Los datos oficiales indican que Gustavo González López se graduó en la Academia Militar en 1982 y en la actualidad ostenta el cargo de general de división.

Comienza su trabajo al servicio de la revolución chavista en 2006, como presidente del Metro de Caracas y de Los Teques. En 2008, Hugo Chávez lo nombró comandante de la 5ta División de Infantería de la Selva, Teatro de Operaciones N° 5, destacado en Ciudad Bolívar. El 2011 pasó a dirigir la Milicia Bolivariana.

González López llegó a dirigir el Servicio Bolivariano de Inteligencia Militar justo después de la ola de protestas opositoras de 2014, año en que la represión del régimen fue especialmente feroz y dejó muchos muertos y heridos, además de gran número de presos políticos.

Desde ese entonces se habla de la Tumba, que bajo su dirección se constituyó como un sitio tenebroso en el que se encerraban a los opositores para aplicarles lo que activistas de defensa de los derechos humanos como Tamara Suju han definido como “torturas blancas”.

Entre 2015 y 2016 también asumió el ministerio de Interior, Justicia y Paz.

Salida y bajo perfil

En 2015 fue incluido en las listas de los funcionarios del régimen sancionados por el gobierno de Estados Unidos. Recibió el mismo tratamiento ese año por parte de la Unión Europea.

Estuvo al frente del Sebin durante las protestas de 2017 y comandó los actos de represión contra los opositores.

Desde el principio se le ha vinculado con el círculo de poder de Diosdado Cabello, vicepresidente del PSUV y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente. Por esta razón, cuando ocurrió la muerte del concejal el 8 de octubre de 2018, se especuló que el suceso estaba inmerso en las guerras internas del chavismo.

Como resultado de la muerte del concejal, y otro hecho que tuvo que ver con la seguridad de Nicolás Maduro, González López salió del Sebin. Desde entonces, estuvo como asesor consejero de Seguridad e Inteligencia de la Presidencia desde enero.

Su esposa es Katherine Harrington, cuyo último cargo fue el de vicefiscal, para el que la designtó el Tribunal Supremo de Justicia. Pero como jueza, se ocupó de casos como los de Leopoldo López y María Afiuni, entre otros.  

Su regreso al Sebin marca un punto a favor a los modos de conducir la represión que se han ligado con el presidente de la ANC.


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