Francisco González vio cómo en minutos el trabajo de toda su vida era arrastrado por el agua. Durante la tarde del sábado 8 de octubre, el deslave que arrasó con gran parte de la población de Las Tejerías, acabó con alrededor de seis locales comerciales que durante años le brindaron sustento a él y a su familia. «Estaban ahí», dice señalando un lugar en el sector La Hoyada que ahora se encuentra vacío. Aunque logró resguardarse a tiempo junto a sus seres queridos, no puede evitar sentir desesperación por lo incierto que luce su futuro económico de ahora en adelante.
En el casco del pueblo, hombres y mujeres se esfuerzan por sacar el barro que ha destrozado sus negocios y salvar las pertenencias que puedan. Al igual que González, un gran número de comerciantes se han quedado sin una fuente de ingresos debido a la tragedia que hasta ahora suma 54 fallecidos, según cifras oficiales.
«Lo perdí todo. No sé que voy a hacer», señala González al contar que el día de la tragedia se percató de que la afluencia de la quebrada era cada vez mayor, por lo que decidió regresar más temprano a su casa. Tan solo unos minutos después la fuerza de la crecida impactó contra el casco del pueblo y comenzó a arrasar con todo a su paso.
En el primer piso de la casa de González puede verse la marca que dejó el agua en la paredes, mientras que en la planta baja el estacionamiento quedó completamente tapiado, dejando un vehículo y una moto atrapados. «Yo saqué la mano por la ventana, en la parte de arriba, y podía tocar el agua. Era impresionante. Creí que nos iba a cubrir por completo. Primera vez en mis más de 50 años aquí que veo esto en Las Tejerías», relata.
Al siguiente día del deslave, González tuvo que cavar para poder salir de su casa. Los comercios y viviendas ubicados a su alrededor quedaron enterrados bajo metros de pantano y el resto de la ciudad donde habitó toda la vida se encontraba llena de escombros.
La casa de su vecino Juan Colmenares también sufrió graves daños. En la planta baja dispone de tres locales comerciales que han quedado completamente tapiados. «Yo tengo los negocios alquilados y vivo de eso. Realmente ahora no sé cómo vamos a resolver», dijo.
La tierra se ha compactado y cubre casi por completo las santamarías de los negocios, por lo que es mucho más complicado realizar las labores de limpieza. Colmenares y sus vecinos esperan que la maquinaria desplegada en el pueblo pueda ayudarles a despejar las entradas de sus viviendas, pero es un proceso que toma bastante tiempo.
Hacia el centro de Las Tejerías, supermercados, licorerías, tascas, talleres mecánicos e incluso una agencia del Banco Bicentenario fueron fuertemente impactados por el agua. Esta situación no solo afecta a los propietarios de los comercios, sino que también pone en riesgo los empleos de cientos de trabajadores.
Colmenares y González aseguran que no han recibido toda la ayuda necesaria pese a encontrarse en una zona céntrica de la ciudad. «Necesitamos agua urgentemente, tanto para consumir como para continuar trabajando en la limpieza. No tenemos. Por aquí no ha pasado nadie a brindar ningún tipo de colaboración, a excepción de las máquinas que trabajan en las vías», indica Colmenares.
Hasta el miércoles 12 de octubre el sector donde habita Colmenares tampoco tenía electricidad, pese a que un día antes la vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez, informó que ya se había restablecido el servicio eléctrico en 92% del pueblo, así como la señal de operadoras como Movistar y Movilnet.
Bomberos de diversos estados del país, funcionarios de Protección Civil y de la Guardia del Pueblo, oficiales de los cuerpos de seguridad del Estado, miembros de diferentes misiones del gobierno nacional y la sociedad civil en general trabajan arduamente desde el momento de la tragedia para remover escombros, piedras, pantano y árboles. Sin embargo, el número de trabajadores es mucho mayor en el casco del pueblo, en comparación con zonas más alejadas como el barrio Bolívar y Libertador, donde siquiera ha llegado maquinaria pesada.
Empresas sufrieron graves pérdidas
Los pequeños comercios no fueron los únicos afectados por el deslave de Las Tejerías. Grandes empresas y compañías ubicadas en el sector también sufrieron graves daños debido a la tragedia, lo que supone una gran pérdida económica para sus propietarios y pobladores.
La zona industrial ubicada en esta localidad no solo es una de las más importantes para el estado Aragua, también es la tercera zona industrial per cápita para el país.
El Matadero Municipal de Tejerías resultó entre los más afectados. Dentro de sus instalaciones pueden verse vehículos y camiones que fueron arrastrados, y parte de las oficinas se encuentran bajo tierra. El gran muro perimetral de ocho metros de altura que rodea la empresa también desapareció.
Vecinos de la localidad señalan que al menos tres vigilantes que se encontraban en el matadero al momento del deslave fueron arrastrados por la corriente, mientras que otros tres habrían sobrevivido al desastre.
Otra de las empresas que ha reportado serios daños es la ensambladora de vehículos Chery. Carros y maquinarias quedaron bajo escombros y barro, de acuerdo con fotografías y videos compartidos por las autoridades en redes sociales.
También quedó destruida la empresa Vidosa, fabricantes de vasos de vidrio y cristal al por mayor, al igual que el llamado Galpón 8, donde se almacenan gandolas y contenedores. Otra gran compañía perjudicada fue Mack de Venezuela.
La población estima que 75% de la zona industrial resultó afectada, aunque de momento no se ha cuantificado de manera oficial los daños ocasionados en al menos 23 empresas. El ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami, anunció el 15 de octubre que establecerán mesas de trabajo para ayudar a los industriales de Las Tejerías.
@ErikaHDelaR