Solo en este lugar es posible pasar de la sensualidad del tango a la locura del candombé, ritmo que nace de la percusión del chico, el repique y el piano, tres tambores de origen africano. Solo aquí pueden compartirse largas tertulias animadas con vino y hablar tanto de la poesía de Benedetti como del recuerdo del Maracanazo, aquel momento en que la selección de fútbol de Uruguay, contra todo pronóstico, derrotó con dos goles a Brasil en su propio estadio en el Mundial de 1950. 

Solo pasa en Montevideo, la ciudad en donde conviven modernos edificios, construcciones coloniales, restos de fortalezas españolas y lo más sofisticado del art déco y el art nouveau. 

Con apenas un millón y medio de habitantes, la capital uruguaya ofrece a los turistas una urbe organizada y una costa de más de 22 kilómetros sobre el río de La Plata, el cual la recorre desde la esquina de la ciudad vieja hasta el exclusivo y moderno sector de Carrasco. 

Aunque la temporada más alta de turismo es a final de año, momento en que arremete con fuerza el verano, durante otros meses también se pueden explorar las más de mil plazas esparcidas por Montevideo o recorrer el Mercado del Puerto: allí se disfruta de abundantes asados que inician con una copa de Medio y Medio, la tradicional bebida local que combina vino espumoso dulce y vino blanco. 

Para las caminatas es necesario vestir un suéter y llevar sombrilla. Así, puede recorrerse el hermoso Palacio Salvo, el edificio más emblemático de la metrópoli, ubicado en una de las esquinas de la plaza de la Independencia, y donde se encuentra el Museo de la Cumparsita. De paso, se puede observar el imponente Teatro Solís, la Puerta de la Ciudadela (restos de una fortaleza colonial) y el edificio en el que funciona la Presidencia de la República. 

A pocos metros está la hermosa librería Más Puro Verso. Allí, es posible tomar un delicioso café o mate, si se quiere seguir la costumbre local, mientras se lee un libro y se toman fuerzas para seguir el camino hasta el Museo del Carnaval (museodelcarnaval.org). 

A pie o en bus
Una de las rutas más largas es el recorrido por la avenida 18 de Julio, la principal de Montevideo, que inicia en la plaza de la Independencia y llega hasta el Obelisco. 

Confiterías que se encuentran en cada esquina ofrecen panes, sándwich de sal y dulces, y la tradicional torta frita, la cual se vende más en los días de lluvia, en alrededor de 17 pesos uruguayos (60 centavos de dólar). 

Una parada obligada es el bar Facal, que tiene los mejores chivitos (sándwich de lomo de res) de la ciudad. En la esquina de esta calle están las estatuas de Carlos Gardel y del futbolista Alcides Ghiggia ­héroe del Maracanazo que murió un día de julio de 2015 cuando se conmemoraba el aniversario 65 del emblemático partido­, y la fuente de los candados en donde los enamorados hacen promesas de amor. 

Quienes no estén interesados en recorrer distancias largas, desde el Mercado del Puerto pueden tomar el bus turístico de Montevideo, que recorre la ciudad en 11 paradas y 2 horas. Por 637 pesos locales (22 dólares), se puede usar el servicio durante 24 horas con la posibilidad de bajar en cada una de las paradas y recorrer los sitios de interés. 


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