Servicio Eléctrico Nacional
Foto: EFE

La crisis eléctrica de Venezuela afecta más a unos que a otros. Mientras en Caracas la situación empeora con los bajones y cortes en algunos sectores, en el interior del país lo inusual es tener el servicio.

Estrés, frustración, impotencia y agotamiento son sensaciones comunes entre quienes deben organizar su vida en torno al suministro eléctrico. No se trata ya de una hora determinada un día determinado, sino de la cotidianidad.

«No nos extraña que se vaya la luz, es extraño que pasemos todo un día con ella. Cuando sucede uno está con la incertidumbre de en qué momento la van a quitar. Por donde yo vivo, en la avenida Urdaneta de Mérida, siempre estamos sin luz. Nos la pueden cortar de tres a cuatro veces por día, mínimo tres horas cada vez«, dijo Manuela García, de 24 años de edad, a El Nacional.

Si llega la luz, no llega Internet

El racionamiento de luz no solo afecta su trabajo, pues labora en una galería con algunas obras digitales, sino también sus estudios. «Ahora estoy haciendo la tesis y es muy estresante porque cuando viene la luz no regresa Internet. Yo, que estudio Historia del Arte, debo recabar toda la información cuando llega la conexión o cuando tengo datos telefónicos disponibles, porque la señal de las operadoras también es un problema», señaló.

«A veces estoy trabajando al ciento por ciento y se va; hasta allí llegué. Es muy frustrante. En ocasiones debo ir a casa de amigos o familiares para continuar», agregó.

Inversiones para proteger los equipos eléctricos

Indicó que en su casa han tenido que invertir en protectores de voltaje para proteger los equipos electrónicos más importantes. Tal es el caso de nevera, lavadora, secadora,  computadora y otros.

«Tenemos en total seis e igual tres de ellos los tuvimos que cambiar porque se dañaron con los bajones. Pero los protectores no son garantía de que no se te dañe nada. En mi casa se estropeó el microondas, la nevera y la lavadora», manifestó García.

La luz: un patrón para el trabajo, el sueño y la comida

El régimen del sueño también varía. Si la electricidad llega durante la noche, deben dedicarse a cargar las baterías de teléfonos, laptops, etc. Pero en ocasiones el cansancio le gana y pierde la oportunidad de recargar.

«Tengo solo 5% de pila en el teléfono porque no me levanté entre la 1:00 y las 6:00 am a cargarlo. Pensé que habría para cuando me levantase, pero no fue así», dijo García en un primer contacto telefónico que se restableció al final de la tarde.

Similar es el caso de Biankarle Trujillo, para quien la luz se ha convertido en un patrón en su ritmo de trabajo como diseñadora freelance e incluso del sueño.

«El ser freelancer es un arma de doble filo. Si bien no debo cumplir un horario, tengo una serie de trabajos que entregar. En ocasiones no tengo luz o Internet durante el día y debo dedicar la noche entera a trabajar para hacer todo lo que dejé de hacer. Es extenuante», dijo.

Trujillo, de 28 años de edad, indicó que semanalmente se quema al menos un bombillo en su casa por las irregularidades del voltaje. «Cada vez son de peor calidad, y con los bajones duran aún menos», expresó.

Aseguró que la incertidumbre del servicio la ha afectado física, psicológica y laboralmente. Aunque ya toma los cortes con un poco más de resignación. «A veces aprovecho para dormir porque previamente he tratado de aprovechar al máximo la luz. Si no, me tomo un café con mi mamá o juego stop con mis papás. Tenemos que estar unidos porque eso nos da fuerza».

Trujillo destacó que cuando intenta descansar porque no hay luz, no olvida poner alarmas cada hora para estar pendiente de si regresa.

La acción de «descansar» cuando no hay electricidad no solo se ve afectada por la alerta permanente de si regresa el servicio, sino también por las condiciones climáticas de algunas regiones.

Sonia Rodríguez, abogada de 57 años de edad, contó que ha tenido que invertir en ventiladores recargables que cuestan alrededor de 40 dólares y que funcionan por unas horas, porque de lo contrario no podría pasar la noche en Maracaibo.

Iván Pozo, de 64 años de edad, indicó: «Los zulianos estamos acostumbrados a dormir con aire acondicionado porque el calor, incluso de noche, es inminente. Y eso te afecta todo porque si se te va la luz durante la noche, no duermes y pasas el día agobiado esperando volver a casa, rogando que haya luz para descansar bien«.

Pozo añadió que incluso la alimentación se ve afectada por el suministro eléctrico. «Me ha sucedido que estoy cocinando y se va la luz. Mi cocina es eléctrica, entonces debo decidir entre esperar que llegue o volver al trabajo sin comer«.

La irregularidad del servicio hace que las personas que habitan en el interior tengan que comprar comida más regularmente debido a que no pueden almacenar productos perecederos sin refrigeración. Esa situación los obliga a gastar más dinero que si pudiesen «stockear» (tener en reserva).

l problema de la luz -aseveró Pozo- se suman lo demás servicios: agua, aseo urbano,  combustible y gas para cocinar.

«No hay día en el que no piense irme del país»

«Desconozco qué irá a pasar aquí; yo particularmente todos los días pienso en irme del país. No hay un día en el que no considere esa opción», manifstó Pozo.

Los entrevistados coincidieron en que se han planteado irse del país, por la crítica situación con los apagones. Sin embargo, rechazaron que con estos empezara el problema eléctrico del país.

«Desde el año 2009 hemos tenido racionamiento, solo que es ese entonces se cumplía», «recuerdo perfectamente que todo empezó cuando acusaron a una iguana de que no teníamos luz», «desde que comenzó 2010 hubo algunas temporadas de cortes», recordaron.

La herencia de la corrupción

La presidenta de la Comisión de Administración y Servicios de la Asamblea Nacional, Nora Bracho, aseveró que Caracas es una burbuja respecto al resto del país.

Señaló a que la crisis del servicio eléctrico tiene como denominador común tres factores: corrupción, politización y desprofesionalización.

Bracho recordó que en 2009 el presidente Hugo Chávez declaró «emergencia eléctrica» y asignó una cantidad de dinero que no se invirtió.

«Desde 2009 han robado 100.000 millones de dólares del sector. Se entregaron contratos a dedo a empresas que no estaban capacitadas ni tenían la experticia para solucionar la problemática eléctrica, como tampoco para hacer las compras debidas», denunció la parlamentaria.

La presidenta del Comité de los afectados por los apagones, Aixa López, precisó que en lo que va de año ha habido 10.033 fallas reportadas, con Zulia y Táchira como  las entidades federales más afectadas.

Puntualizó que en 2019 hubo pérdidas de 41 millones de dólares en sectores residenciales de todo el país por daños de aparatos electrodomésticos, principalmente neveras y aparatos de aire acondicionado.

@DPArchila


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