Corrupción
Foto EFE

Zorianny contiene las lágrimas de rabia y decepción. «Es un golpe muy bajo», dice la joven por las denuncias de corrupción contra diputados aliados del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, quien vive horas difíciles.

«Tenía la esperanza puesta en ellos. Es un golpe muy bajo, es duro, muy duro», declaró a AFP, Zorianny García. La ingeniera, de 26 años de edad, sufre los estragos de la peor crisis económica en la historia moderna del país petrolero.

Aunque no salpica directamente a Guaidó, el escándalo explota cuando su ofensiva contra Nicolás Maduro está debilitada. Además, el próximo 5 de enero vence su período como jefe del Parlamento.

El portal de investigación periodística Armando.Info denunció que nueve legisladores cabildearon ante autoridades de Colombia y Estados Unidos para librar de responsabilidad al empresario colombiano Carlos Lizcano en un caso de presuntos sobrecostos en la importación de alimentos para el régimen de Maduro.

Zorianny recibió la noticia con estupor. Votó por la oposición en las legislativas de 2015 y participó a principios de 2019 en multitudinarias protestas con las que Guaidó prometía sacar a Maduro del poder.

«Nos falló él y nos fallaron todos», lamenta. Zorianny ve lejana la posibilidad de que Guaidó logre un cambio político tras once meses en los que no ha conseguido quebrar el crucial apoyo de los militares a Maduro.

La denuncia contra los parlamentarios se sumó a la de Humberto Calderón Berti, destituido por Guaidó como su embajador en Colombia, quien acusa a representantes del opositor de malversar fondos para atender a 148 militares que desertaron en febrero y se refugiaron en el país vecino.

“Monstruos internos”

Para Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, estos escándalos están causando un impacto dañino y fuerte en Guaidó y el resto de la oposición, generalmente dividida, pero que se había cohesionado en torno a su figura.

León opina que Guaidó enfrenta un doble enemigo: Maduro, beneficiario directo de la crisis, y los monstruos internos, rivales en la propia oposición que ya le criticaban la estrategia contra el gobierno socialista.

Ante sospechas de sobornos, el Parlamento investigará a los legisladores señalados, que fueron separados provisionalmente de sus funciones y que ahora acusan a Guaidó de corrupción en el manejo de recursos como presidente encargado.

Prometiendo cero tolerancia, Guaidó podría minimizar costos, apuntó León.

Maduro, a quien Guaidó acusa de haberse reelegido fraudulentamente en 2018 y de una gigantesca corrupción, da por liquidado a su adversario. «El bobo mayor se autonoqueó (…) ¡Ahora lo que te espera es la cárcel!», amenazó una vez más el martes.

Lizcano es identificado por Armando.Info como subalterno de Alex Saab y Álvaro Pulido. Ambos empresarios colombianos están sancionados por Washington desde el 25 de julio por sobrefacturación de los alimentos de los CLAP.

Saab, a su vez, es considerado por la oposición como testaferro de Maduro. El politólogo Ricardo Sucre, por su parte, considera que esa dualidad de poderes, que se extiende a la justicia, está en el fondo del problema.

«Has creado una administración que no tiene controles», dice sobre el llamado gobierno interino.

Desconcierto

Zorianny no está sola en su decepción. «Esperamos corrupción, prácticamente, de cualquier político», afirma resignado Moisés Rodríguez, profesor de inglés, de 25 años de edad.

La crisis estalló en momentos en los que Guaidó intentaba revitalizar las protestas contra Maduro, con convocatorias que han tenido poca respuesta. Su popularidad ha caído de 63% a 42% desde enero, según Datanálisis.

Las fracturas opositoras, por lo pronto, amenazan acuerdos previos para la continuidad de Guaidó como jefe parlamentario.

«Si aquí no se le habla claro al país, yo no tengo compromiso con Juan Guaidó», expresó el acusado legislador Luis Parra, quien niega cualquier conducta ilegal.

A Zorianny la ronda el fantasma de la migración que empujó a varios de sus amigos a huir de la crisis.

Pero para Emerson Pirela no todo está perdido. Aunque defraudado, este trabajador de seguridad, de 48 años de edad, tiene fe en que Guaidó reconducirá la situación.


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