Desde que llegó el gobierno de Gustavo Petro, la importación de gas natural desde Venezuela se ha convertido en una opción, pese a que en Colombia aún existen recursos que se pueden explotar.

Esta importación de gas natural desde Venezuela se pretende hacer a través de Ecopetrol y usando el gasoducto Antonio Ricaurte, que tiene 224 kilómetros entre Ballena (La Guajira) y Bajo Grande (Venezuela), pero está inactivo desde 2015.

Sin embargo, el presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), Frank Pearl, asegura que aunque es bueno tener varias alternativas para garantizar el suministro en el país, la primera opción siempre debe ser el gas natural nacional.

«Hay que privilegiar la oferta de gas colombiana porque genera impuestos, regalías, trabajo bien remunerado, fortalece cadenas de valor y billones de dólares que pueden irrigarse para desarrollo regional. El gas importado no tiene eso», destaca.

A esto se suma que según la ACP existen 5 retos que por ahora hacen inviable la posibilidad de importar gas venezolano. Estos retos son de capacidad, calidad, confiabilidad, oportunidad y legalidad.

«Es una opción real con muchas complejidades, que podría no materializarse. Como la situación actual (de las reservas de gas natural de Colombia) es crítica, confiar únicamente en esta opción es demasiado riesgoso y probablemente irresponsable», afirma Frank Pearl.

El vicepresidente de Estrategia y Asuntos Regulatorios de la ACP, Andrés Bitar, explica que en cuanto a capacidad actualmente no se conoce exactamente cuál es la que tiene el tubo para traer el gas natural desde Venezuela a Colombia.

«Lo que nosotros pudimos averiguar de forma preliminar, y no sabemos si es un dato exacto, es que la capacidad que tiene el tubo es de apenas 50 millones de pies cúbicos desde Venezuela a Colón», dice.

Lo que sí se conoce es la capacidad del gasoducto Antonio Ricaurte para exportar gas natural a Venezuela, y es de 400 millones de pies cúbicos.

Respecto a la calidad, Colombia cuenta con una regulación bastante robusta en este asunto para cumplir con los estándares internacionales y el inconveniente es que hoy en día no se conoce cuál es la calidad del gas natural de Venezuela.

Otro aspecto que puede hacer inviable la importación de gas natural de Venezuela es la confiabilidad, porque gran parte de la matriz energética del país vecino depende de las generadoras térmicas que necesitan el gas venezolano para operar.

«Si Venezuela requiriese gas para prender sus térmicas es muy posible que ellos privilegien prender sus térmicas que enviarle gas a Colombia. En materia de confiabilidad es mucho mejor tener gas colombiano, que depender de un gas en donde no sabemos si vamos a tener confiabilidad al cien por ciento», señala Andrés Bitar.

En materia de oportunidad, existen puntos del gasoducto que están discontinuados en el territorio colombiano y las estaciones de compresión fueron desmanteladas.

Según el vicepresidente de Estrategia y Asuntos Regulatorios de la ACP, poner en operación las facilidades que están en mal estado podría demorar entre dos y tres años, lo cual implica que el gas de Venezuela solamente estaría disponible en este tiempo.

El quinto inconveniente tiene que ver con las sanciones petroleras a la estatal venezolana Pdvsa que Estados Unidos estaría pensando en restaurar. Si se vuelven a imponer, Ecopetrol, al cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York, no puede hacer negocios con esta empresa.

«Si en Colombia hay gas de buena calidad, a buen precio, que genera recursos para los hogares, las industrias y las regiones y que lo necesitamos para la transición energética, para qué vamos a ir a buscar a otro lado lo que no se nos ha perdido aquí», asegura el presidente de la ACP.

Ante este panorama, el gremio petrolero destaca que en Colombia existen 18 proyectos de empresas privadas que pueden aportar 250 millones de pies cúbicos día de gas natural para garantizar el suministro en el país en el corto plazo (hasta 2028).

Mientras que los descubrimientos que se han dado en el mar Caribe (costa afuera) no solo abastecerían el mercado nacional a largo plazo, sino que también podrían generar excedentes de gas natural que podrían ser exportados.

«Ante la crisis que se tiene actualmente en el sector eléctrico, estamos sentados en una mina de gas natural que no se está aprovechando porque el gas natural es el combustible de respaldo», asegura Frank Pearl.

 


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