Festival de Cine Venezolano
Foto Ezequiel Carías

Superada la pandemia, el Festival del Cine Venezolano vuelve a la ciudad de Mérida en su decimonovena edición con 24 largometrajes —6 óperas primas y 9 estrenos mundiales—, 48 cortometrajes, talleres de realización y homenajes a los centenarios Jesús Soto, Oswaldo Vigas y Carlos Cruz-Diez.

Durante tres años la cita más importante del cine nacional tuvo que organizarse fuera de la capital andina. En 2019 la crisis de los servicios públicos y la escasez de gasolina lo trajeron a Caracas mientras que en 2020 y 2021 el coronavirus obligó a que se conjugara entre lo virtual y lo presencial.

En 2022 regresó a la llamada ciudad de los caballeros en un clima de dolarización de la economía y una reactivación cautelosa de las actividades culturales. Este año las fallas de servicios públicos y la escasez de gasolina continúan, pero, en comparación con, por ejemplo, 2019, la situación es menos compleja. La gente ha buscado la manera de adaptarse a las circunstancias.

Karina Gómez Franco, directora del festival que se realizará del 9 al 13 de julio, expresó que durante la pandemia una de las cosas que aprendió fue a reinventarse. La palabra «no» la sacó de la ecuación. «Así hicimos en el primer festival, y así lo hicimos cuando nos volvimos virtuales y logramos que en todos los lugares del mundo se viera cine venezolano gratis durante tres días sin dañar la vida de las películas. Inventamos un sistema en el que solo pudieran ingresar 150 personas y que la película solo se pudiera pasar tres veces», recordó la también presidenta de la Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura (Fundearc), institución que organiza el festival.

Para esta edición, dijo, cuando comenzaron a hacer la escaleta, la primera que salió fue de 15 películas, una cantidad que destaca tomando en cuenta los obstáculos que viven siempre los cineastas. «En 18 años yo nunca había tenido en una escaleta tantas películas. Contra todas las adversidades. Ahora todos están haciendo su trabajo, los distribuidores, los actores, los guionistas. La gente está creando», afirmó.

Festival del Cine
Foto Ezequiel Carías

Llama la atención la cantidad de cortometrajes postulados este año. Son 48 producidos por autores fuera y dentro del país que narran historias muy venezolanas, ambientadas aquí o en el extranjero.

A diferencia de la edición XVIII, la organización del festival se quedó con solo dos de los espacios dispuestos para proyectar películas, el Multicine Las Tapias y el Teatro César Rengifo. No estarán incluidos el Parque Fundación Ciudad de los Niños y Corpoandes. Gómez considera que los espacios alternos no funcionaron y subraya que es necesario ofrecer la mejor proyección posible.

«El año pasado regresábamos a Mérida y nos volvimos locos abriendo lugares alternativos para que la gente fuera al cine. Eso no resulta. Porque evidentemente las salas de cine están hechas para cine, eso de tener lugares alternos no funciona bien. Hay que ser rigurosos y darle la mejor calidad a las proyecciones, por respeto al espectador y al director», dijo.

Señaló que este año los largos de ficción se proyectarán dos veces. Los documentales y los bloques de cortos una vez. «La opción que había era muy rara. Gente me decía que no pasara documental y cortos, yo no haré eso. Por qué echar para atrás. Tenemos que ir resolviendo con lo que hay. La gente que se organice. Eventualmente vamos a tener más salas de cine en Mérida».

Tampoco habrá películas en la modalidad cine bajo las estrellas. La razón es que Mérida, aunque ha tenido sus mejoras, no tiene el engranaje completo, indicó Gómez. Es decir, la ciudad funciona bien y está bonita, pero Corpoelec no tiene la infraestructura, y además es necesario contar con bomberos, policías y permisos. «La gente piensa que eso es poner la pantalla y listo. No. No es solo eso (…) Además hay que hacer difusión, yo hacía perifoneo alrededor de las plazas para anunciar que tenían cine esa noche. Me parece importante y lo haremos seguramente el año entrante, llevar a la familia al cine».

«Esa premisa sigue, lo que pasa es que tenemos que concentrarnos en saber qué hacemos y hacerlo bien. Porque el año pasado me dejó un pequeño sinsabor el hecho de que hubiese directores de cortometrajes que se trasladaron de cualquier parte del mundo a ver su película y la proyección no estaba en óptimas condiciones. Hay que rectificar», añadió.

Sí se podrá hacer en la plaza Bolívar, a propósito de los homenajes, un mapping con piezas de Cruz-Diez, Vigas y Soto. Habrá también homenajes a los hermanos Rodríguez, por lo que presentarán películas de ellos, y a Pedro Rincón Gutiérrez, que fue rector de la Universidad de Los Andes y quien creó el Departamento de Cine de esa casa de estudios.

Festival del Cine
Foto Ezequiel Carías

Sobre la crisis de los servicios públicos, Gómez señala que no puede dar una respuesta certera porque no son gobierno. No es un asunto que puedan resolver. Pero sí sopesa que la gente ha buscado maneras de resolver en medio de una realidad que ha mejorado un poco.

Algo similar ocurre con el transporte. En Mérida falla mucho. Sin embargo, el festival pone a disposición dos autobuses con apoyo de Tromerca para facilitar el traslado de los espectadores. «Como ya no tenemos tantos lugares de proyección mantendremos un mejor ritmo. Evidentemente hay gente que tiene que caminar, sé que el transporte público no está en óptimas condiciones. Pero cada vez va mejorando y la gente se va acostumbrando, la gente agarra la dinámica del festival», indicó Gómez.

Agregó: «Ahora, lo que les digo siempre a los muchachos en las universidades, que se programen. Son tres días de festival, tienes formación y películas. Entonces fíjate qué quieres ver y llega a tiempo con tu carnet».

En las categorías de Ficción, Documental y Cortometrajes se repartirán los 20 jurados del festival, entre los que se cuentan Nico Manzano, ganador del premio a Mejor Película el año pasado, Luis Alberto Lamata, los hermanos Rodríguez, César Cortez, Ignacio Castillo Cottin, Sergio Curiel y Camilo Pineda. Entre las películas participantes resaltan Los niños de Las Brisas, de Marianela Maldonado; la historia de tres jóvenes que intentan destacar en El Sistema; dos obras por encargo de Carlos Caridad Montero, El salto de los ángeles de José Zamora y La sombra del sol de Miguel Ángel Ferrer. Habrá una proyección especial de Mamacruz, de Patricia Ortega, que se presentó recientemente en el Festival de Sundance.

Y aunque no ofrece, por ahora, una expectativa de asistencia, Gómez considera que este año la cantidad de gente podría rebasar la capacidad de las salas. En la edición XVIII las salas se llenaron en 80% y hubo un total de 17.000 sillas ocupadas, entre espectadores, talleres de formación y conversatorios.

“Las gobernaciones pasan”

En 2022, el gobernador de Mérida, Jehyson Guzmán, informó que el Festival del Cine Venezolano había sido declarado Patrimonio Cultural del estado, una iniciativa que dio a conocer en la misma inauguración.

Interrogada sobre el tema, Gómez señaló que siempre es peligroso que el Estado se apropie de un evento que tiene una trayectoria tan importante. «Las gobernaciones pasan, este tipo de eventos no siempre. Hay que protegerse, blindarse. Yo llevo 19 años en esto y he trabajado con la mano derecha y la izquierda. He trabajado con la gobernación, ministerios, El Nacional, Cinex, con empresa privada y el Estado. Es un problema de equilibrar», expresó.

«Y tratar de mantener la integridad de lo que se ha hecho hasta hoy día. De alguna forma la dirección del festival no acepta intervenciones directas. Y una cosa importante para el festival es el secretismo del jurado. Lo defiendo como una leona. No dejo que nadie les hable ni les dé datos de lo que ocurre con los jurados. Sea Estado o no», agregó.

Foto Ezequiel Carías

No permite tampoco, dijo, imposiciones ideológicas, pues en ese caso el certamen no sería el Festival del Cine Venezolano sino un evento de quien lo organiza. «No es la idea», subrayó.

Es un buen momento el del cine venezolano, asegura Gómez. Sobre todo menciona que ha habido mucha profesionalización a nivel técnico. «Veo que se profesionalizan y se montan en un proyecto y tienen más herramientas para sacarlo rápido». En tal contexto, el apoyo al festival ha llegado de todos lados, y se cuentan allí productoras en el exterior que han enviado pequeñas cantidades de dinero, así como la ULA, el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía o la Villa del Cine. «Todo el mundo intenta ayudar», dijo.


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