Paulino Betancourt
Foto: Ezequiel Carias

Un gobierno abierto y transparente que defienda la autonomía universitaria y apueste a la descentralización y la transformación tecnológica de la institución es la propuesta con la que el profesor e investigador Paulino Betancourt espera ganar las elecciones del 26 de mayo y hacerse con la rectoría de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Betancourt, profesor universitario con 26 años de trayectoria, egresado de la UCV como Licenciado en Química Tecnológica con doctorado en Ciencias en Francia, aspira llevar a la «casa que vence las sombras» a la «IV Revolución Industrial», insertándola en el mundo de las nuevas tecnologías.

«Llegó la inteligencia artificial, están todos los procesos de big data, tenemos una serie de tecnologías que todavía no se han incorporado en Venezuela pero que van a venir y que nosotros tenemos que tener», señala el investigador, en cuya síntesis curricular destacan su paso por Hewlett-Packard, como asesor; por el Observatorio de Ciencia, Tecnología e Innovación, como director; y su colaboración con el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.

Betancourt, también se ha desempeñado como presidente  de Sociedad Venezolana de Catálisis, jefe del Centro de Investigación del Grupo Ultimas Noticias, editor en Jefe de la Revista Catálisis, coordinador del Centro de Estudios de la Crisis Venezolano y, por último, como experto químico en Siniestros del Juzgado Noveno de Primera Instancia Civil Mercantil y del Tránsito entre 2021 y 2023.

Tras 15 años sin celebrarse elecciones de autoridades universitarias en esta casa de estudio, el químico caraqueño defiende la importancia de este proceso para renovar el liderazgo de la institución.

«Somos una institución en crisis, somos una institución que ha padecido durante 15 años una serie de recortes presupuestarios que nos han llevado a una situación económica bastante compleja», reconoce el profesor de la Facultad de Ciencias de la máxima casa de estudio.

Paulino Betancourt
Paulino Betancourt defiende la importancia de las elecciones del 26 de mayo para renovar el liderazgo de la institución | Foto Ezequiel Carias

En entrevista con El Nacional, afirma que el principal problema de la UCV es la pérdida del capital humano. En cinco años, estima, ha habido un éxodo de entre 1.000 y 1.200 profesores. «El profesorado ha tenido que aprender a vivir de otras fuentes de ingreso», menciona.

Esta es una realidad de la que no escapa el personal obrero, administrativo y de seguridad de la institución. «Nuestros vigilantes, con los problemas salariales que hemos tenido, han migrado a hacer otro tipo de actividades».

Para garantizar la seguridad dentro de las instalaciones, ve necesario recomponer el cuerpo de seguridad, adiestrar a los vigilantes en temas como derechos humanos y equiparlos con equipos tecnológicos.

La comisión presidencial

La Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV «es una deuda que tenía el Estado con la universidad», considera Betancourt.

La instancia, creada por el gobierno de Nicolás Maduro en julio de 2021, aún se mantiene dentro de la institución. A su juicio, esta desea cohabitar dentro de la institución y compartir el poder universitario.

«La misión de la institución es justamente académica y ellos no tienen un espacio aquí. Una vez que culminen (las reparaciones) deberían desalojar», sostiene.

—¿Cuál el diagnóstico que puede hacer hoy de la UCV?

—Somos una institución en crisis. El principal problema que tenemos dentro de la institución ha sido, justamente, que hemos perdido mucho del recurso humano que habíamos logrado durante décadas de trabajo y esfuerzo, y que ahora nos toca reponer. La universidad no solamente es una institución educativa, también representa lo mejor de la síntesis de las artes del país. Tiene un conjunto de obras de arte que son inapreciables y que, además, permiten que la institución sea una especie de museo, pero esa universidad que nosotros teníamos ha venido deteriorándose en los últimos 20 años. Ahorita hay una corrección por parte del Estado, una deuda que tenía con nosotros, y la comisión presidencial (para la recuperación de la UCV) ha venido haciendo algunas reparaciones en el campo universitario que estaba muy deteriorado. Como digo, es una deuda que tenía el Estado con la universidad, con su universidad, con la universidad del país y que ahora se está recomponiendo.

—¿Esta comisión afecta de alguna manera el funcionamiento de la universidad?

—La comisión presidencial ha estado involucrándose en cosas que no le corresponden y que afectan, de una u otra manera, la autonomía universitaria. Por ejemplo, han colocado o permitido que la Policía Nacional Bolivariana ingrese al recinto de manera inconsulta. Han participado en el desplazamiento de una obra de arte, como era la Estatua de María Lionza, que fue trasladada sin ningún tipo de autorización y permiso por parte de la universidad. Se han tomado una serie de atribuciones que no le corresponden.

—Ante este escenario, ¿qué puede hacer un nuevo rector para evitar que la comisión tome atribuciones que no le corresponden?

—Pareciera que ellos desean cohabitar dentro de la institución, es decir, compartir el poder universitario. Sin embargo, la misión de la institución es justamente académica y ellos no tienen un espacio aquí. Una vez que ellos culminen con aquellas tareas, que son necesarias para que hagan los arreglos de la institución, deben irse.

«La misión de la institución es justamente académica y ellos (comisión presidencial) no tienen un espacio aquí», afirma el profesor e investigador Paulino Betancourt | Foto Ezequiel Carias

—¿Tiene esta comisión un tiempo límite de funcionamiento?

—No, hay que ponerle límites. Hay que designar exactamente cuáles van a ser sus funciones, en dónde y cuáles son los arreglos que deben hacer en coordinación con las instituciones. No puede ser que estén trabajando a espaldas de la universidad.

—¿En dónde debería enfocarse el trabajo?

—Tiene que realizar trabajos relacionados con todo lo que es la reparación de aulas… Impermeabilización y pintura. Pero el trabajo también tiene que dedicarse a la recuperación de las obras de arte.

—Los hechos de inseguridad se han vuelto un problema en la UCV, ¿cómo ve la situación?

—El problema en general es la falta de personal y de empleados dentro de la institución. De ahí no escapan nuestros vigilantes, que con los problemas salariales han migrado a hacer otro tipo de actividades. Nosotros necesitamos volver a recomponer el cuerpo de seguridad de la universidad, necesitamos que, además, nuestros vigilantes sean adiestrados en cosas tan elementales como derechos humanos. Queremos reforzar y tener un mayor control sobre las puertas de la universidad y, sobre todo, que la violencia externa hacia la institución sea controlada justamente por la policía, que allí sea su ámbito, fuera de la UCV.

—¿Sería la PNB afuera y personal dentro de la institución para velar por la seguridad de los estudiantes?

—El personal de la UCV tiene la capacidad de poder controlar eficientemente las situaciones irregulares que se pueden dar dentro del campus. Yo de verdad elogio el trabajo que vienen haciendo los cuerpos de seguridad y los trabajadores que están allí. Sin embargo, hay que reforzarlo, hay que incrementar el número de vigilantes, darles más formación y equiparlos con tecnología. Es decir, con cámaras y sistemas de vigilancia, de manera que podamos tener un mayor control sobre lo que ocurre dentro de las instalaciones.

—¿Cuál es el balance que pudiera hacer del cuerpo docente de la institución?

—La situación general es que el profesorado ha tenido que aprender a vivir de otras fuentes de ingreso. La universidad ha sufrido, por consiguiente, una pérdida enorme de sus docentes y hemos tenido dificultades para cubrirlo. En algunos sitios de la universidad, inclusive, estamos en situación crítica, pero también hay todavía una mística, un amor hacia la universidad y los profesores que han venido a trabajar y todavía mantienen la universidad abierta y funcionando.

—¿Y la deserción estudiantil?

—En un país en crisis, en una crisis generada por el propio gobierno, los estudiantes han sido víctimas de esta situación. Han dejado de estudiar porque resulta que los costos de transporte y lo que tiene que ver con alimentación son elevados, pero, sobre todo, para la compra de libros… El Estado eliminó o redujo enormemente las becas para los estudiantes. Estudiar hoy implica un sacrificio para la familia para lograr que sus hijos puedan estudiar y formarse.

—¿Qué hacer para conseguir el presupuesto que requiere la universidad?

—Queremos que el Estado honre una obligación que es constitucional de dar el presupuesto universitario. Con el equipo que me acompaña vamos a ser garantes de la solicitud, de la presión sobre el Estado para que nos entregue el presupuesto que le corresponde a la universidad para su funcionamiento. Pero no nos vamos a quedar ahí solamente, nosotros tenemos unos planes para poder generar lo que se llaman ingresos propios. Esos ingresos propios son necesarios porque queremos recuperar la institución y, para recuperarla, necesitamos que los docentes, trabajadores y empleados reciban un incentivo económico para que regresen a las aulas, para que vuelvan de nuevo a la universidad a trabajar y hacer investigación científica. También necesitamos incentivos para otorgar becas, ayuda a los jubilados y, sobre todo, porque queremos reanimar la investigación científica dentro la unidad. Nosotros tenemos un centro de desarrollo científico y humanístico que requiere de recursos para volver a generar proyectos de investigación dentro de la institución.

—¿Cómo conseguir ingresos propios?

—La universidad tiene una serie de fundaciones y una serie de estaciones experimentales que se pueden poner a producir recursos para la universidad. Hasta ahora han sido mal gerenciadas y, por consiguiente, los recursos no se logran ver, pero creo que con la gestión adecuada y eficiente se puede hacer. Además, dentro del plan tenemos el desarrollo de un parque tecnológico que sea capaz de incubar empresas y empresas mixtas, unas empresas que sean con el conocimiento que genera la universidad, junto con el capital del sector productivo. De esa manera pudiéramos tener empresas que sea de la universidad y que permitan que la universidad pueda hacerse sustentable en el tiempo.

—La UCV siempre ha sido referencia debido a la calidad de la educación, ¿se mantiene esto actualmente?

—Todavía mantenemos estándares de calidad dentro de la universidad, pero queremos seguir siendo mejores. Ahora estamos en el puesto 36 del ranking latinoamericano. Somos la 5.850 del mundo, estamos muy alejados del contexto internacional. Nosotros queremos internacionalizar la universidad, es decir, queremos ponernos de nuevo en los niveles que corresponden y queremos empezar a estar en contacto con esas universidades para estar equipararnos con otras instituciones compartiendo conocimientos y saberes con otros profesores. Queremos una universidad en donde podamos hacer investigación de calidad, y que esa investigación de calidad sea visible y sea compartida con el resto de las universidades el mundo.

—¿Se requiere una actualización del pensum de estudio?

—Es necesario porque en la actualidad tenemos pensum de estudios que son sumamente viejos, que están desactualizados, que cumplieron una función hace 30 – 40 años atrás, pero que para la realidad nacional se requiere de otros conocimiento y otras habilidades que debemos aportar a la nación. Entonces, buena parte de eso se construye a través de lo que serían las competencias que se requieren para el trabajo o para la resolución de problemas en el país. Creo que parte de lo que debemos hacer es motorizar o ser la fuerza motriz que empuje para que podamos hacer los cambios de pensum necesario y que podamos, de una manera u otra, ser la transformación necesaria o el cambio que requiere la universidad.

—Se dice que la UCV es el reflejo del país.

—Nosotros somos comunidad particular dentro del país. Ciertamente nos ocurren cosas que se asemejan al país. Por un lado, nos comparan con la oposición porque resulta que tenemos muchos candidatos, y que nos parecemos al país, pero la realidad es distinta. En la universidad el debate es un debate académico, mientras que en el país está realizando un debate más bien político.

—Estas elecciones tienen como novedad una ampliación de padrón electoral que le da el derecho al voto al personal obrero y administrativo. ¿Es positivo para el proceso?

—Sí, sí es un avance positivo porque resulta que pone a la institución a repensarse. Hay unos cambios que se vienen dando y gestando dentro de la institución y, ahora, para poder hacer la construcción de la nueva universidad necesitamos a todos estos grupos involucrados en el desarrollo y la construcción de la nueva universidad.

—¿Cuáles son sus expectativas para este proceso, tras 15 años sin elecciones?

—Hemos constituido un grupo o una cuarteta que la llamamos «La cuarteta del día cero». Le decimos el día cero porque resulta que vamos a poder trabajar desde el primer momento en los cambios que hacen falta dentro de la universidad. Hay mucho por hacer, tenemos que aligerar y transformar toda la legislación y normativa universitaria. Por otro lado, tenemos que hacer los cambios de la estructura de la institución para que sea mucho más flexible y respondan a las necesidades del país y, sobre todo, hay un aspecto que es importante, descentralizar la universidad. Hay muchas funciones que están en el rectorado que deben ser transferidas a las facultades y escuelas, e, inclusive, institutos de la institución.

—¿Apuesta usted por la descentralización?

—Mucha de la actividad administrativa reposa sobre el rectorado y creo que funcionaría, que haríamos mucho más eficientemente el trabajo si todas esas atribuciones se envían justamente a donde se hace la gestión o la actividad.

—¿Qué diferencia a Paulino Betancourt de los otros candidatos?

—A la comunidad le estamos planteando un programa integrado, un programa de transformación de la universidad que toca todos los aspectos, que va desde la descentralización de la institución, pasa por tener la transparencia necesaria a través de sistemas informáticos que permitan que tengamos un gobierno abierto, un gobierno en donde se permita que cada uno de los miembros de la comunidad pueda ser capaz de ver tanto los procesos o procedimientos administrativos que ocurren, como saber exactamente en qué se invierten, en qué se gastan las finanzas de la universidad. Esas son cosas que prioritarias que tenemos que modificar de manera relativamente rápida para que la institución pueda avanzar en el resto de los proyectos.

—¿Cuánto tiempo tomaría este proceso de transformación?

—Nosotros vamos a pasar buena parte de nuestra gestión haciendo la transformación necesaria para que la universidad pueda continuar funcionando. Necesitamos una universidad que se inserte en las nuevas tecnologías. Estamos en lo que se llama la «IV Revolución Industrial», es decir, llegó la inteligencia artificial, están todos los procesos de big data, tenemos una serie de tecnologías que todavía no se han incorporado en Venezuela pero que van a venir y que nosotros tenemos que tener. Esa necesidad de transformar la universidad en universidad 4.0 requiere justamente que demos los primeros pasos de la transformación. Necesitamos una universidad que sea mucho más hábil, flexible, que tenga, además, una consciencia mucho más clara de hacia dónde vamos.

—¿Tras 15 años sin elecciones, era necesario este proceso?

—Por supuesto, la universidad, como todo ser vivo, necesita continuamente irse transformando y parte de lo que debe ocurrir es que nosotros seamos capaces de hacer los cambios internamente, sin agentes externos. Por eso es que las elecciones son necesarias, porque nos permite ir renovando liderazgos dentro de institución.

—¿Se puede decir hoy que en la UCV prevalece la autonomía universitaria?

—No mucho ahorita, pero la vamos a defender.

-Un mensaje para los electores…

—Invitamos a todos los sectores de la universidad a que este 26 de mayo vengan a votar y que juntos hagamos el cambio.


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