UCV Alfonzo
Ezequiel Carias / El Nacional

Redimensionar la Universidad Central de Venezuela será una de las primeras acciones de Miguel Alfonzo de ser electo rector de la principal casa de estudios superiores del país. Este proceso se iniciaría con el restablecimiento de las relaciones con el Estado, para luego trabajar en garantizar que el estudiante se forme con una visión de país, y mejorar la parte laboral de los trabajadores ante la actual crisis económica, que a su juicio se agudiza por las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Alfonzo es biólogo. Con más de 30 años de experiencia como profesor universitario, aspira a llegar al rectorado de la UCV luego de un consenso del grupo de izquierda. Este investigador, con doctorado en Inmunología en el Instituto Pasteur de París, asegura que la universidad se convirtió en un partido político y que la desidia provocó la caída de todos los procesos académicos, «con una política de reflejar el país como un Estado fallido».

Aunque reconoce que hubo una disminución de la matrícula estudiantil y que existe un problema económico-salarial de los profesores, trabajadores y obreros, señala que fue un error de la universidad desconocer los poderes públicos y estar bajo «lineamientos de un partido o de varios».

«Es una institución, tiene una responsabilidad social. Debe establecer, cooperar y colaborar con las políticas de Estado para solucionar los problemas del país. Tenemos que restablecer las relaciones con las comunidades, con el sector productivo, privado y público. Tenemos que lograr un espacio o un ambiente de paz. Aquí hay miedo en muchos ambientes. Para el que piensa diferente hay persecución. Yo soy miembro del Consejo Universitario y fui testigo de expulsiones de estudiantes por pensar diferente. Trataron de expulsar a profesores… Esto no puede seguir siendo una anarquía o unos lineamientos de un partido o de varios, o de acuerdo con los intereses particulares de unos bolsillos».

Alfonzo egresó en 1988 de la Universidad Central de Venezuela. En 1989, con 24 años de edad, entró como profesor en la Escuela de Medicina y de Nutrición. Además, fue investigador durante cinco años en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Al regresar de París, creó un laboratorio dedicado a estudiar casos de VIH en niños y adultos.

Desde hace 14 años, el investigador forma parte del Consejo Universitario de la UCV. Los comicios están previstos para el 26 de mayo y en estos se elegirán autoridades rectorales, así como los consejos de facultad y de escuela.

Miguel Alfonzo
Foto Ezequiel Carias

—¿Qué lo motivó a postularse como candidato al rectorado de la Universidad Central de Venezuela? 

—La motivación se debe a toda la trayectoria, no solamente a la mía, sino del grupo que me acompaña, los demás candidatos que formamos Juntos por el Patrimonio. Está trayectoria viene de la investigación, de la docencia. Yo estudié aquí en la Facultad de Ciencia. Soy biólogo. A los 24 años de edad entré en la Facultad de Medicina como profesor. Entré en esas funciones que tiene el profesor universitario, docente e investigador. A medida que pasaron los años, fui adquiriendo una experiencia, una visión de la universidad y hoy en día, ante la situación que vive la UCV, que tiene 15 años con una gestión que por la desidia y el abandono logró que se cayesen todos los procesos académicos, no solamente el techo del pasillo, sino los procesos académicos, con una política de reflejar el país con un Estado fallido, que no puede ni siquiera cubrir las necesidades de los derechos a la educación de los jóvenes venezolanos. Ante esas situaciones, se decidió, a través del consenso del grupo de izquierda, que yo fuese el candidato a rector.

—Desde hace más de una década no se realizan elecciones en la UCV. ¿Cuáles son sus expectativas con estás elecciones?

—Que todos los sectores de la comunidad universitaria, que por primera vez van a votar debido a la Ley Orgánica de Educación, ejerzan su derecho al voto consciente. Que su participación sea motivada por la consciencia y la vivencia que han tenido durante estos años, en el plano académico, laboral y estudiantil, que necesitamos grandes cambios. Es la primera universidad del país y ante el abandono que hubo, tenemos que redimensionar esta universidad para que dé respuesta al venezolano y venezolana.

—¿Usted, como profesor de esta casa de estudio por más de 30 años, cuál es la realidad que percibe ante el deterioro de las instalaciones, los bajos salarios, el éxodo de profesores y estudiantes? 

—La realidad es multidimensional. Hubo una disminución de la matrícula estudiantil, ha sido duro para los estudiantes reincorporarse; hay un problema económico-salarial de los profesores, trabajadores y obreros, lo reconocemos, al igual que el resto del país, y eso también ha influido a la desgana o a la búsqueda de otros ingresos, por lo tanto no puede dedicarse a tiempo completo a la universidad. Eso va afectando, poco a poco, los procesos académicos. Lastimosamente, la UCV entró en una gestión que convirtió la universidad en un partido político y que desconoció al Estado, a las instituciones públicas, a los poderes públicos: Judicial, Legislativo, Ejecutivo. Hay hechos históricos durante estos 15 años. Esta universidad le dio la espalda a estos poderes y no los reconoció. Por ejemplo el Legislativo, no reconoció la Ley Orgánica de Educación, por eso tenemos 15 años de esta gestión y 11 años de retraso de elecciones. En el Judicial hubo dos sentencias del TSJ de 2012 y 2019 donde dio la orden a la universidad de sacar un reglamento electoral de acuerdo con la ley. No lo sacaron. Pasaron los años y no hubo elección. No acataron al TSJ. En 2012 hubo una multa al Consejo Universitario por esa decisión de no reconocer ni acatar esa sentencia. Y en el Poder Ejecutivo lo desconoció cuando recibió a Juan Guaidó aquí en el Aula Magna cómo presidente de la República. Ahí estaban presentes las autoridades de la UCV. Todos estos hechos históricos, notorios y comunicacionales, ocurrieron aquí, fuimos testigos de eso, lo que demuestra que había una posición política bien fija y clara. Eso conllevó lo que nosotros encontramos en la universidad antes de que llegara la pandemia. Con la pandemia fue peor.

—Habla de que la gestión saliente convirtió la universidad en un partido político. Entonces, ¿cuál debería ser el papel de un rector de la UCV?

—Su primera función es garantizar que el estudiante que entre se forme bien, con una visión de país, con una ética. Garantizar significa hacer ver que los procesos laborales, académicos y administrativos, todo esté orientado a que ese estudiante se forme y se quede en el país. Para que ejerza su conocimiento en pro de mejorar, de solucionar problemas… No podemos seguir formando jóvenes para que se vayan del país. Se forman gratis por el Estado, la Constitución lo garantiza, y después nosotros estamos con déficit en los hospitales. El estudiante de posgrados de Medicina, con déficit de ingenieros, de profesores, de maestros de muchas área de conocimiento, a pesar del esfuerzo que se está haciendo por parte del Estado. Los estudiantes también hacen su esfuerzo, pero con miras a irse del país porque ‘aquí nada sirve’. Ese mensaje debemos ir sacándolo de sus mentes.

Foto Ezequiel Carias

—¿Cómo evitar que las nuevas generaciones de médicos, esos jóvenes que se están preparando, se vayan del país? ¿Qué dicen los estudiantes?

—Los estudiantes de Medicina, lo que he podido escuchar cuando hablan, muchos de ellos quieren irse del país. Aquí hubo una política en 2008-2009-2010, en la escuela Vargas que forma parte de la Facultad de Medicina, yo fui testigo y lo denuncié, que montaron en el auditorio entre junio y julio cuando vienen las graduaciones, una empresa española que captaba los futuros médicos para comprometerlos para ir a España donde les ofrecían todo un paquete, y la universidad, que es una institución del Estado pública, y profesores de esa escuela en ese momento, dejaron que entrara esa empresa privada para captar talento joven. Y en 2011-2012 estaban pidiendo ayuda porque en los posgrados no había médicos recién graduados. Ante esa realidad y ese ejemplo que estoy dando, usted puede imaginarse lo difícil que es para un joven que desde su casa le dicen que este país no sirve, en la escuela primaria y en el liceo le dicen que no sirve y que estudie para irse. Llega a la universidad y los profesores y la comunidad le dicen eso y te lo repiten todos los días, por supuesto que cuando se gradué se va a querer ir si tiene el dinero. Así estén trabajando de camarero o mesonero por allá y después consiguen estudiar, aunque no es fácil, pero algunos lo logran. Perdimos un talento humano, perdimos a un venezolano o una venezolana y para eso tiene que haber una política, no solamente del Estado sino de las universidades. La misma visión que tengan las familias venezolanas. Es como si en nuestra casa sale alguien enfermo con cáncer, y entonces todo el mundo en la familia dice: «No, ya está perdido». Y lo dejen solo. Ese ser querido es Venezuela, es donde nacimos, tuvimos nuestro hijos, nos desarrollamos. Que está muy mal, sí está muy mal. Pero el esfuerzo de nosotros es que vamos a solucionar esto.

—¿Cómo solucionarlo?

—A través del conocimiento. No podemos seguir pensando en que un estudiante diga: «Yo no voy a estudiar más. Prefiero vender un kilo de harina porque eso me da el dinero». No, no puede ser ese el pensamiento. Es muy triste, y no estoy hablando en contra de los buhoneros, sino en el pensamiento que existe. O dicen: «Prefiero estar en Perú o en Colombia», donde ha habido muchos asesinatos de jóvenes. Eso da tristeza, no hay otro sentimiento. Eso hay que acabarlo con políticas claras, en un país bloqueado, donde la economía está muy mal. Entonces, no es fácil la respuesta, pero tiene que nacer de nosotros.

—¿Cómo se encuentra la Facultad de Medicina de la UCV en cuanto a profesores, estudiantes, laboratorios?

—Es difícil. Así como te dije que en la universidad entera ha disminuido la matrícula, el número de profesores y de empleados, en la Facultad de Medicina también ha disminuido la matrícula y el número de profesores. Hay profesores que están atendiendo el doble o triple de estudiantes porque antes eran diez y ahora quedan uno o dos. Entonces, esos profesores que se quedaron tienen más trabajo y es más complicado. Así como en Medicina, las demás facultades no la están pasando bien.

—De ser electo rector de la Universidad Central de Venezuela, ¿cuál sería el plan o lo primero que ejecutaría?

—Hay varias cosas en las que estamos claros qué hay que hacer. Lo primero es redimensionar la universidad con las relaciones del Estado. Eso se tiene que volver a restablecerse. Esta es una institución pública y tiene que romper ese cerco que hubo aquí, desconociendo al Estado. Es una institución, tiene una responsabilidad social. Debe establecer, cooperar y colaborar con las políticas de Estado para solucionar los problemas del país. Tenemos que restablecer las relaciones con las comunidades, con el sector productivo, privado y público. Tenemos que lograr un espacio o un ambiente de paz. Aquí hay miedo en muchos ambientes. Para el que piensa diferente hay persecución. Yo soy miembro del Consejo Universitario y fui testigo de expulsiones de estudiantes por pensar diferente. Trataron de expulsar a profesores.

—¿Usted ha vivido alguna situación de violencia?

—Sí, en la escuela Vargas lo viví. A pesar de que muchos me respetaban en la comunidad universitaria, llegó un momento muy fuerte en los años 2012-2013-2014 porque comenzaron a irrespetarme en el auditorio cuando hubo debates políticos y comenzó toda una atmósfera muy agresiva o el silencio cómplice. Recuerdo cuando el compañero José Manuel Olivares, que fue mi estudiante, convocó en la plaza a los estudiantes, casi 300, para que fueran a buscar a dos profesores chavistas porque escribieron algo en contra de la medicina mercantilista y esos estudiantes subieron por el ascensor, otros por las escaleras, y yo me quedé en la plaza viendo cómo el fascismo estaba floreciendo, pero a una velocidad exponencial. En ese instante me di cuenta de que ese no es un ambiente de la universidad.

—¿Tiene algún plan para mejorar y actualizar la educación universitaria?

—Tenemos el equipo que conforma la plancha, nuestra fórmula rectoral; hemos pensado, hemos reflexionado mejorar en la parte laboral. Dar garantías a ese personal que está todo el día o menos días debido a todo el problema económico, el transporte y el efectivo, de ver cómo garantizar el transporte, la alimentación en el comedor, que está funcionando gracias a la Comisión Presidencial, de ver cómo hacer para aumentar su seguridad social, garantizando un mejor HCM y eso será a través de planes específicos y a través del Estado. Vamos a cambiar los reglamentos de las fundaciones para que esos ingresos propios, que no son tres pullas, sean redistribuidos mejor de acuerdo con la necesidad de la universidad y no que vayan a algunos bolsillos particulares porque eso ha sucedido; que sea transparente el manejo. También estamos pensando, pero es un reto muy grande porque en la humanidad solo hay dos instituciones conservadoras: la iglesia y la universidad. Es muy difícil que se haga un cambio. Aquí en la UCV, para hacer el cambio de un pensum en una escuela pueden pasar 20 años fácil. Entonces, por eso digo que será un gran reto. Ante ello, estamos pensando en ver si hay carreras cortas porque ahorita un muchacho que esté 5-6 años estudiando y en su casa requieren ingresos, una de las salidas es que tenga una carrera corta, de 3 años, un TSU, y después si quiere seguir estudiando se le da la oportunidad. Lo importante es que tenga herramientas y conocimientos para que pueda ingresar al mundo laboral porque aquí todas las carreras son de 5 y 6 años. Ahora con la prepandemia, pandemia y pospandemia, han durado más, 7-8 años. Es parte de lo que hemos pensado. Además, recuperar los espacios libres, la cultura, el teatro, los juegos, que la comunidad disfrute sábado y domingo. Esto es Patrimonio de la Humanidad, no es el patrimonio de los ucevistas, esa es la diferencia. Hay planes para hacer eso, que sea una universidad más abierta.

—En cuanto a la delincuencia dentro de la UCV, ¿cómo enfrentar esa situación? 

—Aquí, según la ley de universidades, el responsable de la seguridad interna es el rector. Aquí hay una situación de inseguridad muy grave, desde hace años, donde el cuerpo de vigilantes, por problemas internos, por una política de las autoridades, ha logrado que no puedan cumplir sus funciones y eso ha afectado al resto de la comunidad universitaria. Se han encontrado, no todos, pero sí a algunos vigilantes infraganti robando, ha habido complicidad interna en algunos robos en las facultades, laboratorios, y eso hay que reorganizarlo y ver cómo hacer que cumplan sus funciones reales, porque para eso se les paga, así sea el sueldo bajo, para cumplir su función que es garantizar la seguridad de la comunidad.

—Hace más de un mes se reportó un abuso sexual dentro de la UCV…

—No, no fue cierto. Hubo un rumor, estábamos comenzando la precampaña, ahí se creó toda una serie de elementos que después el Consejo Universitario, yo estuve involucrado, investigó y se descubrió que fue un rumor malintencionado.

—¿Cómo enfrentaría el éxodo de los profesores de ser electo rector? Usted como profesor vive en carne propia lo que vive el resto.

—Claro, compañera. Si nosotros le garantizamos que se recuperen las funciones de la universidad, que son las académicas, les garantizamos que se mejore la seguridad social, la salud, que se cumpla una distribución de los ingresos propios de acuerdo con la calidad de su trabajo y al tiempo de dedicación, garantizamos que el ambiente de trabajo trate de ser lo más agradable posible y buscar, con esa relación con el Estado, una mejora, eso pudiera ayudar mucho. Pero cuando ese profesor tiene en su cabeza un chip de: ‘Aquí no vale la pena, esto no sirve’ y consigue una oportunidad de irse, se va y no lo vamos a poder parar porque no hay manera de darle un sueldo de 1.000 dólares, por ejemplo. Entonces tendremos que hacer un trabajo muy duro, en diferentes dimensiones, para que permanezcan los profesores que tenemos actualmente. También pensamos en los profesores jubilados porque nos han dicho que quieren volver a dar clases. Bueno, vamos a estudiar una política de la universidad para que profesores jubilados, que tienen todos los años de experiencia, puedan ingresar y ayudarnos en la formación de los estudiantes. Esa parte parece que fuera más fácil que los nuevos porque una pareja joven, que no tiene techo propio, que tiene niños pequeños, con los sueldos que hay actualmente es difícil que se quede en el país, esa es la verdad.

—¿Cómo es su relación con el sindicato de la UCV? El martes realizaron una protesta en rechazo a los anuncios económicos de Nicolás Maduro el 1 de mayo.

—Claro, aquí hay varios sindicatos: el de obrero, comedor, transporte. Nosotros tenemos relaciones con algunos de esos sindicatos. En la parte de los demás sindicatos ha habido una diferencia políticas porque las directivas del sindicato han estado en alianza políticas con las autoridades universitarias y eso ha traído consecuencias para las bases. Te daré un ejemplo. Cuando salió la Ley Orgánica de Educación y venían las elecciones, donde se les daba el derecho político a votar, las autoridades de esos sindicatos no publicitaron ni dieron pie para que esos sectores pudieran votar para que reclamaran sus derechos. Esa es otra de las razones por las cuales hemos demorado años para que ocurra una elección porque los mismos beneficiarios del derecho no eran conscientes de que ese derecho existía. Eso fue bien manipulado. Hoy en día estamos haciendo un papel de divulgación, de que tomen consciencia de la importancia del voto. Por primera vez van a votar todos esos sectores en la historia de la universidad venezolana y de eso tienen que tomar consciencia los trabajadores, de la importancia y responsabilidad que van a tener porque ahí se van a elegir aquellas autoridades que van a decidir todo en cuatro años: lo laboral, académico, administrativo, estudiantil, todo. Entonces ese voto tiene que ser consciente, responsable.

Foto Ezequiel Carias / El Nacional

—¿Cómo ve el ambiente? ¿Hay entusiasmo?

—Todos quieren votar. Todos los sectores, todas las visiones políticas quieren votar, todos están pendientes, están en todas sus actividades de campaña y esto se ha convertido en un ambiente festivo, a pesar de las situación económica y todo lo que describí. Hay muchas esperanzas de que haya un cambio y ese es un detalle, si lees o escuchas a todas las planchas a rector, todos quieren un cambio para mejorar la universidad. El detalle es cuáles son los intereses por debajo de esos cambios. ¿Son intereses para los beneficios de las universidades del país? ¿Son intereses para el beneficio de corporaciones privadas? ¿Son intereses particulares de grupos, partidos o bolsillos de algunos? Esas son las preguntas que los electores tienen que hacerse y buscar las respuestas a lo largo de la campaña de quien está planteando lo mejor para la universidad.

—De ser electo, ¿cree que se genere un conflicto político en la universidad?

—Aquí la realidad es la siguiente. Por la ley de universidades yo puedo quedar de rector y esa es la proyección que tenemos, pero si la otra fórmula vicerrector administrativo, el académico o secretaria queda electa otra visión, partido u otro grupo político, puede haber conflicto porque vamos a tener contradicciones; cuando un vicerrector académico no quiera cambios en algún pensum, que son necesarios pero no los quiera, o quiere cambiarlos con una visión neoliberal a favor de las empresas y del ejercicio privado, mientras que nosotros no tenemos esa visión, ahí va a haber contradicciones; cuando los intereses de la universidad choquen contra los intereses de los partidos políticos, va a haber choque; cuando los estudiantes vean que se desvía lo que en estos 15 años ha sido la UCV, conflicto, guarimba, lo que sea, y ahora hay una constante en la formación, por supuesto, cada uno con sus visiones políticas, pero el hacer que ocurran los procesos académicos al tiempo calculado y estipulado va a haber contradicciones, cuando permitamos que entren unas clases sociales que reflejen la mayoría del país, va a haber contradicciones.

—¿Y cómo manejar esa situación?

—A través de una política de diálogo y procesos legales y reglamentarios que tiene la universidad, enmarcados en las leyes. Suena fácil, pero no vamos a salirnos de las leyes. Y vamos a tener que enfrentar, en el buen sentido de la palabra, estos conflictos, o el conflicto que siga a esta situación económica igual o peor porque estamos bloqueados. Eso hay que decirlo porque hay gente que no lo reconoce. El presidente Joe Biden acaba de firmar la renovación de las sanciones y el gobierno estadounidense no va aceptar seis años más de revolución. Hará lo que sea para que no vuelva a ganar unas elecciones. Eso traerá situaciones más complicadas para el país. El que no entienda eso o no lo vea no ha aprendido nada de lo ocurrido en los últimos años en este país y eso, por supuesto, puede influir sobre la universidad.

—Hablamos de sanciones, pero no de la corrupción en Pdvsa. Es como una contradicción.

—No, no es una contradicción. Las corrupciones que se descubrieron por el gobierno, ya muchos de ellos están presos. Las corrupciones que hubo hace un año atrás, Monómeros, Citgo, por líderes de la oposición en forma pública y no están presos. La corrupción de estos millones de dólares, y menos mal que están presos, fue ahora. Bueno, o fue ahora que se descubrió pero es que las sanciones vienen de 2015 para acá, todo esa mezcla ha influido. Hay que verlo, compañera. Acabamos de sacar un artículo de los microscopios electrónicos, que en el país hay 14, pero solo 3 están funcionando. Los microscopios electrónicos se usan para el área de salud farmacéutica. De los 14, solo 3 están funcionando porque el bloqueo ha impedido que se compren los repuestos. Entonces, ¿qué está sucediendo en un sector del país? Están desdibujando que no hubo bloqueo, que todo fue de la corrupción. Yo no voy a caer en esa trampa. Eso es un análisis muy simplón, como ellos plantean la situación. Negar eso es vivir fuera de la realidad por una visión política, con p minúscula. Vamos a ser francos, sí hay corrupción y ojalá que consigan más, porque yo sé que hay más, y que estén presos. Máxima condena, porque el daño que se le hizo al país fue igual de grave que las sanciones.

—¿Qué opina de los anuncios económicos que hizo Maduro recientemente? ¿Cree que como trabajador le benefician?

—Te lo voy a decir de esta manera: el 1 de mayo se evidenció una vez más cómo las sanciones han ocasionado daños al país. Por una parte, no se puede aumentar el salario y se tuvieron que aumentar bonos, y por otra parte cómo han creado estas sanciones que los venezolanos y venezolanas están desmoralizados, angustiados por la situación económica. Cada vez alcanza menos para el mercado, no podemos comprar vestidos ni calzado, esto hablando de los que están trabajando y tienen salarios en bolívares. No hablo de otro sector que gana en dólares y tiene ciertas comodidades. Hablo de la mayoría. Entonces, es una evidencia real. ¿Es que el presidente (Maduro) se quiere tumbar o quiere crear una política para que la gente lo odie y haya una protesta masiva nacional porque él es masoquista o no cree en la revolución? Hay gente que cree que él es antitrabajador y crea esta medida sabiendo que es un riesgo para toda la estabilidad de la revolución. ¿Cómo es esa lógica? A no ser que tenga un problema psiquiátrico. Toma esas decisiones porque no se puede más. La decisión del 1 de mayo se tomó porque no se pudo más como consecuencia de las sanciones. Es una prueba de lo que estamos viviendo. Aquí hubo sectores que pidieron públicamente sanciones y ahora estamos pagando las consecuencias. Esa es la realidad.

—Usted comentó que de ser electo rector restablecería las relaciones con el Estado. ¿Mantendría una relación con la oposición?

—Siempre la he mantenido, a nivel laboral, profesional. Hay muchos que me respetan, yo respecto a los que siempre han tenido una actitud en pro de la universidad, del país, porque los hay. Ahora, ¿a quiénes sí voy a rechazar? A los mentirosos, a los fascistas que estén en cualquier lado. Esta es una universidad donde debe haber una democracia, amplitud real, donde todos nos esforcemos en sacar un mejor país a través del estudio, trabajo, del esfuerzo; y ver cómo mejorar nuestros salarios, nuestras condiciones, no lo negamos. Pero esto no puede seguir siendo una anarquía o unos lineamientos de un partido o de varios, o de acuerdo con los intereses particulares de unos bolsillos. Eso no puede seguir y menos en estas situaciones que viven los jóvenes, que son la generación de relevo. En unos 40 años van a quedar venezolanos y venezolanas que, dependiendo de lo que hicimos hoy, veremos las consecuencias.

—¿Cómo ve la UCV en cinco años?

—Mejor. Más sana, más democrática, más claras en sus funciones, la gente con mayor claridad del destino que se va a forjar para la universidad y para el país, y tratando de resolver el tema económico en esos tiempos porque las sanciones van a seguir. Irán tiene 49 años sancionado, Cuba tiene más. Mientras sigamos con el respeto a la soberanía, con una visión bolivariana, Estados Unidos no nos va a dejar en paz. Muchos de la oposición creen que si ganan ellos las sanciones serán inmediatamente levantadas. Hay que leer historia. Aquí es una cuestión de intereses, no ideológica. En Venezuela, si seguimos con la revolución bolivariana, vamos a seguir sancionados.

—¿Qué opina de la gestión saliente?

—¿Qué opino porque sale o por lo que hicieron?

—Como usted quiera responder.

—(Risas) Lastimosamente perdieron la oportunidad de hacer grandes cosas en esta universidad. Fueron 14 años. Significa más del doble de un período presidencial que dura 6 años. Para mí, el balance es negativo. No garantizaron la prosecución académica del estudiante. De aquí salieron dos guarimbas, salió una flexibilidad, esa fue la palabra preferida; de aquí salió la otra frase preferida: ‘No nos permite porque las condiciones del país no lo permiten’. A una cuadra queda la Universidad Bolivariana de Venezuela, tienen los mismos sueldos que nosotros, y hace tiempo yo veía que iban los estudiantes, los profesores y aquí todo estaba vacío porque ‘las condiciones del país no existen’. Uno tiene que ver la realidad. Entonces, todos estos elementos que estoy dando son para decir que esa gestión está raspada y no tiene derecho a reparación. Lo digo como profesor. Perdieron la oportunidad, hubo procesos irregulares financieros, no lo digo yo sino el profesor Bernardo Méndez cuando renunció como vicerrector administrativo. Se perdió mucho dinero y crearon todas estas condiciones con una política bien planificada para decir que este era un Estado fallido y que no puede ni siquiera cubrir la educación universitaria. Esa es mi opinión y mi resultado de esta gestión: están raspados y sin derecho a reparación.

—¿Algún comentario que quiera agregar?

—Solo quiero hacer un llamado a los sectores que van a votar por primera vez, a que el día de las elecciones, el 26 de mayo, deben llevar su cédula laminada, vigente o vencida. Con un carnet laboral o estudiantil no le van permitir votar. Esas son condiciones básicas que tienen que saber que no les han dicho. Invito a todos a entrar a un ambiente festivo con esperanzas reales y no fantasiosas, y hacer entre todos una mejor universidad.

@Eileen_Garcia


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