentimos que esta película aporta mucho a la discusión. En el momento de decidir hacer esta película, miramos hacia nuestras propias experiencias personales, y a partir de allí de alguna manera ha conectado con el público. Muchas personas saben lo que implica que te cuestionentu proveniencia, y en este caso a través de algo muy personal llegó a entablar una conexión con lo macro.

-Con relativamente pocos recursos cinematográficos han logrado un filme de alto nivel, que posee una precisión cinematográfica impresionante. ¿Qué tanto trabajo implicó alcanzar ese resultado final?

J.S: Tuvimos muy poco presupuesto, invertimos mucho tiempo intentando que este creciera, pero no llegó a ser el que queríamos. Pero si hubiésemos tenido 10 veces más de presupuesto, a nivel de propuesta hubiese sido exactamente la misma película. La idea siempre fue traer al espectador a sentarse en esa sala y vivir lo que hemos vivido las personas que estuvimos dentro de ese cuartito en un aeropuerto o en otros cuartitos similares; queríamos que se sintiera la tensión, hacer que la cámara fuese un interrogado más. En ese sentido jugaba muy a favor limitar las localizaciones, hacer el 90% de la película en un solo lugar y con unas escenas muy largas y con una continuidad realista. Sabíamos que no queríamos perder el tiempo en artificios, en juguetes de cámara, en cosas que te pudiesen distraer de lo que era poner la atención allí.

Invertimos en tiempo de preparación y esto nos permitió llegar al set para un rodaje de 17 días, con 11 días de interrogatorio. No nos podíamos equivocar. El montador Emanuele Tiziani, a quien involucramos desde las lecturas de guion,supo muy bien cómo jugar con todo este material, con las intenciones que le planteábamos para lograr que el protagonista fuese la tensión que dan estos procesos.

A.R: Contamos con un equipo artístico y técnico muy atento y entregado al proyecto. Obviamente teníamos unos actores de primera, cuya aportación fue esencial.

-De hecho Alberto Ammann es también productor de Upon Entry. ¿Qué tan  importante es contar con un apoyo de ese tipomás allá del interpretativo?

AR: Es importantísimo. Alberto fue el primer actor que leyó el guion, y el primero en apoyar el proyecto junto al productor Carles Torras.El hecho de que Alberto sea originario de Argentina y que haya emigrado, le significaba mucho de cara al contexto de la película y por eso conectó de inmediato con el material hasta el punto de convertirse en coproductor. Para nosotros es un honor tenerlo ahí, es un gran artista y un ser humano increíble.

-¿Cómo es hacer cine en otro país, en un territorio donde eres un extraño?

JS: Es difícil. Son muchos años de picar piedra y el recibimiento de la película cuesta creértelo, porque es como si no fuera real. Si te pones a ver los números de las cosas y cómo te va yendo en general, no te crees que puedes llegar a dirigir una película en Barcelona (España). Son muchísimos años de tocar puertas y que no te hagan caso, de vivir racismo sistemático, desconfianza por tu lugar de origen, de tener que buscarte la vida, de tener que estar ilegal un tiempo en España. Yo llegué como estudiante, luego me quedé sin papeles un período corto, pero una vez regularizada mi situación, empecé a trabajar en una productora desde cero porque crees en ese sueño.

Pero luego te encuentras con gente como Carles Torras que es un productor loco y punky capaz de tirar para adelante una película con poco presupuesto, así como capaz de creer en bichos raros como nosotros. Los años que has pasado picando piedra han rendido sus frutos, pero no es fácil, porque como en cualquier industria, existe mucho hermetismo. Cuando sales de tu país como venezolano llegas a un lugar y claro, no tienes un amigo a quien llamar para que te incorpore al medio. Por eso empezar desde cero es un acto de fe y en nuestro caso se ha concretado en esta película después de 10 y 15 años de haber salido de Venezuela.

-Estamos bombardeados por mucha producciones. ¿Cómo encuentra un lugar una película como esta en esa jungla?

JS: Ha habido un proceso global de sensibilidad hacia estos temas. Empezamos a escribir este guión hace siete años, y en aquel momento aún no había tanta sensibilidad hacia temas migratorios, de los pasaportes, de los privilegios; ahora es que se están tratando más.. La película ha salido en un buen momento de sensibilidad,no es que estemos viviendo un buen momento en el mundo, al contrario, parece que cada vez vamos a peor pero al menos se está hablando, hay más receptividadhacia películas sobre las migraciones.

Creemos que estamos en un buen momento para abrir  esa discusión a todo lo que te plantea la película sobre si un pasaporte puede hacer realmente una diferencia. Te das cuenta de que hay gente que no se lo ha planteado, que no lo ha vivido, que ve la película y se pregunta si de verdad algo así pasa. Siempre que hemos proyectado la película en algún festival se acerca un venezolano y latinoamericanos para decirnos que pasaron por lo mismo o por una situación similar, te cuentan sus historias que podrían dar hasta para cinco películas más. Es muy duro, pero también es bueno que podamos por lo menos traer esos temas y que tengan cabida comercialmente, y que despierten interés.

-¿Cuesta mucho hacer entender al entorno familiar y de amistades que hacer cine para ustedes no es un capricho?

JS: (se sonríe) Hacer cine es una necesidad vital. Cuando le dices a gente cercanao a algún familiar lo que te ha costado hacer en cine, siempre te preguntan si ha valido la pena. Yo tengo que hacer esto por una necesidad interna de expresarme, de contar historias. Por supuesto que están los Spielberg con mucho dineroa quienes les compensará más, pero nosotros que hacemos cine de autornos dedicamos a esto por una necesidad terapéutica, para poder soltar y conectar con ese mundo interior nuestro.

AR: Es cliché decirlo pero lo genial del cine es que queda. Veo películas repetidas todo el año y no me dejo de decir a mí mismo qué privilegio que yo pueda vivir esto a los 15 años a los 20 y a los 40. El cine es un arte muy especial, y lo que hagas hazlo con honestidad y responsabilidad porque va a quedar para la posteridad.

-Ya han demostrado las habilidades como cineastas, y esta se trata de una producción española ¿Cuántas puertas se han abierto a raíz del éxito de Upon Entry?

JS: Todavía sigue costando hacerse de un sitio dentro de la industria cinematográfica en España; cuesta que te abran una puerta, que te respondan a algo. A veces da la sensación deque fuera de España nos han hecho más caso. Sin embargo lo importante es seguir creyendo absurdamente en que puedas hacer una segunda película. No asumir que porque a esta película le ha ido bien, todo lo demás se dará fácilmente. Hay que seguir empujando y tirando para adelante para el próximo proyecto, y ya hay cosas en movimiento.

AR: Algo se mueve pero hay que ser cauteloso, consciente. Simplemente hay que trabajar calladito sin hacer mucho ruido.


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