La reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca no implica la acción ipso facto de una intervención militar en territorio nacional, pese a la presencia de grupos irregulares, afirmaron el diputado Williams Dávila, miembro de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional, y el consultor Óscar Vallés, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana.

El TIAR es un pacto de defensa mutuo, de dimensiones continentales, que fue firmado el 2 de septiembre de 1947 en Río de Janeiro, Brasil, a raíz de la Guerra Fría. En su artículo 3.1 establece que “un ataque armado por cualquier Estado contra un país americano será considerado como un ataque contra todos los países americanos y, en consecuencia, cada una de las partes contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva”.

Es decir, los 18 países que forman parte de esta convención —Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Uruguay y Bahamas— deberán responder a un ataque contra cualquiera de ellos.

Aunque en el país no existe un ataque armado por parte de un Ejército extranjero, se ha denunciado en reiteradas oportunidades la presencia de grupos guerrilleros colombianos, como el Ejército de Liberación Nacional, además de disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. También se ha hablado de terroristas del Hezbolá.

Esto, según el artículo 6 del acuerdo regional, podría ser considerado como “un conflicto extracontinental o intracontinental”, que viola la integridad del territorio, la soberanía e independencia nacional, y pone en peligro la paz de la región.

Dávila indicó que pese a esta situación, el Órgano de Consulta, integrado por los cancilleres de los países firmantes, deberá reunirse y acordar medidas que deberán aplicarse a fin de ayudar a la nación agredida, o que convengan para la defensa común, y el mantenimiento de la paz y la seguridad del continente.

Dentro de las medidas diplomáticas y económicas por aplicarse, el artículo 8 establece el retiro de los jefes de misión, la ruptura de las relaciones diplomáticas y consulares, la interrupción parcial o total de las relaciones económicas, o de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, telefónicas, radiotelefónicas o radiotelegráficas y, por último, el empleo de la fuerza armada.

“Se agota un proceso en el que los países suscritos al tratado toman las medidas apropiadas. No es una autorización automática de una intervención militar, porque el TIAR no fue creado con esa intención, sino con la de preservar la paz en la región y establecer un sistema de seguridad de defensa hemisférica”, explicó el legislador.

Indicó, además, que el TIAR es un mecanismo que debe guiarse bajo los parámetros del derecho internacional y el sistema mundial de preservación de la paz, dirigido por la Organización de las Naciones Unidas, como establecen los enunciados 2 y 5. Por ende, cualquier acción militar debe contar con el beneplácito del organismo multilateral.

Vallés mencionó que si bien la reinserción de la nación en este convenio abre otra vía de cooperación militar extranjera, hasta el momento todos los países miembros han rechazado la intervención militar y abogan por una solución pacífica al conflicto de Venezuela. “Que admitan a Venezuela nuevamente en el TIAR no es garantía de que va a ser aplicado para expulsar a irregulares que operan en territorio nacional”, señaló.

Destacó que al Venezuela ser parte de este pacto regional, el Legislativo podría exigir a países cercanos al Ejecutivo, como Rusia y China, o no tan cercanos, como Irán y Turquía, que se abstengan de enviar a militares a territorio venezolano. Esto, con el respaldo de las naciones subscritas al pacto.

Un triunfo de la oposición

Este domingo el presidente interino, Juan Guaidó, afirmó que el Parlamento aprobará la reinserción de Venezuela en el TIAR, como parte de la construcción de capacidades y alianzas internacionales “necesarias para proteger y defender al pueblo y (la) soberanía”. Con esta acción, solo faltaría que en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos, los países adheridos al convenio otorguen la aprobación final.

Vallés y Dávila coincidieron en que esta adhesión representaría un triunfo para la oposición, y una derrota para el régimen de Nicolás Maduro, en vista de que ratificaría el reconocimiento del presidente encargado y de la AN como única instancia legítima, y se cumpliría con el Estatuto para la transición a la democracia, que establece el retorno del país a todos los espacios internacionales.

“El sistema de defensa hemisférico está compuesto por tres elementos: el TIAR, la Junta Interamericana de Defensa y la OEA, y en esos tres escenarios tiene que estar reinserta Venezuela”, señaló Dávila.


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