La canasta de supervivencia costó más de 20 dólares en la última semana
EFE/ Miguel Gutiérrez

La crisis económica en Venezuela ha generado una realidad desgarradora, miles de personas en situación de calle buscando refugio y un plato de comida en medio de la incertidumbre y la precariedad.

El estado Mérida no se aleja de esta situación. En los últimos años, se ha evidenciado un aumento alarmante de personas que viven en las calles emeritenses, y otras que, aunque tienen una vivienda, no tienen los recursos para satisfacer las necesidades básicas, por lo que piden ayuda en las zonas más transitadas.

«En Mérida, la situación ha empeorado en los últimos dos años», afirma a NTA una merideña que, por motivos políticos, ha decidido mantener su anonimato. Ella coordina desde el exterior una iniciativa que ofrece alimentación balanceada a las personas en situación de calle, y ha sido testigo del aumento exponencial de quienes necesitan este apoyo.

Aumento de la ayuda a personas en situación de calle

«Al comenzar el proyecto, hace 7 años, preparábamos menos alimentos (aproximadamente para 50 o 60 personas). Poco a poco esto fue aumentando, y, actualmente, preparamos aproximadamente 200 platos», comenta con preocupación.

La crisis no solo ha impactado a jóvenes y adultos, también se refleja en los niños y niñas que viven una situación de extrema vulnerabilidad.

Sobre las jornadas de ayuda social para personas en situación de calle en Mérida, realizadas cada viernes en toda la ciudad, expone que van a puntos estratégicos, en donde los dejan estacionar, para brindarle un plato de comida a las personas que lo necesitan… que cada día son más y más.

«Empezamos visitando la Unidad de Larga Estancia (Hospital Universitario de Los Andes), donde la mayoría son pacientes abandonados por sus familiares», recuerda. «Luego, al ver la cantidad de personas en la calle, decidimos ir a la plaza Bolívar. Incluso la gobernación anterior (dirigida por el adeco Ramón Guevara) nos facilitaba un funcionario para organizar la entrega de alimentos. Esto ya no fue posible ante el incremento de personas que formaban largas colas para recibir la ayuda».

Este hecho marcó un antes y un después para la decena de merideños que recorrían las calles y avenidas dando alimentos. Debido a que las autoridades limitaron el uso del espacio público. La solución, dice la merideña, fue trasladarse hasta la plaza Milla, al norte del centro de la ciudad.

«La situación es cada vez más difícil. La necesidad crece progresivamente. Hay gente que me escribe diciendo que no tiene gas, o alimentos…», confiesa la ciudadana. Quien exhorta a quienes leen esta editorial, a donar los alimentos que puedan a personas en necesidad u organizaciones y así contribuir a la ayuda solidaria.

Discriminación en las calles de Mérida

La dura realidad de las personas en situación de calle en Venezuela se ve agravada por la discriminación que enfrentan a diario. A la precariedad de su situación, la falta de vivienda, alimento y acceso a servicios básicos, se suma la invisibilización, el rechazo y el trato deshumanizado por parte de una sociedad que, en ocasiones, los culpabiliza por su situación.

NTA contactó a un merideño en situación de extrema vulnerabilidad, llamado Jesús Carrillo, quien tiene una pequeña casa en la comunidad de El Arenal, en donde vive con su madre de 84 años, una señora que sufre de osteoporosis y hemorroides y necesita cuidados especiales. Pero, el señor de 45 años, por su situación, no encuentra trabajo y se ve en la necesidad de pedir ayuda en las calles de Mérida.

Este domingo 12 de mayo, en las redes sociales se conoció que Carrillo fue, presuntamente, víctima de un acto de discriminación y violencia. Se denunció que un trabajador de una reconocida cadena de ropa y calzado presente a nivel nacional le lanzó un balde de agua con cloro. Hecho que confirmó Jesús.

“Ellos me echaron un baldado de puro cloro. Eso fue el domingo en la mañana”, cuenta el ciudadano. Quien también reporta que no es la primera vez de esta agresión, hace un mes lo mojaron con agua y jabón, y días después con agua y con presunto orine.

Jesús, al igual que los merideños, rechaza este tipo de actos, argumentando que por su condición de vulnerabilidad no debe ser sujeto de burlas o ataques. Reconoce que al estar frente a la entrada de la tienda puede molestar a los trabajadores, pero, expone a NTA que no lo hace por maldad, sino por necesidad.

Otros ataques

Además de este hecho, Carrillo certifica que hay una señora que ataca constantemente a él y otras personas en indigencia. “Hay una señora que viene y me dice ´párate rápido de aquí´, pero es muy grosera y le gusta agarrarse las cosas, y me saca un cuchillo. Yo lo que hago es irme rápido de ahí”, comentó.

Esta situación, al igual que otras, vulnera los derechos humanos de los ciudadanos que viven en situación de calle. Quienes no son protegidos por el Estado venezolano, y dependen del buen corazón de otros venezolanos que sobreviven a la crisis humanitaria compleja.

Derecho a réplica: posición de la cadena

Álvaro Castellanos, gerente de la tienda, informó a NTA que el señor Jesús Carrillo sí se mojó con el agua. No obstante, no se la lanzaron, ni tuvieron algún motivo para mojarlo. Expone que, según la perspectiva de él y sus trabajadores, se estaba limpiando el frente aproximadamente 4 metros de donde se encontraba el señor, y por gravedad descendió el agua hasta mojarlo.

Castellanos también indica que el señor tiene más de 4 años haciendo vida en la avenida 4, algunos días está frente a la Catedral de Mérida y otros días frente a la franquicia, y nunca se había registrado el evento. Por ende, certifica que el trato de los ciudadanos y de los trabajadores del negocio ha sido respetuoso hacia el señor y otras personas en situación de calle de Mérida.

 


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