Vargas Llosa tragedias
“Venezuela es un ejemplo que evitar para el resto de Latinoamérica”, dice Mario Vargas Llosa. Foto EFE

Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, y Antonieta Jurado Blanco, su esposa, visitaron a Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura. La crisis que atraviesa el medio de comunicación, obligado a pagar una demanda millonaria por daño moral a Diosdado Cabello, sirve de excusa para un encuentro de amigos (*).

Vargas Llosa abre las puertas de su hogar. Saluda afectuoso. Una sonrisa generosa le ilumina el rostro.

Todo él, su ánimo, su tono de voz indica que, pese a todas sus preocupaciones y ocupaciones, vive en esa frase que pronunció el día de su 80 cumpleaños: “La felicidad tiene nombre y apellido, Isabel Preysler”.

“Miguel y Antonieta estoy muy claro, se que están pasando momentos duros, pero acá estamos juntos para ponernos al día”, dice.

“¿Cómo está mi querida Venezuela?”, pregunta.

Esto sirve como punto de partida a una reflexión profunda sobre lo que se ha convertido el país manejado por años por un régimen totalitario que ostenta el poder, la mentira, engaños, los intereses, la corrupción, la dictadura y sus mecanismos, el gran sufrimiento de los venezolanos.

“Venezuela es un ejemplo que evitar para el resto de Latinoamérica”, dice.

“Venezuela, ese país que algún día fue pujante, ¿para quién puede ser modelo un país que ha destruido su economía y del que millones de venezolanos quieren huir aún en las condiciones más dramáticas porqué piensan que ya no hay esperanza ni oportunidades para ellos?”, cuestiona.

“Pero pese a todo, no asumimos el derecho a ser pesimistas”, agrega.

También se habla de Perú y las próximas elecciones. Vargas Llosa advierte que “sería una verdadera catástrofe” la victoria de Pedro Castillo, lo que podría llevar a ese país a repetir la experiencia dramática de Venezuela.

Asimismo, se conversa de literatura, de cómo la escritura permite a los seres humanos fantasear: “crear un mundo paralelo en el que nos refugiamos cuando nos sentimos cansados, hastiados de estas rutinas que nos impone la realidad”.

Vargas Llosa afirma que la función de la literatura y de los libros es hacerle al hombre soñar, vivir otra vida y sacarlo de esta realidad que, para muchísimos seres humanos, es una realidad más bien mediocre.

Otero, El Nacional, Vargas Llosa
“El ataque a El Nacional a través de un parapeto jurídico es una demostración flagrante de que no hay ninguna legalidad que se respete en Venezuela”, señaló Vargas Llosa. Foto: Kenny Linares

Vargas Llosa y la libertad de expresión

–¿Cuál es la importancia de la libertad de expresión para el ciudadano y para los gobiernos?

Yo creo que es, dentro de una sociedad democrática, el elemento crucial. Creo que la libertad de prensa es lo que caracteriza una sociedad democrática de una sociedad que no lo es. El hecho de poder criticar al gobierno, el hecho de poder expresarse con libertad en una atmósfera en la que realmente la legalidad se impone es absolutamente decisiva para saber si hay democracia o no. Y creo que, desgraciadamente, el caso de Venezuela es un país sin democracia. Un país autoritario, totalitario, que ha interrumpido todos los años de democracia y que, además, Venezuela había tenido en Latinoamérica un rol importantísimo, precisamente porque era una democracia: denunciando a todos los gobiernos que se deslizaban hacia el autoritarismo, hacia los golpes de Estado. Creo que la tragedia venezolana ha sido una de las peores que ha pasado en América Latina.

–Las dictaduras tradicionales atacaban a la libertad de expresión de una manera brutal y directa, cerraban los medios, ponían presos a todos los periodistas y seguían con unos medios absolutamente controlados, o ponía el sistema del creyón rojo que es la censura previa. Estos populismos autoritarios tienen una manera de actuar bastante distinta. Hugo Chávez puso en el Plan de la Patria hace 20 años la hegemonía comunicacional, que no es otra cosa que la liquidación de la libertad de expresión en el largo plazo. Es el modelo cubano, en el largo plazo. El Nacional ha sido atacado penalmente, tributariamente, físicamente, impidieron usar papel prensa para imprimir, se convirtió en una página web, ahora utilizan represión en internet, pero lo que están haciendo en estos momentos es algo novedoso, que es la confiscación del periódico para entregárselo a una persona que quiere hacer un periódico allí, que es uno de los hombres más poderoso del régimen de Nicolás Maduro. ¿Qué opinión le merece?

El segundo a bordo debe sentirse el dueño del país, es una desproporción lo que hace y que tendrá un costo político internacional. Dentro del contexto venezolano, digamos, era en cierta forma inevitable. El Nacional era más que un periódico, tenía una irradiación en América Latina muy grande y que además había tenido, a lo largo de su historia, una consecuencia, clara, porque denunció todos los intentos de acabar con la democracia en Latinoamérica. Fue un periódico enemigo sistemático de los golpes de Estado. De tal manera que El Nacional, pues, tiene una tradición muy importante como un órgano que defendió la libertada, la legalidad, de modo que a la corta o a la larga era inevitable que una dictadura como la venezolana se lanzará contra él. Tenía que ocurrir, y más bien lo que es curioso es que haya tardado tanto en suceder.

Atacar a El Nacional es perjudicial

–Una de las cosas que está tratando de hacer el régimen de Maduro, es dada la destrucción de la economía y ante la imposibilidad de tener recursos por casi ninguna vía, es traer algunas inversiones extranjeras y es así como han tratado de convencer a algunos inversionistas que ahora sí hay una seguridad jurídica, que obviamente no hay.

El ataque a El Nacional a través de un parapeto jurídico es una demostración flagrante de que no hay ninguna legalidad que se respete en Venezuela.

–¿Puede un régimen como el de Maduro, que controla todo, desarrollar un sistema de seguridad jurídica?

Es imposible, es absolutamente incompatible porque la legalidad tiene que ver con la democracia. La democracia es un sistema en que las leyes se respetan, y deben respetarlas todos, los gobiernos y los partidos de oposición. Pero si no existe una legalidad y es la voluntad de los poderosos, de quienes están en el poder, la que realmente determina las acciones cotidianas, pues, no hay ninguna legalidad sino más bien el reino de la arbitrariedad.

–¿Perjudicará al régimen arremeter contra El Nacional?

Incautar de periódicos es normal en dictadura, pero es que El Nacional es una institución que desborda las fronteras de Venezuela, que tiene una significación en América Latina; entonces va a perjudicar enormemente al régimen de Maduro el que se haga una mascarada jurídica tan evidente como es la de este caso. Aunque las dictaduras cierran periódicos, pues que es lo que hacen normalmente, yo creo que, en el caso de El Nacional, que la segunda figura del régimen se apodere del periódico a través de una jugarreta judicial, es que va a sentar pésimamente mal para el propio régimen venezolano. Creo que les va a perjudicar muchísimo y tengo la esperanza de que no lleguen hasta las últimas consecuencias, porque de lo contrario debemos estar todos unidos en una sola voz juntos y denunciando ante los organismos internacionales que, de seguro, van a actuar.

Pedro Castillo y Keiko Fujimori disputarán la segunda vuelta de las elecciones en Perú el próximo 6 de junio. Para Vargas Llosa el triunfo de Fujimori sería un mal menor. Foto: Getty Images

Perú y las elecciones: lo que opina Vargas Llosa

–¿Qué mensaje le daría a los tantos peruanos en el exterior que se alistan a una segunda vuelta electoral el 6 de junio?

Yo les diría que miren hacia Venezuela y que aprendan la lección de lo ocurrido. Venezuela era un país profundamente democrático, que tuvo 40 años de democracia y que empleó, maravillosamente, todos esos años denunciando todas las ilegalidades, los atropellos a la ley que ocurrían en América Latina. Ahora, llegó el comandante Hugo Chávez, a través de un intento de golpe, no hay que olvidarse, que el ejército venezolano frustró. Chávez fue a la cárcel, un presidente venezolano lo amnistió y luego se convierte en un presidente elegido, por los venezolanos, que muy ingenuamente le creyeron. Nunca más hubo elecciones libres en Venezuela. Desde entonces las elecciones en Venezuela han sido un fraude sistemático, a medida que el régimen se desprestigiaba y se volvía más impopular, pues, el fraude electoral era muchísimo mayor y naturalmente no me extraña nada que el régimen se haya lanzado contra El Nacional pues era un símbolo que representaba esa Venezuela libre, prospera, esa Venezuela que estaba progresando, el país potencialmente más rico de América Latina y quizá uno de los países más ricos del mundo y, sin embargo, hay que ver en lo que la dictadura lo ha convertido. Es algo verdaderamente trágico, que un país que tenía una economía que era floreciente, hoy día sea uno de los países más pobres no solo de Latinoamérica sino del mundo. Entonces, yo les diría a mis compatriotas los peruanos que miren hacia Venezuela y que, si eso los entusiasma, que entonces voten por Pedro Castillo en el caso del Perú; estoy seguro de que muchísimos de los peruanos no serán tan insensatos y que, en estas elecciones, espero, que voten por el mal menor, que es, indudablemente, desde mi punto de vista, Keiko Fujimori.

La literatura

–¿Usted ve en la literatura una libertad absoluta?


Ah sí, en la literatura nosotros gozamos de una libertad que nos gozamos en la vida real porque a la hora de soñar podemos volcar nuestras fantasías, nuestros sueños, prácticamente sin límites y eso es lo que expresan los libros y estos, quizá, son el mejor alimento que puede tener una sociedad para educar a sus ciudadanos, porque esos ciudadanos, si leen, serán siempre más insatisfechos y buscarán superar las limitaciones de su realidad. Yo creo que la literatura crea ciudadanos críticos, soñadores, capaces de cuestionar la realidad real, tal como es y buscar otra realidad y eso es indicio de lo que es el progreso.

–Ha dicho que se escribe para llenar vacíos, pero también contra la realidad.

Hay una enorme diversidad de escritores: lúgubres, risueños, optimistas, pesimistas, creo uno elucubra, digamos, sus fantasías en relación con su vida.

–¿Pero cuando escribe un artículo de opinión?

-. “Un articulo de opinión es cuando uno se pronuncia sobre una problemática determinada. Por ejemplo, yo escribo hace más de treinta años en El País de España y tengo que reconocer que nunca me han cortado o corregido un artículo. Ha sido un periódico tolerante con mis escritos. Además, gracias a El País mis artículos se publican en muchos países y diarios latinoamericanos como en El Nacional. La verdad es que estoy muy agradecido, aunque no siempre concuerdo con su línea editorial. Pero reconozco que siempre me han respetado, así que estoy muy contento de colaborar con ese periódico.

–¿Su felicidad es leer y escribir, e Isabel?

Leo, escribo y amo. Son cosas distintas y complementarias. Siempre recuerdo esta historia: mi mamá me llevo al colegio La Salle, vivíamos en Cochabamba, Bolivia. El curita que me enseñó a leer, a los cinco años, se llamaba el Hermano Justiniano, un padre maravilloso, nos enseñaba a leer, bailando, danzando con las letras, hacíamos circuitos y aprendí a leer a los cinco años y a escribir a los seis. Aprendí a leer, y fue decisivo, y descubrí la cosa más importante de la vida que es la importancia de lectura. Yo recuerdo en las navidades que le pedía al niño Dios una gran lista de libros. Cochabamba, que era una ciudad más bien pequeña, no me importaba porque yo a través de los libros podía fantasear, como operación diaria, retroceder al pasado, ir al futuro. Maravilloso.

(*) Esta conversación ocurrió antes de la militarización de El Nacional.

Por Antonieta Jurado Blanco


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