Venezuela sin límites
Mireya Blavia de Cisneros. Foto: Walter Otto

En 1999 se puso en movimiento la idea que Mireya y Oswaldo Cisneros concibieron de forma conjunta: una organización, Venezuela sin límites, que tuviese como elemento central de su visión prestar apoyo a organizaciones sociales, especialmente aquellas que realizan actividad a favor de los niños venezolanos.

–¿Podría explicarnos el concepto de Venezuela sin límites, y cómo se llegó a este?

–Venezuela sin límites es el fruto de la observación directa que Oswaldo y yo hicimos de la situación de una serie de organizaciones de la sociedad civil -algunas de ellas religiosas-, que trabajaban con niños. Tras una serie de visitas, lecturas de informes y reuniones de trabajo con sus encargados, entendimos las enormes dificultades con que realizaban su trabajo. Lo más común era que carecieran de los recursos necesarios para cumplir con sus metas.

Por nuestra parte, estábamos decididos a emprender alguna iniciativa en el ámbito social. Entonces teníamos dos posibilidades. O crear una organización que diseñara y ejecutara programas propios de acción a favor de los niños, o tomar el camino que finalmente adoptamos: la de ser una organización que apoya a otras organizaciones. Esa es la ruta principal que hemos recorrido en estos 22 años: la de ser un soporte para el fortalecimiento de otras organizaciones.

¿Cómo organizó Venezuela sin límites el apoyo a las ONG?

En lo primordial, hemos actuado como una entidad articuladora de sectores de la sociedad. Lo explico. Nuestro papel ha sido el de integrar a organizaciones que disponían de recursos con organizaciones que necesitaban de esos recursos. En estos 22 años hemos atraído a empresas venezolanas o trasnacionales como la Corporación Digitel, la Corporación Sybven, Banesco, Procter & Gamble, Femsa, Microsoft, Lenovo, Hewlett Packard y a muchas otras, para que financiaran proyectos.

Nuestro papel ha sido el de escoger numerosos proyectos de las organizaciones sociales y ponerlos a disposición de empresas con distintas capacidades, para que esas empresas les prestasen el apoyo que convirtiera esos proyectos en hermosas realidades.

¿Qué resultados ha logrado Venezuela sin límites en estos 22 años?

En nuestra página web hay una pestaña que lleva el nombre de Nuestra red. Allí están listadas más de 700 organizaciones a las que hemos prestado apoyo, de las cuales están activas 276. Son nuestra razón de ser y nuestro orgullo. Esas 276 entidades, distribuidas en distintas partes del territorio venezolano, han recibido el apoyo que necesitaban para hacer posible 372 proyectos.

¿Qué han representado esos 372 proyectos? Cosas que valoro mucho, como por ejemplo el establecimiento de importantes alianzas entre empresas y organizaciones sociales, que han demostrado que los procesos de integración social pueden alcanzar niveles de eficacia inimaginables. Para las organizaciones sociales, la interacción con las empresas les ha servido para entender elementos significativos como sus objetivos y modos de proceder.

Más allá de los beneficios institucionales, hay unos beneficios sociales que hemos logrado cuantificar con la participación directa de las organizaciones sociales. Cuando sumamos los beneficiarios que las propias organizaciones nos han reportado, resulta un número muy grande: 4.119.011. Si me preguntan para qué han servido todos estos desvelos y esfuerzos de 22 años, puedo responder: para hacer cosas buenas por más de 4 millones de personas.

Pero todavía hay un factor más que quisiera añadir: la conformación, alrededor de estos proyectos, de un voluntariado juvenil y de un voluntariado corporativo, personas que, más allá de su colaboración en los  proyectos, han vivido la intensa experiencia de involucrarse con formas concretas de solidaridad social. Esas experiencias, me parece, te cambian. Hacen de cada quien alguien más sensible a los padecimientos de la sociedad.

–¿Qué requisitos debían cumplir las organizaciones sociales para acceder al apoyo para sus proyectos?

Usamos una metodología, llamada Marco Lógico para evaluar la relevancia de los proyectos, de modo que ellos fuesen sostenibles y diseñados bajo criterios que aseguraran un impacto real, medible. Para garantizar el debido rigor y transparencia del proceso, constituimos jurados de expertos que evaluaron los proyectos y aprobaron los más destacados.

Después de  22 años de experiencias, ¿qué conclusiones, de orden cualitativo, ha obtenido?

A diferencia de lo que ocurría hace dos o tres décadas, creo que ya no es posible adelantar proyectos de acción social que no estén alineados con los preceptos del desarrollo sostenible. Hemos ratificado que para atender a las necesidades que existen en la sociedad, son vitales las alianzas entre los sectores. Nadie puede solo, hay que unirse y trabajar juntos. El otro aspecto fundamental está directamente relacionado con la revolución digital: el uso de herramientas digitales y de prácticas de comunicación tienden a potenciar el trabajo social y sus resultados.

Por Carlos José Hernández.


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