Marlene Sifontes, secretaria de organización del Sindicato Único Nacional de Empleados Públicos del Instituto Nacional de Parques, denunció que el régimen de Nicolás Maduro pretende militarizar Inparques, incorporando nuevos guardaparques y bomberos forestales a los que entrenan con prácticas castrenses “muy fuertes que antes se daban en los cuarteles e, incluso, han eliminado porque vulnera los derechos humanos”.

Estos entrenamientos, mencionó, en ocasiones los realizan los aspirantes a guardaparques en horas nocturnas, descalzos y sin ningún tipo de protección.

La indumentaria pasó a ser el uniforme de la Milicia Bolivariana, de color caqui, sin cubrecabezas y sin el calzado que requiere un guardaparques, explicó.

“Nadie está de acuerdo con el uniforme miliciano que pone en riesgo a los guardaparques, sobre todo a los de la frontera, donde son respetados por los guerrilleros porque saben que no portan armas”, precisó.

Este intento de militarizar el instituto no es nuevo, recordó Sifontes: “En 2015 lo intentaron, pero ante las denuncias de los trabajadores, se paralizó”.

Este año, sin embargo, ha tenido mejores resultados. Desde el 22 de abril, cuando en un acto con motivo del Día Internacional de la Madre Tierra, Maduro manifestó su deseo de juramentar muy pronto a 10.000 guardaparques y a 10.000 bomberos forestales en todo el territorio nacional, empezaron los entrenamientos militares y la dotación de estos uniformes, que no respeta parte de la ciudadanía.

“Es que es una cantidad muy alta de funcionarios que quieren ingresar, cuando (antes de esta improvisación) (eran) 3.600 trabajadores (los) que tenía Inparques. Tiene cuatro años sin recibir dotación de uniformes y no tiene ni patinetas para poder hacer trabajos de vigilancia y control”, señaló.

 

La homologación

El 1° de agosto, durante la conmemoración del Día Mundial del Guardaparque, Maduro aprobó la homologación de salarios de guardaparques, la cual recibirán los trabajadores que renuncien a su estatus de guardaparque obrero, a través de una carta manuscrita, para recibir el estatus de guardaparque empleado.

En un evento celebrado en el Parque Nacional Waraira Repano, otrora Parque Nacional El Ávila, se instaló el Alto Mando de Inparques y alrededor de 60 guardaparques obreros, muy pocos de trayectoria, renunciaron a su estatus para aceptar la homologación, en medio de los aplausos de bomberos forestales y personal directivo del instituto.

“El que no lo acepte no va a seguir siendo guardaparques, va a ser un obrero de servicios generales”, indicó la dirigente sindical.

De acuerdo con el artículo 89 de la Constitución, los derechos laborales son irrenunciables y, por consiguiente, toda acción que implique la renuncia y menoscabo de estos derechos, es nula.

“El patrón Estado en Inparques se constituyó en verdugo de los guardaparques, induciendo a la violación descarada de la carta magna mediante el chantaje y menosprecio a la trayectoria de los guardaparques”, afirmó.

A juicio de Sinfontes, esta acción es un fraude para los trabajadores, en vista de que los guardaparques obreros que pasen a ser personal empleado dejarán de cobrar bonos nocturnos, horas extras y domingos triples, garantizado en el contrato colectivo. Además, perderán el amparo de la Inspectoría del Trabajo ante cualquier desmejora o despido injustificado, dado que como empleados solo podrán acudir a tribunales.

“Tampoco están respetando la trayectoria de los trabajadores para poner los rangos dentro del cuerpo civil del guardaparque”, agregó.

 

Abandono

En el acto del 1° de agosto Maduro autorizó 9 millardos de bolívares para mejorar la infraestructura de la sede civil de guardaparques Llano Grande, ubicada en el Ávila, y construir 10 instalaciones nuevas en todo el país.

“Se van a construir sedes, mientras que los puestos de guardaparques no están equipados ni siquiera con botiquines de primeros auxilios, los parques están en muy mal estado, no tenemos ni vehículos y los guardaparques tienen que cocinar a leña”, expresó la secretaria de organización de Sunep-Inparques.

Denunció que en el sector Llano Grande existe una construcción que está paralizada desde hace cerca de tres años: «La mayoría están en muy mal estado, otros abandonados y otros desaparecieron».

Los puestos de guardaparques Guatire, La Culebrilla, Plan de Manzano, Ayala, Galindo, La Julia, Estribo Duarte, Cachimbo, Sebucán, Los Palos Grandes, Sabas Nieves 01, Sabas Nieves 02, Chacaíto y Mirador Boyaca «no existen, fueron abandonados”, aseguró la sindicalista.

Mientras que los de Lomas del Viento, Papelón, Filas del Ávila, La Zamurera, Clavelitos, Llano Grande, Catuche, El Fortín, Trinchera, El Corozo, La Llanada, Pedro García y Lomas del Cuño están en muy mal estado y a merced de la delincuencia.

“Si esto pasa en el Parque Nacional El Ávila, qué no pasará en las regiones”, enfatizó.

 

 

Indolencia

Los guardaparques, bomberos y personal de campo de Inparques que están sometidos a riesgos laborales extremos no cuentan con pólizas de seguro para casos de emergencias, solo con una póliza HCM de 100.000 bolívares.

En julio, Carlos Montaños, Gabriel Gámez y María Virginia Almao, guardaparques del Parque Nacional Terepaima, estado Lara, fueron picados por tábanos, y hasta la fecha ninguno ha podido hacerse los exámenes pertinentes ni recibir el tratamiento adecuado, debido a la indolencia del presidente de Inparques, Josué Lorca, quien pese a las denuncias y a la solicitud de apoyo, no ha brindado ninguna respuesta, señaló Sifontes.

“La compañera está en peores condiciones. Recibió picadura en manos y glúteos, y por no poder tomarse el tratamiento, las lesiones se les trasladaron a las partes íntimas. Los compañeros recibieron una pequeña ayuda económica, pero a ella el instituto no le ha dado ningún apoyo para comprar medicinas”, afirmó.

Destacó que el tábano, insecto conocido como mosca gusano, puede llegar a traspasar la piel de un burro y que al picar, deposita larvas en la piel.

“Todo el personal de Inparques está indignado y asqueado por lo que está pasando en la institución”, aseguró la dirigente sindical.


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