Foto: Pixabay

Había escuchado la historia muchas veces: una mujer de pelo largo con la ropa hecha jirones que se aparecía por la noche en la cascada El Chorrito, camino a Salmerón en el estado Miranda.

Dudaba de la veracidad del cuento, pues en su mayoría lo repetían viajeros que pasaban por la zona bajo los efectos del alcohol.

Pero pronto me llevaría una sorpresa…

Sábado por la noche

Era sábado por la noche y junto a mi familia transitábamos por la desolada carretera rural de la parroquia Bolívar del municipio Zamora. En medio de una conversa, el vehículo comenzó hacer ruidos extraños que venían del motor.

Justo cuando pasábamos frente a El Chorrito mi padre decidió detenerse para verificar la gravedad de la posible avería. Era una noche sin luna y la única luz cercana provenía de los faros del carro. A unos 50 metros, un viejo poste de luz titilaba tenuemente.

Al apagar el motor, el silencio se apoderó del vehículo y sólo se escuchaba el sonido del agua cayendo por la cascada.

Mientras mi padre revisaba el motor con ayuda de una linterna, yo miraba por la ventana la oscuridad de la noche.

Fue entonces cuando vi algo que se movía en las sombras. Agudice la vista y me aterró la idea de que un posible ladrón nos emboscara en el desolado lugar, pero al mirar con detenimiento vislumbré la silueta de una mujer.

“Debe ser alguien que vive en la zona”, pensé.

Pero al ver que la mujer se acercaba, detallé su ropa raída, rota y sucia. Al bajar la mirada me detuve en sus pies, o el lugar donde deberían estar… La joven flotaba en el aire a unos centímetros del suelo, justo al lado de la caída de agua y sus pies no podían distinguirse.

Al percatarme de esto, mi corazón se aceleró y rápidamente traté de enfocar la mirada en el rostro de la mujer, pero no pude hacerlo. Sólo se distinguía la silueta de su cara y lo demás era una sombra negra.

Me di cuenta que el espíritu no se acercó demasiado, se quedó allí junto a la cascada, al parecer observando desde la distancia.

Voltee para avisarle a mi familia lo que estaba viendo, pero cuando ellos miraron la silueta había desaparecido.

Todos pensaron que era una broma

Cuando finalmente mi padre puso en marcha el vehículo, todos pensaron que se trataba de una broma. Aunque al ver mi cara de susto, creyeron mi historia.

Al llegar a casa recordé que algunos amigos me contaron que ya habían visto a esta mujer en el mismo lugar, pero a ellos los siguió al vehículo hasta que se fueron del sitio.

El tiempo pasó y el recuerdo de la mujer flotando en la oscuridad permaneció en mi memoria.

Un día, de visita a unas amistades en la montaña, conversé con un señor mayor. No sé cómo, pero sacamos el tema de los espantos y apariciones. Le conté lo que sucedió y me relató la verdadera historia de la mujer que se aparece en El Chorrito.

Al parecer, hace algunos años una jovencita de 17 años de edad se fue con un grupo de muchachos mayores con la intención de nadar en el río de noche. Iban en un vehículo ingiriendo bebidas alcohólicas cuando uno de ellos le dijo al conductor que se detuviera en El Chorrito para orinar.

Al bajarse, el resto de sus compañeros comenzó a tocar de forma indebida a la joven que ya había consumido demasiado alcohol. En su estado intentó defenderse y se bajó del carro para correr hacia la cascada, sin embargo, se tropezó y cayó al suelo, lo que provocó que su ropa se rompiera y ensuciara de barro.

Al verla indefensa, el grupo de hombres se acercó a ella y la inmovilizaron.

La joven fue violada por sus supuestos amigos y en medio del forcejeo, se golpeó la cabeza con una roca lo que ocasionó que se desmayara. Los hombres al verla inconsciente, entraron en pánico y la arrojaron al pozo de la cascada, dándola por muerta.

Foto: Pixabay

Murió ahogada

Al día siguiente, una mujer que caminaba por el lugar la encontró. Los forenses determinaron que la joven no murió por el golpe, sino ahogada en el río.

Desde su muerte, el espíritu de  esta chica inocente divaga por el sitio en el que perdió la vida. Dicen que sólo se acerca para espantar a hombres jóvenes, especialmente aquellos que pasan ebrios y en compañía femenina.

Sorprendida por saber que no imaginé lo que vi esa noche, desde entonces al pasar por el lugar rezo por el alma de la joven, esperando que un día encuentre la paz.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!