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Foto Archivo

A los venezolanos cada vez más les cuesta llegar a final de mes, comprar alimentos y pagar tratamientos médicos. La crisis económica en el país, la hiperinflación y el insuficiente salario mínimo han generado que las personas recurran a vender objetos de valor y bienes materiales para poder sobrevivir.

El medio Voz de América (VOA) explicó que los altos costos de los alimentos y la hiperinflación en Venezuela han causado que el salario mínimo, de 2,48 dólares al mes, no sea suficiente para la población. Son varios los que han tenido que recurrir a vender objetos de sus hogares para poder pagar los gastos.

Entre ellos, reseñó VOA, está Zahyra Corredor, una jubilada del Banco Central de Venezuela cuya pensión no le alcanza para pagar los gastos de su casa. El inmueble lo adquirió en 1999 cuando todavía se podía dar ciertos lujos y comprar vajillas y joyas. Sin embargo, actualmente, su pensión de 10 dólares por mes no le alcanza para mantener la casa en buen estado y alimentarse.

“Una de las motivaciones que me llevó a vender el oro que yo tenía era para reparar el techo de la casa, para la impermeabilización. Y sin embargo, me quedó un área sin poder hacer, porque es muy costosa. En otras oportunidades sí hemos tenido que deshacernos de otras cosas para poder completar la Cesta Básica”, explicó a VOA.

Corredor nunca imaginó que se vería en la necesidad de vender sus bienes para comprar comida. Como ella hay otros venezolanos que recurren a los grupos de WhatsApp de las urbanizaciones para vender sus objetos y así costear los gastos.

El régimen de Nicolás Maduro anunció la entrega de bonos mensuales a través del sistema Patria para poder minimizar el impacto de la crisis. Sin embargo, los bonos tampoco solucionan la dificultad a la que se enfrentan los venezolanos.

“He vendido puros adornos, televisores también. Lo que pueda vender y las prendas ¡todas!”, señaló para el medio Miriam Figueroa.

Incluso hay quienes venden objetos de valor sentimental como el caso de Víctor Torrealba, quien explicó que lo poco que gana atendiendo un kiosko en Caracas lo forzó a tomar una decisión.

«Mis herramientas de artista como alicates, lijadoras, todo... Las estoy vendiendo para comer”, reveló.


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