Tamara Taraciuk
Tamara Taraciuk. Foto: Jason Koerner/ Getty Images/ AFP

Tamara Taraciuk, directora para las Américas de Human Rights Watch, señaló que la decisión tomada por la Corte Penal Internacional (CPI) de pedir la captura del presidente ruso Vladimir Putin por crímenes de guerra en Ucrania “es un mensaje contundente para aquellos dictadores que creen que pueden controlar la justicia en todos los niveles”.

“El mensaje que envía la decisión del fiscal de la CPI, Karim Khan, sobre Putin es que ciertos niveles de justicia están fuera del control de estos dictadores”, agregó.

Taraciuk indicó que estos gobernantes pueden intentar controlar la justicia dentro de sus países por lo que hacen todo lo posible para menoscabar la independencia judicial, “que es un freno a los abusos de poder”, dijo.

Señaló que es un mensaje claro para el gobierno de Nicolás Maduro “porque Venezuela es el único país de la región donde hay una investigación que el fiscal quiere avanzar, y que se está esperando a ver qué decide la Sala de Cuestiones Preliminares para autorizar ese avance o no”, agregó.

Para Taraciuk queda claro que siempre hay la posibilidad de investigar los crímenes más graves, por ejemplo, la tortura, independientemente de la nacionalidad de la víctima y del victimario.

Tamara Taraciuk sobre Nicaragua

La representante de HRW también hizo referencia a Nicaragua, de la que dijo “es parte de un patrón sistemático de represión contra las voces críticas, no solo de opositores políticos”.

Señaló que es un contexto tan grave que ha llevado a un consenso inusual en América Latina, donde gobiernos de todo el espectro político han cuestionado lo que allá sucede.

La ONU concluyó que Ortega y Murillo cometieron crímenes de lesa humanidad en Nicaragua. Un informe del Grupo de Expertos de Derechos Humanos señaló al Estado y le atribuyó responsabilidades en la represión de 2018 a la pareja presidencial y a los mandos intermedios.

Taraciuk, presente en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, conversó con María-Alejandra Aristeguieta, articulista de El Nacional, y con Gabriela Sotomayor, periodista de Proceso (México).


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