Mientras más tiempo pasa, la crisis se hace más grave, señaló Susana Raffalli, nutricionista especialista en seguridad alimentaria e investigadora. Indicó que cada año se agrava la situación.
“Nos preocupa la irreversibilidad del daño social que estamos viviendo, que es anterior a las sanciones, y que comenzó con la reducción de la calidad y cantidad de comidas hasta llegar al colapso, la emigración y el desplazamiento”, manifestó.
Raffalli dijo que revertir la erosión tomará mucho más tiempo. “Estamos asistiendo a la transición de una sociedad en otra, lo que se están instalando son nuevas realidades”, afirmó.
“Quien a este nivel diga que no tocamos fondo no sé qué proyecciones está haciendo”, agregó.
Raffalli participó en el evento Prospectiva Venezuela 2021, organizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG-UCAB), en el que se presentaron los posibles escenarios para el próximo año.
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Raffalli y la emergencia
Según el Global Report Food Crises 2020, Venezuela se ubica entre las 10 peores crisis alimentarias en cantidad de personas, solo superada por Yemen, República Democrática de Congo y Afganistán.
Están afectadas 9,3 millones de personas, sin contar los que huyeron del país en busca de mejores condiciones de vida. “Los venezolanos con hambre en la región son en sí mismo un país. Eso es revelador de la situación en la que se van”, señaló.
En América Latina la situación de Venezuela es peor que la de Haití, Guatemala y Honduras.
“Creemos que si no hay cambios la emergencia será enconada”, indicó Raffalli.
Puntualizó que se vive un desgaste continuo de todo el entramado social y que se ha profundizado la desigualdad.
Hizo un llamado a no acostumbrarse ni a tratar de normalizar lo que se vive: “Hay que seguir diciendo que esto es invivible; no podemos bajar la guardia”.
Sociedad de contrastes
Explicó que las reacciones de los ciudadanos han sido diversas: los que resisten y han buscado la diversificación de los ingresos; los resilientes, en el sentido de resistir adaptándose a la precariedad; y los que no resisten, simplemente se corrompen o huyen.
Advirtió que lo que espera es una mayor presión sobre los servicios sanitarios debido a la pandemia, y que posiblemente pueda haber disminución de recursos para la ayuda humanitaria, por la misma situación.
Rechazó que sectores empresariales se empeñen en divulgar mensajes para hacer ver que los problemas se están resolviendo, lo que no es cierto. “Estamos en presencia de una sociedad en la que sobreviven los bodegones junto a gente que come de la basura”, subrayó.
