Nelismar Gómez
Foto: @neliismarmtb

«Cuando uno empieza a percibir que una calle no le es extranjera, solo entonces la calle deja de mirarlo a uno como a un extraño” dice, desde el exilio, Don Rafael, el padre del preso político Santiago, personajes de Mario Benedetti en su obra Primavera con esquina rota, un hermoso relato, indispensable -antes- y necesario -hoy-, en estos días cuando el continente americano resiente el golpe de nuestra propia migración, de nuestro propio exilio.

Desde allí, la ciclista venezolana Nelismar Gómez, de 26 años de edad, en exclusiva, desde la Vuelta Internacional a Formosa (21-23 de octubre), relató su historia, que comienza en Nueva Esparta y desde hace cuatro  años se desarrolla a 6.000 kilómetros de la costa oriental, en Córdoba, ciudad argentina que le vio llegar en 2018, obligada a dejar su vida y logros deportivos en Venezuela, sacrificando la bicicleta.

Su marcado acento argentino (más precisamente cordobés) es una clara señal del camino de Nelismar para llegar a las reflexiones de Don Rafael. La pedalista venezolana decidió asumir como suya la tonada y los modismos argentinos, sintiendo cada parte de Córdoba, como si fuese Pampatar, Porlamar, La Asunción, Juan Griego, La Galera, las playas margariteñas.

“Tengo más de cuatro años en Argentina. Antes de dejar Venezuela ya había dejado la bicicleta, y me vine en busca de otras oportunidades en lo laboral”, recuerda Nelismar.

—¿Qué puede contar sobre su camino en el ciclismo?

—La bicicleta me ha traído buenos recuerdos y triunfos en mi país. Por eso uno siempre vuelve a donde fue feliz. Empezar a correr, y en otro país (retomó la bicicleta en 2020), es otra cosa, con un chip completamente diferente. En argentina se corre de una forma distinta a Venezuela. Además, yo me formé y competí en Venezuela únicamente en XCO (Cross Country Olímpico).

Hace dos años (2020) me compré mi primera bicicleta de ruta y comencé a entrenar, sola, mientras me iba presentando en competencias, donde agarré más confianza, me fui nivelando con el resto, hasta que pude competir en varias Vueltas y en el campeonato nacional (Argentina), hasta llegar donde estoy hoy, con el equipo Team Rower San Luis, de la Gobernación de San Luis, donde estoy por firmar mi primer contrato profesional y hacer la temporada de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Hoy, aunque me muevo en circuitos callejeros, explosivos, me va mejor en las competencias con ascensos, soy una “escaladora”.

—¿Ha tenido contacto con la federación o está encaminada con su nuevo equipo?

—En Venezuela fui selección nacional y estuve en los Panamericanos de Ciclismo MTB 2017 en Paipa (Colombia, adonde viajó por tierra 24 horas, no le bajaron los recursos para entrenarse en altura, quedó en 10° lugar y fue lo más destacado de la selección). Formé parte de la selección que iba a asistir a los Panamericanos de Ciclismo MTB 2016 en Catamarca (Argentina), pero no fuimos porque no bajaron los recursos. Por falta de apoyo federativo, no estuve en las competencias de selección en la que debí haber estado.

También fui campeona nacional juvenil de XCO en MTB; subcampeona nacional en la categoría élite, en el Bike Marathon de 2017; campeona y subcampeona de la Vuelta a La Azulita (Mérida). En todas las competencias que se hacían en Margarita, yo estaba en el podio.

Yo estaba en un buen nivel competitivo, pero para la Federación Venezolana de Ciclismo solo existía la ruta y siempre dejaba el MTB a un lado. No tenía apoyo. Fue el detonante para que yo tomara la decisión de dejar la bicicleta y venir a Argentina.

Ahora veo que los están apoyando un poco más, que los chicos están viajando; Ingrid Porras, Jonathan Mejías, referentes del ciclismo venezolano.

—¿Cómo se dio su retorno a la bicicleta en Argentina?

—Al principio, en Córdoba, iba a mitad de pelotón, me costaba ir en punta, porque yo venía del XCO y estaba con mi primera experiencia en ruta, además de que yo vengo de Margarita y acá me tocaba entrenar en invierno o con calor de hasta 45 grados. Pero me fueron motivando y este año me animé y corrí la Vuelta al Porvenir en San Luis (categoría UCI 2.2), sola, y quedé quinta en la general y tercera en montaña.

Allí me di a conocer, todos me miraban y decían “¿quién sos vos?” (risas). Unas chicas me invitaron a ser parte de su grupo y competimos la Vuelta a Catamarca (en 2023 será reconocida con categoría UCI 2.2), donde quedé campeona.

—¿Con qué licencia está compitiendo, actualmente, ante la UCI?

—Como cualquiera, quiero representar a mi himno y mi país (Venezuela). Pero si no me dan las oportunidades, no me voy a cerrar a las puertas que me abrió ni el apoyo que me dio Argentina. De la federación venezolana no tengo nada (para presentar ante la UCI). Y en Argentina me han dado todo el apoyo, me han tratado muy bien en el ámbito del ciclismo. Por ello ante la UCI estoy inscrita como pedalista argentina, con la licencia de la Federación Argentina de Ciclismo. Eso permitió presentarme en la Clásica Primero de Mayo (quedó en 5° lugar) y en el Campeonato Nacional de San Juan (quedó en 8° lugar); entré en la preselección nacional, pero al final llevaron solo a las que sacaron medallas (la UCI permite, en el ciclo olímpico y mundiales, un máximo de cuatro ciclistas de ruta por selección).

Si me vuelven a llamar de Venezuela, voy sin dudarlo. Pero, desde que estoy acá (2018), no he recibido ningún tipo de contacto de la federación venezolana. Ni siquiera cuando gané la Vuelta a Catamarca o corrí la Vuelta al Porvenir, competencias UCI. Nada. Al contrario, la federación argentina sí me buscó, me dio la licencia e hizo que participara en las competencias que definen los puestos de la selección nacional. Si Argentina me llama a la selección nacional, yo voy, pues estoy apuntando a ganar una medalla en el campeonato nacional y estar en la selección.

Los Panamericanos de Ciclismo fueron en Argentina este año. Tranquilamente pudo la federación venezolana haberme convocado. Vino la selección nacional y yo nunca recibí una invitación.

—¿Cómo será su temporada? ¿Irá a la Vuelta Ciclística Femenina a Venezuela?

—La temporada comenzó el 21 de octubre con la Vuelta a Formosa. Luego, en el calendario tenemos en 2023 la Vuelta a San Juan, la Vuelta al Porvenir (San Luis), la Vuelta a Catamarca, la Clásica Primero de Mayo (Salta), la Vuelta a Uruguay, como seguramente en el Campeonato Nacional argentino, desde donde espero clasificar para ir a los Panamericanos, Sudamericanos, sumar puntos para acceder a otras competencias internacionales y los JJOO.

Sobre la Vuelta Femenina a Venezuela, no sé si será internacional. Hasta ahora mi equipo no ha recibido ninguna invitación.

Esta temporada dará de qué hablar.

Por: Ernesto Farrell


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