Con una pensión insuficiente, alto costo de las medicinas, problemas en los servicios básicos y mala alimentación los adultos mayores se han convertido en uno de los sectores más afectados por la crisis del país.

La pensión del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales tiene un monto mensual de 40.000 bolívares lo que resulta insuficiente, tomando en cuenta que sólo un kilo de harina de maíz sobrepasa los 10.000 bolívares.

“Se han convertido en rehenes de la caja CLAP”, aseguró Luis Fernando Cabezas, director de la Asociación Civil Convite.

Cabezas indicó que los adultos mayores en Venezuela han dejado de lado por completo las proteínas de su dieta debido al elevado costo de productos como la carne, pollo o pescado. Incluso los huevos han quedado fuera de la lista por su incremento en los últimos meses.

Los granos y las harinas son los principales alimentos que consumen los abuelos. Estos pueden saciar el hambre, pero no aportan los nutrientes necesarios al cuerpo.

El director de Convite advierte que un alto consumo de granos en los adultos mayores puede causar graves problemas gastrointestinales.

“Por lo general trato de hacer sólo dos comidas y al menos una de ellas incluye lentejas o frijoles chinos”, confesó Delia Gutiérrez, de 72 años de edad, habitante del barrio La Dolorita en el municipio Sucre.

Una encuesta de Caritas Venezuela reveló que las personas mayores son los que más comúnmente sacrifican un plato de comida para dárselos a otros integrantes de la familia, después de la madre.

Ignacio Rodríguez, de 76 años de edad, vive en Guarenas, estado Miranda, con su hija y nieta. Para él lo más importante es que a la niña de 5 años pueda comer tres veces al día, por lo que en muchas ocasiones los dos adultos dejan de comer.

Rodríguez aseguró que con la pensión y sueldo de su hija no pueden costear alimentos para todo el mes. Vecinos y familiares de otros estados del país los ayudan cuando pueden enviándoles comida.

 

Blancos del hampa

Cabezas indicó que para 2018 hubo un incremento significativo en las muertes violentas de los adultos mayores. Explicó que al agudizarse la crisis del país, los abuelos se convirtieron en blanco del hampa por ser personas físicamente más débiles.

250 personas de más de 60 años de edad murieron de forma violenta en 2018, de acuerdo con los datos más recientes de Convite. El informe de la asociación destaca 124 fallecidos víctimas del hampa y en 11 oportunidades el verdugo resultó ser un familiar directo, un hijo o un nieto.

El aumento de muertes a manos de un familiar se debe en muchas ocasiones a que el agresor padece de alguna enfermedad mental y no cuenta con los medicamentos necesarios para tratar su padecimiento debido a la escasez.

 

Falta de medicamentos

Las enfermedades más comunes entre los adultos mayores son hipertensión y diabetes.

En los últimos meses, la escasez de los medicamentos para tratar estas enfermedades ha disminuido, sin embargo, los abuelos siguen privándose de las medicinas por sus altos costos.

Gutiérrez, que es hipertensa, afirmó que no puede costear los medicamentos: “Cuando me siento mal me tomo un té o alguna planta natural, es lo único que puedo hacer porque la pastilla es muy cara”.

Convite destacó que en 2018, un total de 13 adultos mayores fallecieron en una cola para cobrar la pensión, mientras que otros 16 murieron por negligencia médica. Por suicidio hubo 28 decesos de personas de más de 60 años de edad.


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