La escasez de repuestos en el país ha influido directamente en el robo y hurto de carros en los últimos tres años, señala Carlos Belisario, ex jefe de la División de Vehículos de la extinta PTJ. Fundamenta la afirmación en investigaciones propias, a falta de estadísticas oficiales. Añade que los delincuentes ahora despojan a propietarios de carros y motos de cualquier marca.

«Antes se podía decir que los delincuentes preferían los automóviles japoneses marca Toyota, pero actualmente van por cualquier carro que les genere altas entradas de dinero debido a la escasez de partes automotrices en el mercado. Los roban o hurtan para luego vender los repuestos en el mercado negro», indica.

El Observatorio de Delito Organizado, que analiza el auge de la delincuencia organizada, señala que ese tipo de robo es consecuencia directa de las dificultades para encontrar partes y piezas de automóviles en los anaqueles.

«Esto tiene una explicación netamente económica», afirma la organización. Explica cómo se comportaba el mercado anteriormente: la venta ilícita de repuestos tenía un precio menor del que se ofrecía en el mercado lícito.

«Ahora los precios de las piezas en el mercado ilegal son igual de altos que en el legal». Y tomando en cuenta que no se consiguen en las ventas de repuestos, el mercado negro se torna tentador para los delincuentes.

En lo que va de año el robo de vehículos de dos ejes ha superado al de motos: 7.500 carros y 7.300 motocicletas.  Pero durante el período 2016-2017 ha aumentado el de automóviles chinos. Esa tendencia se ha incrementado debido a la gran demanda de esos carros, con largas listas de espera, y a la escasa oferta de partes, agrega Belisario. «Cuando los Chery salieron a la venta costaban 120.000 bolívares. Este año pueden estar entre 3.000.000 y 9.000.000 de bolívares, dependiendo del modelo». 

Zonas de alerta.  En el área metropolitana de Caracas los municipios con mayor incidencia de robos de vehículos son Libertador, Sucre y Baruta (en menor medida). «Es una tendencia criminal que se ha mantenido en estos últimos años», dice un informe publicado por el Observatorio de Delito Organizado.

Belisario indica que en los últimos tres años esos grupos han instalado centros clandestinos de desguace de vehículos. Una vez que desvalijan el automóvil las partes son trasladadas inmediatamente a  chiveras que operan en un presunto ámbito legal y allí  las venden.

Esos lugares podrían estar en zonas como El Junquito, La Yaguara, parte alta, y Antímano, de acuerdo con informaciones extraoficiales. Belisario afirma que las autopartes también son vendidas en portales que se caracteriza por el trato directo entre el comprador y el vendedor, sin intermediarios.

Más protestas, menos robos.  A pesar del comportamiento sostenido de ese delito, en el primer semestre de 2017 disminuyó: se contaron 4.500 casos de robo de vehículos en Caracas hasta junio, mientras que en el mismo período de 2016 sumaron 9.700, según cifras del Observatorio de Delito. Belisario apunta que el período de protestas influyó directamente en la baja de los números del presente año. «La alta presencia policial en las calles por las manifestaciones, además de las trancas de las avenidas principales, las cuales sirven como vías de escape para los delincuentes, les restaron oportunidades para delinquir». Sin embargo, el observatorio vaticina que en lo que queda de año el robo y hurto de vehículos repuntará.

Usados para secuestros
La banda delictiva Los Kilombos, dedicada a la extorsión y el secuestro, se queda con los vehículos de sus víctimas y los utiliza para otros delitos. Fuentes de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana indican que los miembros del grupo criminal usan en gran medida el automóvil en crímenes como el plagio y el homicidio, luego lo llevan a un picadero de carros para desvalijarlo y vender los repuestos.

También los pueden vender como están. La banda opera en el 23 de Enero, Los Eucaliptos, Catia y en otras zonas populares de la ciudad. La información policial señala que el modus operandi es despojar al propietario de su automóvil en una alcabala falsa.


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