Moronta
El prelado subrayó que es urgente que el mundo, los gobiernos, las instituciones políticas, legislativas y los organismos de derechos humanos entiendan que lo que sucede en Venezuela no es una simple crisis política más o menos pasajera o superable en escaso tiempo | AFP

El primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Mario del Valle Moronta, lamentó que el mundo aún no entienda lo que sucede en Venezuela.

En una ponencia ante un diputado del Parlamento Europeo y su grupo de trabajo, así como ante algunos empresarios alemanes, el prelado repasó la situación social en Venezuela a partir de la década del setenta del siglo pasado. Afirmó que el régimen ha sabido imponerse.

«Un país rico pero tremendamente empobrecido»

«Venezuela sigue siendo una nación rica pero tremendamente empobrecida, con los recursos que están en manos de pocos, con la excusa de ser los administradores del Estado», aseveró el obispo.

«El grupo del señor Maduro, con los cubanos que le apoyan; el grupo de chavistas fieles al legado de Chávez y que no pretende dejar espacio alguno de cambio y los militares, empoderados y sostenedores de los otros, no van a permitir que se les quite su cuota de poder», indicó Moronta.

Precisó que hay diversos grupos estructurados con cierta autonomía y cada uno de ellos resguarda al otro, pero no quiere ceder ninguna parcela de poder, reseñó Vatican News

Señaló que la oposición está fragmentada. Refirió que hay agrupaciones y partidos que están negociando con el régimen. Además, dijo que hay un grupo de personas que apuesta por una salida a mediano plazo. Destacó la necesidad de recuperar las bases sociales y preparar nuevos y auténticos liderazgos.

Caos social es aprovechado por el régimen

Moronta denunció que el sector popular es amenazado y manipulado por el régimen, con dádivas que no resuelven para nada la situación.

Indicó que el oficialismo sobrevive porque está bien arraigado y sostenido por la clase militar, y por el apoyo de algunos países como Rusia, Cuba, China.

Refirió que las sanciones internacionales golpean más a los pobres y a la clase media.

El prelado habló a los representantes del Parlamento Europeo desde el compromiso con los hermanos obispos de Venezuela, con los sacerdotes y los laicos más comprometidos en la construcción de la justicia y de la paz.

«¿Qué pasaría si escucharan el testimonio vivo y lacerante de los que sufren? Por favor, abran los ojos y podrán tomar decisiones mucho más acordes con la urgencia que vive el país», exhortó.

«No nos dejen solos»

«Pídanles a los que se autocalifican como las grandes potencias que no nos traten como fichas de un juego geopolítico«, insistió el obispo ante los representantes del Parlamento Europeo.

«Pídanles a las corporaciones que están negociando con el “arco minero” o que venden armas o sacan ganancias del dolor del pueblo, que no le hagan el juego a la corrupción ni a un régimen con vestidura democrática pero con el perfume del crimen contra su gente», continuó.

Subrayó que es urgente que el mundo, los gobiernos, las instituciones políticas, legislativas y los organismos de derechos humanos entiendan que lo que sucede en Venezuela no es una simple crisis política más o menos pasajera o superable en escaso tiempo. «En el nombre de mis hermanos que sufren en Venezuela, les pido que abran los ojos y sus oídos«, instó el prelado.


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