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Foto AFP

La relación entre Venezuela y Colombia experimentó una significativa escalada de tensión en los últimos días. Alcanzó un pico con el anuncio del régimen de Nicolás Maduro de desplegar 150.000 soldados y policías en la frontera, que se encuentra en alerta naranja.

El Comercio conversó con Rocío San Miguel, experta en asuntos militares y presidenta de la ONG Control Ciudadano, sobre la situación actual en su país.

— Usted indicaba que la dimensión de la milicia venezolana es en realidad de 20.000 combatientes y no de 2.000.000 como anunciaba el régimen.

— Sí. Las cifras sobre la milicia nacional bolivariana son, en realidad, una caja negra en Venezuela. Ya desde el momento de su creación en el año 2005 se prometía que se crearía una fuerza de un millón de milicianos, pero esto nunca ha podido ser comprobado. La fórmula en la que se inscriben los milicianos es por la vía de los consejos comunales, del empleo público y actualmente es el camino más rápido incluso para que muchas personas necesitadas en el país, algunos muy mayores, puedan acceder a las bolsas de comida CLAP. Entonces, sí podría existir un registro muy amplio, pero considerar a tales personas como combatientes, sin duda es una brecha bastante grande para entenderlos como tal.

— Entonces, funciona más como un salvavidas social.

—Es un mecanismo que sirve para muchas cosas. El proceso bolivariano, no nos podemos olvidar, aspira a una sociedad obediente, disciplinada, subordinada y la militarización de la sociedad. Es decir, mantener bajo la disciplina incluso político-partidista a los milicianos. Esa es una de las vías. Sin embargo, también la gente en sus necesidades ha encontrado que esto puede ser una tabla de salvación en término de acceso a las pensiones y el acceso a la comida, como le refería.

—Venezuela anunció que habría desplegado unos 150.000 soldados en la frontera con Colombia. ¿Cuán cierto sería eso?

—Bueno, esa es una cifra poco creíble si entendemos que el tamaño de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en sus cuatro componentes debe estar por los 140.000 efectivos. Es decir, la totalidad del Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional Bolivariana no debe sobrepasar los 140.000 efectivos. Decir que hay 150.000 y todos en la frontera luce poco creíble.

—Me corrijo, dice 150.000 policías y militares.

—El estado Táchira, sede de prácticamente todas las maniobras que se están realizando en este ejercicio militar, ya de por sí es el estado con mayor densidad de instalaciones militares por kilómetro cuadrado. La cantidad de cuarteles y espacios militares ahí es muy alta. Es muy probable que se esté aprovechando, el de por sí regular despliegue que existe en Táchira.

—El presidente de la Comisión Permanente de Política Exterior de la Asamblea Nacional, Francisco Sucre, dijo a la prensa que los soldados venezolanos reciben cerca de 5 dólares por mes. ¿Esto habría reducido la cantidad de tropas en el país?

—No. El tamaño de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es un tamaño proporcional a los últimos 30 años de historia. Venezuela siempre se ha movido en esa cifra. Sin embargo, hay un gran número de solicitudes de baja y deserciones producto de la crisis económica y social que toca a la familia militar como al resto del país. Pero también por la propia crisis política que enfrenta Venezuela.

—¿Es verdad, entonces, que un soldado cobra 5 dólares mensuales?

—El militar de mayor graduación en Venezuela, que es el ministro de la Defensa, el general de Ejército Vladimir Padrino López, tiene un sueldo estimado de 12 a 13 dólares mensuales. Ahí le estoy dando una primicia, poca gente conoce eso. En la estructura de comando es el militar con más poder, junto al Comandante del Ceofanb (Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional) que cobra lo mismo.

—¿Cómo toma este anuncio de alerta naranja en la frontera con Colombia?

—Es complejo entender que se trata de una alerta y al mismo tiempo de ejercicios militares. Cuando un país entra en alerta militar ante un inminente choque con un ejército enemigo, no realiza precisamente ejercicios. Es decir, se mantiene en sigilo y con cuidado para responder. Es bien complicado ver esto como una alerta y como ejercicios militares. En segundo lugar, sería una tragedia para ambos países el tener un incidente fronterizo.


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