El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social documentó 4.414 protestas durante el primer semestre de 2020, equivalente a un promedio de 25 diarias.
Más de la mitad de las protestas se originó por los servicios básicos. En promedio se registraron 14 manifestaciones diarias por este motivo, para un total de 2.505 en seis meses. Las fallas eléctricas ocuparon el primer lugar de los reclamos, seguidas por las demandas por agua y gas.
Esta situación, que hace más vulnerable a la población frente al covid-19, demuestra una vez más el colapso de los servicios que sufre la familia venezolana.
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El observatorio señaló que en el mismo periodo empeoró la escasez de gasolina. Largas colas formaron parte del panorama en todo el territorio nacional. Incluían varios días para poder surtirse y racionamiento de la venta según el terminal de la placa por vehículo.
La agudización de la situación y la reducida actividad de la industria petrolera llevó a la importación de gasolina proveniente de Irán para abastecer el mercado. A su vez, se aplicó un aumento del precio, establecido en bolívares y dólares.
La supervivencia en condiciones extremas se ha convertido en un modo de vida en el país de las mayores reservas de crudo del mundo, dominado por un sistema político que ha llevado a sus ciudadanos a la pobreza y la desigualdad social, indicó el OVCS.
Los reclamos laborales se ubicaron en el segundo lugar del índice de conflictividad, al representar 21% del total de las protestas registradas hasta junio. En seis meses se reportaron 943 protestas, equivalentes a cinco diarias.
En menor medida respecto al año pasado, este 2020 las manifestaciones por derechos políticos se han visto reducidas. Durante el primer semestre ocuparon el tercer lugar de protestas con 648 acciones ciudadanas, de forma individual o combinada.
La región andina lidera los índices de conflictividad. Por entidad, Táchira ocupó el primer lugar con 488 protestas, seguida de Mérida con 454, Miranda con 355, Distrito Capital con 349 y Anzoátegui con 304.
