Venezolanos
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El régimen de Nicolás Maduro le prometió a los migrantes venezolanos, que perdieron sus empleos en Colombia por la pandemia del coronavirus y que han regresado a Venezuela, una cálida bienvenida. Sin embargo, solo reciben un campamento de cuarentena sofocante y, según testimonio de un civil retenido, golpes si critican al oficialismo.

«Dijeron que nos pondrían a prueba y si salíamos negativos podríamos seguir avanzando hacia nuestros destinos. Todo fue una mentira», declaró Edgard López, venezolano de 37 años de edad, que esperaba llegar a su hogar en unos días cuando se subió a un autobús en Bogotá el 4 de abril.

Perdió su trabajo en una fábrica de productos de limpieza que cerró por la cuarentena en Colombia. Fue detenido en un puesto de control fronterizo junto con niños y mujeres embarazadas.

«Abren el agua solo dos veces al día durante dos horas, y somos 330 personas. Si hubiera sabido que sería así, nunca habría vuelto», dijo.

Maduro indicó que los migrantes que volvieran serían recibidos con «amor, calidez y todas las medidas preventivas». «Ahora sabrán que tienen una patria, un país libre y solidario, listo para saludarlos con los brazos abiertos».

La diputada a la Asamblea Nacional Gaby Arellano informó que hasta la semana pasada habían regresado 6.000 migrantes. Es probable que retornen aún más personas, pues en el país vecino residen más de 1.800.000 venezolanos, la mayoría de los cuales paga alquiler y trabaja en la economía informal.

Otro ciudadano, Luis Camargo, de 37 años de edad, ha estado recluido durante cuatro días en el mismo puesto fronterizo que López. Cruzó la frontera para regresa a su hogar junto con sus hijos y esposa en el estado Zulia.

Indicó que en el desayuno le sirven una empanada de harina de maíz, y en el almuerzo come un par de cucharadas de arroz.

En relación con la tensión que se vive en el campamento, dijo el lunes: «Algunos trataron de escapar hoy y fueron tomados por los guardias. Sus familias no saben dónde están». Y agregó: «Otro que criticó al gobierno fue golpeado».

La realidad de Venezuela durante la cuarentena está sumida en la escasez de combustible, y obliga al sector transporte a paralizar sus actividades. Por eso la permanencia de los migrantes en las instalaciones fronterizas podría superar el tiempo de incubación del coronavirus, 15 días.

Laidy Gómez, gobernadora del estado Táchira, criticó que es muy riesgoso que esas personas asintomáticas, cuyos test dieron negativo, sigan detenidas. «Si no están infectados con el coronavirus durante esta cuarentena, podrían fácilmente ser el blanco de otra enfermedad como consecuencia de la falta total de servicios públicos», señaló.

Freddy Bernal, jefe de los CLAP, opinó que San Antonio del Táchira no está capacitado para atender a los migrantes. «Estamos haciendo un esfuerzo sobrehumano para brindarles a estas personas cierto nivel de comodidad».

Según dijo, se ordenaron miles de colchones y se inició la instalación de baños, duchas y lavabos en algunos de los campamentos, reseñó Bloomberg.

El régimen anunció que Venezuela se prepara para recibir a 15.000 venezolanos procedente de Colombia, Ecuador y Perú.


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