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Foto: AFP

Lo primero que le realizaron a Leonardo y a su novia al cruzar la frontera en San Antonio del Táchira el 4 de mayo fue una prueba rápida de covid-19. Ambos salieron negativo. Los vacunaron contrala toxoide y los llevaron a un refugio en el Puente Internacional Tienditas, donde estuvieron cinco días más.

“La comida era asquerosa. En la mañana te daban una arepa pequeña con un pedacito de mortadela. Luego, en la tarde, una pasta aguada con sardina y sin sal. En la noche, un bollito que parecía un dedo, también con sardina. La hora de bañarse era a las 5:00 pm”, cuenta el joven a Correo del Caroní.

Su plan era llegar a Puerto Ordaz, estado Bolívar, donde vive su familia. En la noche del 9 de mayo los llevaron en un autobus, con otras personas que regresaban del exterior, al Aeropuerto La Fría, en el estado Mérida. A las 2:00 pm del día siguiente salieron al anhelado destino.

Sin embargo, las autoridades los dejaron en la Fundación Armonía, cuyas instalaciones se usan como refugio para los connacionales que requieren ser aislados hasta descartar un posible contagio del coronavirus.

“Nos recibieron muy bien, nos pintaron todo de mil colores. Nos dicen cuántos días vamos a pasar y nos separaron hombres con hombres y mujeres con mujeres”, indica.

Luego de que su novia sangrará por la nariz, se la llevaron al CDI Bella Vista. Le practicaron nuevamente pruebas de covid-1, incluso una PCR, las más confiables para descartar caso. Dio negativo.

Por otra parte, a Leonardo junto con otras personas los llevaron al Hospital Uyapar. «Nos recibe una doctora y nos dice que vamos a estar con otras dos personas que son positivos. Por miedo, nosotros no queríamos entrar. Igual nos metieron en una sala y lo que nos separaba era una pared de tela y nos dan dos pastillas de Cloroquina (tratamiento para la malaria). Yo ya había leído que eso no servía para eso y que más bien podría ser perjudicial y, si te soy sincero, no me las tomé, hice como que sí pero no», explica.

A pesar de que las pruebas continuaban dando negativo, él y otras cinco personas siguieron aisladas. Ni siquiera, asegura, les llevaban comida. Intentaron escaparse una vez y fueron interceptados por las autoridades. Luego del evento, los trasladaron al Hotel Rock Inn. Estuvieron hasta la noche, donde los movieron hacia el Hospital Dr. Raúl Leoni, en San Félix.

Intentaron irse del lugar y fueron interceptados, en esta caso, por la FAES. Indica que no recibieron ni maltratos o amenazadas por este organismo.

«Nos dicen que entremos, que no quiere enviarnos para un comando. Entramos, nos preguntó por nuestra salud, pedimos que nos hicieran otra prueba, nos la hicieron y también salió negativo. Nos hicieron otros cuatro exámenes más y todo bien«.

El jueves 21 de mayo, luego de días en los que pasaron hambre, una ambulancia los llevaría de vuelta a la Fundación. Desde allí vieron cuando personal de seguridad y militares amenazaron a Marialejandra Meléndez, pasante del diario Primicia, por tomar unas fotografías. «Bueno, nosotros éramos los que íbamos en esa ambulancia y vimos todo».

Luego de realizarles una nueva prueba PCR, que dio negativa, pudieron irse el 27 de mayo. Los dos, por fin, llegaron a su hogar.


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