El 3 de febrero de 2015, el padre Pedro Freites Romero fue desterrado de Venezuela. Su expulsión ocurrió después de varios días de seguimiento; de que su casa, en la ciudad de Maturín, estuviera rodeada por fuerzas del Estado y de estar una semana “secuestrado”.

“Me enfrenté al Sebin y tuve que escoger: o me callaba o me tenía que ir de mi país… Hace cuatro años estoy luchando por la libertad de Venezuela desde afuera”, contó Freites en conversación con El Tiempo.

Pero, ¿por qué lo desterraron? Dijo que sus denuncias por violaciones a derechos constitucionales y humanos lo convirtieron en alguien muy incómodo para el chavismo y por eso lo empezaron a llamar el «profeta del terror».

La lucha

Hace 35 años que Freites es sacerdote y durante poco más de 2 décadas trabajó directamente en el Vaticano. También se desempeñó como vocero de la Conferencia Episcopal de Venezuela y fue desde ese cargo que “me convertí en un estorbo para el régimen”.

“Tuve encuentros personales con Hugo Chávez y lo criticaba por su accionar. Levanté mi voz contra las estructuras del poder, pues comenzaron la destrucción de la familia y de las instituciones”, aseveró, y agregó que su labor permitió tumbar varios proyectos de transformación de la Constitución.

Tomó partido contra el chavismo porque notó que las autoridades querían definir modelos de pensamiento y comportamiento únicos, “pero Dios nos creó como seres racionales y libres y no podemos permitir que, bajo ningún concepto de religión ni de política, nos impongan las cosas”. 

Para Freites, que la Iglesia católica tome en cuenta la situación que viven los venezolanos es importante, pues “no sirve solo rezar. Dios no hace lo que le toca hacer al hombre y por eso debemos ser promotores y luchadores incansables”. 

“La fe no es solo alabar, es buscar la justicia, desmontar cualquier estructura de violación. La Iglesia está comprometida, hablando con claridad, firmeza, sin miedo. Tenemos que resistir con valentía para construir un futuro fuerte”, destacó.

¿Intervención militar?

El padre fue enfático: desde su punto de vista, en Venezuela ya no se logrará una solución a través de la vía diplomática y el diálogo, pues “no se puede negociar con delincuentes y criminales, que es lo que son Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y todos sus colaboradores”.

“A más tardar en mayo debe haber acciones contundentes. Desde la Iglesia estamos de acuerdo con una intervención humanitaria que implique la presencia de fuerzas armadas en Venezuela. Estamos en manos de narcotraficantes y hay que tratarlos como tal: como delincuentes. No tenemos miedo y lo solicitamos abiertamente”, afirmó. 

Manifestó que él mismo fue víctima de un intento de asesinato cuando estaba en la CEV: hace 11 años, durante un viaje que hizo al Vaticano, fue reemplazado por el padre Jorge Piñango, a quien confundieron con Freites.

“Nosotros sabemos que Piñango fue secuestrado, torturado y asesinado por el gobierno, pero su crimen, hasta ahora, no se ha podido esclarecer”, señaló.

Preguntado por la necesidad de que el mundo apoye la lucha en Venezuela, Freites aseveró que la crisis ha afectado a países de la región y a territorios europeos y estadounidenses, por temas de migración y de violencia.

“En nuestro país hay una gran cantidad de grupos irregulares, tenemos conocimiento de más de 11.000. Por ejemplo, el Arco Minero está en manos del ELN y de los chinos, la frontera con Colombia la manejan también el ELN y las disidencias de FARC”, comentó.

Apoyo a Guaidó

Actualmente, Freites se encuentra en Miami, desde donde habla y escribe sobre la situación en suelo venezolano y forja relaciones con Estados y organismos, para que colaboren en el restablecimiento del orden judicial y político en su país. 

“Trabajamos para desalojar del poder al tirano de Maduro. ¡Es un criminal, un delincuente! El pueblo venezolano necesita ayuda: estamos viviendo una tragedia, con hambre, en la miseria y con servicios públicos colapsados”, alegó.

Sobre Juan Guaidó, el presidente interino de Venezuela, expresó que la Iglesia lo reconoce como mandatario y que cree que ha hecho grandes avances. Además, indicó que es necesario combatir la corrupción que existe en el Consejo Nacional Electoral y así poder convocar elecciones pronto.

“Guaidó tiene que seguir convocando manifestaciones. No puede dejar que la calle se enfríe, porque el régimen quiere tiempo para permanecer en el poder”, deseó. 

Los últimos cuatro años fuera de su tierra han sido duros, pero el padre Freites no pierde la esperanza de ganarle la batalla al chavismo.

“Extraño haber perdido lo que somos, caminar con libertad, tener nuestras propiedades. No podemos conformarnos con la mediocridad de quienes quieren una sociedad parasitaria, como lo han hecho en Cuba”, concluyó.


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