1. Dispersión, caos interno y una desventajosa comunidad internacional son grandes debilidades (y quizás los sepultureros) de la oposición venezolana. En México, el gobierno lleva la ventaja. Esa es la verdad. Lo peor es que no quedan caminos alternos. Es el precio de los errores.
2. La dispersión y el caos interno pueden ser resueltos por un liderazgo que decida hacer lo correcto. En cambio, nada se puede hacer para modificar el desventajoso concierto internacional. ¿Acaso ello no es suficiente motivo para un viraje urgente? 2024 está a la vuelta de la esquina.
3. Muchos dirigentes opositores (puros e impuros por igual) están enfocados en descalificar a otros actores y otros partidos creyendo que con eso se aproximan más a la victoria en el 2024. No se percatan que con esa actitud se están aproximando de manera eficiente a una derrota segura.
4. Todos, absolutamente todos los opositores se necesitan. Solos no irán a ningún lado. Los números no dan para una victoria cómoda e incuestionable. Y aún cuando todos vayan unidos la tendrán muy difícil.
5. Los procesos electorales no son otra cosa que una simple suma de votos. Ese es el objetivo: sumar votos para ganar. Sólo los candidatos y políticos tontos se empeñan en la resta de votos. Definitivamente, la terquedad debiera doler.