CVG
Foto: Archivo

El opositor José Ricardo Salazar, del grupo que lidera Juan Guaidó, denunció este martes que la estatal Corporación Venezolana de Guayana (CVG) se encuentra «por el suelo» y genera pérdidas para Venezuela porque no está produciendo.

La CVG esta formada por un conglomerado de empresas de recursos mineros, forestales y sector eléctrico, entre otros.

Salazar afirmó que la CVG generaba altos dividendos para el país con la producción de «23 millones de toneladas de mineral de hierro, más de 4.300.000 toneladas de acero líquido».  Aunque no precisó a qué época se refiere ni cuántos años han pasado desde entonces.

«Todo el crecimiento y el impulso que se hizo desde la CVG permitió que estas empresas le aportaran al fisco nacional más de 10.000 millones de dólares anuales. Representaban, en ese momento, más de 20% de las exportaciones no petroleras. Eso era la consolidación de la búsqueda de las nuevas alternativas a la economía petrolera», añadió.

El exdiputado sostuvo que la destrucción de esas empresas es total, porque no se produce un gramo de acero líquido. Tampoco de mineral de hierro ni de aluminio.

Y la producción de oro que estaba en manos de CVG Minerven, ahora la manejan los que llamó «depredadores ambientales. Destruyen a Guayana a través del Arco Minero».

Trabajadores de la CVG son vulnerados

El 17 de enero, la ONG venezolana Fundaredes denunció que los derechos de los trabajadores de la CVG son vulnerados debido a los bajos salarios que perciben.

El activista Darío Graffe dijo que «no es justo» que los trabajadores «que han dado años de su vida trabajando al calor de un horno, para producir materia prima e incrementar el desarrollo en Guayana, hoy estén ganando migajas en sus sueldos e irrisorios beneficios, vulnerando así sus derechos humanos».

Al respecto, alertó de que los empleados desempeñan sus labores en condiciones «paupérrimas», puesto que «no poseen ningún seguro que garantice sus vidas en caso de algún accidente laboral», no cuentan con «transporte, alimentos ni comedor», por lo que «pareciera que el patrono se olvidó de sus trabajadores».

A juicio de Graffe, la dirección de la empresa «afirma estar del lado del sector obrero porque se hace llamar obrerista, pero está retrocediendo a la época de los esclavos por la forma en que mantiene a los trabajadores».


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