Desde el pasado 20 de diciembre de 2017, médicos patólogos de la morgue del Hospital Universitario de Maracaibo reclaman el abandono de la infraestructura y falta de equipos para preservar los cadáveres en las cavas, petición que hasta la fecha no ha sido atendida por autoridades de la región.

Falta de alumbrado en los pasillos que conducen al área, escombros y cúmulos de basura fueron las denuncias plasmadas en los medios de comunicación de la región, que para el momento advirtieron sobre el estado de insalubridad que se propaga en esa morgue, aunado a los olores por la descomposición de los cuerpos que también se acumulan en camillas y cavas a las que no les funcionan el sistema de enfriamiento. La demora en la entrega de los cuerpos –algunos en avanzado estado de descomposición– se debe también al incumplimiento del protocolo para la entrega a los familiares.

“Algunas veces falta la firma de un patólogo jefe o sencillamente no hay médico de guardia que emita el certificado. Otras veces se requiere de la presencia de una autoridad policial que indique el motivo de la muerte, y hasta no cumplir el protocolo ese cuerpo debe permanecer en los espacios ya contaminados”, sostuvo un patólogo que solo quiso identificarse con el apellido Medina.

Riesgo

La morgue del Hospital Universitario de Maracaibo está situada en la avenida 16 de la Guajira, vía a la población de Ziruma, frente al antiguo Rectorado de la Universidad del Zulia.

Medina señaló que se vio en la necesidad de renunciar a su cargo dada la proliferación de moscas que rondan los cuerpos descubiertos en esa área, donde, se supone, deben ser preservados hasta el momento en que sean reclamados.

“Fui señalado de revoltoso por denunciar que no tenemos material para trabajar: guantes, tapabocas, batas desechables, todo lo tenemos que comprar en grupo y hacer nuestras reservas. El olor a fetidez se esparce por las áreas y los trabajadores del HUM se ven en la obligación de retirarse del área a respirar otro aire que no esté contaminado. La situación degrada a quienes a diario debemos permanecer hasta más de 24 horas de guardia con cuerpos podridos”, sostuvo.

Una mujer que aguardaba la entrega del cuerpo de su pariente observó cuando una médico jefa de la emergencia mandó a limpiar el espacio con agua y cloro porque había un cadáver descompuesto, al que luego metieron en una bolsa negra. La mujer –que pidió reserva de su identidad– sostuvo que a las familias no se les explica sobre la demora en el procedimiento, por lo que deben aguardar varias horas para poder irse con el certificado de defunción, pero la realidad es que no hay material para emitirlos.

Los trabajadores, conocidos como “morgueros”, catalogaron la zona como “zona de riesgo” por la contaminación que se apoderó del lugar. “Pretenden que nos quedemos en nuestras áreas de trabajo donde peligra nuestra salud. Tenemos miedo a una epidemia”, dijeron.

Dianela Parra, directora del Colegio de Médicos de la entidad, denunció que el caso es un problema de salud pública. “El depósito y manejo de cadáveres, según el Ministerio de Salud, debe efectuarse en establecimientos que reúnan las condiciones sanitarias. Este organismo determinará las técnicas y procedimientos que deberán aplicarse para la conservación de cadáveres. De lo contrario, se puede convertir en un problema de salud pública, debido a la contaminación”, sostuvo.

Indicó que los afectados directos son los trabajadores de la morgue, pacientes hospitalizados, médicos y visitantes. En los cadáveres proliferan hongos y bacterias capaces de producir infecciones respiratorias, gástricas y de la piel, y es impredecible la cantidad de cultivo de bacterias”, explicó.


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