The New York Times: El ELN llevó paz y estabilidad a zonas olvidadas por el régimen de Maduro
The New York Times

El Ejército de Liberación Nacional -ELN- ha llevado estabilidad y paz a la península de La Guajira, en el estado Zulia. Así lo aseguró el líder indígena Ober Hernández al diario estadounidense The New York Times, que resaltó el abandono en el que está esa comunidad por el desinterés del régimen de Nicolás Maduro.

«Llevan agua potable a los habitantes de los áridos matorrales, imparten talleres agrícolas y ofrecen chequeos médicos. Ellos median en disputas de tierras, multan a los ladrones de ganado, resuelven divorcios, investigan delitos y castigan a los ladrones», reseñó.

«No son policías, funcionarios o miembros del gobierno de Venezuela, que prácticamente ha desaparecido de esta parte empobrecida del país. Todo lo contrario: pertenecen a uno de los grupos rebeldes más notorios de América Latina, considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea por llevar a cabo atentados y secuestros durante décadas de violencia», agregó.

Los guerrilleros han logrado expandirse en grandes extensiones del territorio venezolano, aprovechando la ruina para establecer sus propios miniestados.

El medio agregó que, lejos de huir con miedo o exigir la intervención de las autoridades del Estado, muchos de los habitantes, con hambre y perseguidos por las bandas criminales locales, aceptaron la permanencia del grupo terrorista por la protección que, según, les ofrece y por los servicios básicos que el régimen no garantiza.

Los rebeldes comenzaron a llegar a La Guajira el año pasado. Ofrecieron ayuda a los wayuu y, organizados y bien armados, desplazaron rápidamente a las organizaciones delictivas que mantenían azotados a los habitantes.

«Los guerrilleros impusieron duras penas por robo de ganado, mediaron disputas por tierras, transportaron agua potable en camiones, ofrecieron suministros médicos básicos e investigaron asesinatos de una manera que el Estado nunca hizo», señaló The New York Times según aseguraron los residentes.

Agregó que, a cambio, los guerrilleros se asumieron el control de las rutas de contrabando y narcotráfico de la zona, al igual que lo hicieron en algunas zonas de Colombia. Además, comenzaron a cobrar impuestos a los comerciantes y ganaderos.


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