Foto EFE

La restauración de la Universidad Central de Venezuela, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el 2000, fue hoy revelada en la XVIII Bienal de Arquitectura de Venecia para enseñar a «releer» las obras maestras y mirar al futuro.

«Para nosotros ha sido un reto poder resumir los 18 meses de trabajo que tenemos recuperando la Ciudad Universitaria de Caracas (UCV)», dijo a Efe la comisaria del pabellón, Paola Posani, miembro de la subcomisión de Infraestructuras de las obras.

«Es realmente valioso para un país que tiene un bloqueo económico como el que tenemos, y que tenemos un problema económico como el que tenemos, que el presidente de la República decida hacer una inversión para recuperar el patrimonio de la nación», opinó.

Venezuela es uno de los únicos tres países latinoamericanos que poseen un pabellón fijo en los Jardines de la Bienal -con Uruguay y Brasil- y en esta edición lo ha aprovechado para mostrar el avance de la restauración de «La Central» de Caracas tras 18o meses de labores.

La institución pública, «una ciudad dentro de la ciudad» de Caracas diseñada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, fue inscrita por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000 por ser considerada una «obra maestra» en la planificación urbana y desde el punto de vista artístico.

El diseñador aplicó los principios de la arquitectura moderna a las necesidades de desarrollo de Venezuela. Conjugando áreas verdes, patios internos, pasillos cubiertos, áreas ventiladas e instalaciones para fines educativos, recreativos y de atención médica.

Reforma de la UCV tras la pandemia

Sin embargo en los últimos tiempos se había hecho necesaria una reforma, sobre todo tras la pandemia. Por lo que en julio de 2021, Nicolás Maduró instituyó una Comisión para la Recuperación de la UCV para dar inicio a su restauración.

De este modo, tal como se muestra en el Pabellón, se han abierto un total de 63 frentes de obra en sus 124 hectáreas de extensión que afectan a 48 edificios, entre instalaciones estudiantiles y docentes, así como el arreglo de 686 aulas, 12 anfiteatros y 188 laboratorios.

Las obras implicarán, entre otras muchas partidas, 4.000 metros de asfaltado, la impermeabilización de 158.700 metros cuadrados de superficies, la recuperación de 151.541 metros cuadrados de pisos y el arreglo de 45.062 metros cuadrados de fachadas.

Posani considera que un aspecto «novedoso» se da en enfrentar la restauración con «otras perspectivas». Lo que quiere decir, «aprender de ese pasado y hacerlo más luminoso que nunca».

«Y con esa luz y ese brillo repensar el futuro, cómo ser capaces de mejorar nuestras ciudades», sostuvo.

El Pabellón venezolano, inaugurado en 1956 y diseñado por Carlo Scarpa, forma parte de esta «urbanización» de 29 países dentro de los Jardines de la Bienal veneciana, en la que cada año alternan propuestas artísticas y -en esta edición- arquitectónicas.

Se encuentra entre el de Rusia, actualmente cerrado a causa de su exclusión por la invasión de Ucrania en febrero de 2022, y el de Suiza, que este año ha derribado el muro que los separaba en señal de integración con el país.


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