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Los 72 tenistas que cumplen estrictas cuarentenas en hoteles antes del inicio del Abierto de Australia debido a que coincidieron con algún caso positivo al covid-19 en sus aviones no se beneficiarán de «ningún régimen de favor» para entrenarse, anunciaron las autoridades sanitarias del país.

Obligados a pelotear contra las paredes y ventanas de sus habitaciones, los jugadores solicitaron suavizar las medidas de aislamiento para intentar llegar en su mejor forma al primer grande del año, que empieza el 8 de febrero.

Este fin de semana varios pasajeros dieron positivo al covid-19 en tres de los 17 vuelos que transportaban jugadores y entrenadores a Melbourne y Adelaida.

Los 72 jugadores y jugadoras a bordo, algo más de un cuarto de los 256 participantes, no tendrán derecho a entrenarse durante los 14 días de cuarentena que deben guardar para evitar cualquier riesgo de propagación del covid-19.

Las autoridades sanitarias precisaron este lunes que han detectado dos nuevos casos, los que lleva a seis el número de infectados de este foco ligado al Abierto de Australia.

Varios jugadores expresaron su descontento en las redes sociales. El número 1 mundial, Novak Djokovic, tras haber viajado en un vuelo en el que ningún caso se detectó, habría enviado una lista de solicitudes a los organizadores del torneo en el que figuran el derecho a instalarse en casas particulares equipadas con una cancha de tenis.

El primer ministro del Estado de Victoria, Daniel Andrews, rechazó estas demandas, afirmando que las autoridades no suavizarán las medidas establecidas.

«Aquí no hay ningún tratamiento de favor. El virus no trata a nadie de manera especial, por lo que nosotros tampoco», zanjó.

Los permisos especiales para viajar de los que se han beneficiado cerca de 1.000 personas, entre jugadores, entrenadores y otras personas que participarán en el primer grande del año tenístico, ya han sido muy criticados en Australia debido a que varios miles de australianos están bloqueados en el extranjero y no pueden regresar a casa.

La isla-continente cerró sus fronteras internacionales en marzo y limitó el número de personas autorizadas a regresar cada semana.

Privilegiados

Al contrario que los ciudadanos que regresan al país, que deben cumplir estricta cuarentena de 14 días, los jugadores del Abierto de Australia -salvo los 72 que viajaron con algún positivo-, tienen el derecho de salir de su cuarto durante cinco horas para entrenarse.

Andrews afirmó que los jugadores habían sido informados antes de viajar de las reglas de la cuarentena.

«La idea de que se cambie, la idea de que no estaban informados, creo que no tienen argumentos», dijo.

Algunos recordaron que Melbourne ha sufrido cuatro largos meses de confinamiento en 2020 que sirvieron para controlar la pandemia.

«Nuestra seguridad sanitaria es más importante que vuestro sentimiento de privilegio», escribió un ciudadano en Twitter.

«La mayor parte de nosotros, aquí en Melbourne, no quiere que los jugadores de tenis puedan reintroducir el virus y nos obliguen a tener restricciones más estrictas», añadió otro.

La francesa Alizé Cornet presentó en Twitter disculpas a los australianos tras haber escrito un mensaje en el que calificaba de «demencial» la medida de cuarentena.

«Su reacción a este comentario sin tacto me hizo darme cuenta de lo que vivieron el año pasado y lo que sufrieron. Estaba un poco ansiosa por todo esto y hubiera estado mejor que me callara», señaló la tenista.

La Federación Australiana de Tenis comenzó a entregar aparatos que permiten entrenarse a los jugadores que no pueden salir de sus habitaciones, mientras algunos se preocupan por el riesgo de lesión en su regreso, en la semana de los torneos de preparación en Melbourne que comienza el 31 de enero.

El jugador neozelandés Artem Sitak señaló en la cadena australiana ABC que escuchaba por todos los sitios ruido de pelotas rebotando contra las paredes de las habitaciones.


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