Bolívar
Foto: @jmgoico

Eso de que una persona muere de verdad cuando se le deja de recordar es cierto. En Venezuela Simón Bolívar sigue vivo, su recuerdo está ahí presente más allá de las clases de historia y de la importancia que tiene el Libertador en el país. El chavismo ha sido la tendencia política que en las últimas dos décadas se ha encargado de traer su figura al presente. Cambiar el nombre del país para incluirle el República Bolivariana de Venezuela, tildar la revolución chavista como revolución bolivariana o llamar a los “jóvenes patriotas y promesas” hijos de Bolívar son un pequeño ejemplo.

Carlos Malamud, escritor y miembro de la Academia Argentina de la Historia, publicó recientemente un nuevo libro titulado: El sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana: falsificación de la historia e integración regional en América Latina, bajo el sello de la editorial Alianza. En sus 296 páginas Malamud trae a colación el culto a Bolívar y la obsesión de los populismos latinoamericanos por utilizar su figura para incidir en la opinión pública.

Sobre el libertador dijo en entrevista para El Nacional que es una figura recurrente. Prácticamente desde los años en los que el Bolívar estaba en acción. Solo que con su muerte el fenómeno se intensificó. “Ha sido incluso usado como precursor de casi todo, hasta de la industria petrolera, lo cual es mucho señalar”, señaló.

Bolívar y los líderes políticos

Bolívar se cuela con mucha facilidad en los discursos de líderes populistas. Malamud trazó una línea del tiempo en la que aparecen personajes como Antonio Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y aterriza ya en este siglo en la figura de Hugo Chávez.

No le sorprende este tipo de conductas. Aseguró que quien utiliza a Bolívar busca evocar el sentimiento nacional, “ese nacionalismo venezolano que es la forma de los caudillos para movilizar a la ciudadanía y para eso el Libertador es muy útil”.

Malamud se detiene en Chávez y recalca que utilizó el discurso de Bolívar de acuerdo a sus intereses, intentando transformar la realidad para generar un sentimiento empático en el que su lucha y la del Libertador se cruzaban.

“Hay una intención en presentarnos un Bolívar monolítico, inclusive consistente en un punto político e ideológico que puede ser asociado con el socialismo del siglo 21, el antiimperialismo y la integración latinoamericana, cuando en realidad Bolívar tenía una imagen poliédrica”, advirtió.

Insistió además en que no se puede pensar en una única imagen de Bolívar: “No hay Bolívar progresista en contraposición de un Bolívar conservador. En momentos defensor de las elecciones y la democracia y luego defensor de la figura del presidente vitalicio”.

Las cartas y su pensamiento

Más de 2.400 cartas que sobreviven hasta el día de hoy que han transmitido el pensamiento de Bolívar y esas mismas cartas han llevado al chavismo a transformar al personaje en una especie de filósofo e intelectual, cuando en verdad el historiador recalca que Bolívar era un hombre de acción, pero político. Además, aseguró que el Libertador sabía que sus cartas sobrevivirían y lo ahí escrito daría respuesta a problemas concretos, pero que también estas eran parciales y que no expresaban todos los matices de un pensamiento tan complejo como el suyo.

De hecho, el reiterado discurso de Chávez de un Bolívar que no quería a los Estados Unidos no puede ser catalogado de cierto. Malamud señaló que Bolívar sabía que, para defender la independencia de Venezuela, Colombia y la América, necesitaba el apoyo y el reconocimiento de dos actores del momento: Reino Unido y Estados Unidos. Esto no significa que no tuviera sus diferencias ante algunas políticas concretas, ejemplificando la neutralidad de Estados Unidos y su distanciamiento de la causa independentista cuando todo el continente tenía un origen igual vinculado a las metrópolis europeas, por lo que Bolívar pensaba que debía haber más solidaridad. “Sin embargo Bolívar invita a Estados Unidos al Congreso Anfictiónico de Panamá”, manifestó.

El chavismo y el Libertador

Malamud detalló que el chavismo tomó de Bolívar lo que le interesaba, con pinzas y de forma aislada. “Aparentemente su discurso es antiimperialista, pero en verdad su discurso era más matizado”, aclaró.

Malamud indicó que se falsifica la historia para los intereses de poderosos, algo parecido a la creación de noticias falsas. “El objetivo es dirigirla en una dirección determinada”, manifestó.

A pesar de los intentos de Chávez por mantener esta figura vigente, su sucesor, Maduro, no ha sabido hacerlo por una simple razón: “Para Chávez era vital asimilarse al Libertador, pero para Maduro es vital parecerse a Chávez”.

Este culto a Bolívar ha traído consigo una deconstrucción de la figura del Libertador para volverlo un ser mucho más parecido a Chávez, inclusive en su fisonomía, como ocurrió cuando el chavismo reveló un rostro de Bolívar que según ellos era el más fidedigno, pero que fácilmente se podía asociar al difunto comandante. Maduro ahora ha pretendido cambiar el culto a Bolívar por el de Chávez.

Malamud destacó asimismo que con la muerte de Chávez el bolivarianismo en la región ha mermado. “Más bien hay que preguntarse cuánto quedó de ese entusiasmo bolivariano luego que Venezuela entró en decadencia y el dinero dejó de fluir”, indicó.

Bolívar
En la presentación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral el chavismo mostró imágenes de Chávez y de Bolivar. Foto: Federico PARRA / AFP

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