Monómeros
Foto: Archivo

Carmen Elisa Hernández, expresidenta de la junta directiva ad hoc de Monómeros, filial de la estatal Pequiven, aseguró que nunca recibió instrucciones de Juan Guaidó o Leopoldo López sobre las decisiones que debió tomar durante su gestión en la compañía.

“Actué, decidí y recomendé siempre en función de mis criterios profesionales y pensando en lo mejor para la empresa. Mi relación con las entidades del gobierno interino, es decir, Asamblea Nacional, Contraloría, Procuraduría, Centro de Gobierno, se llevaron en el marco institucional y de rendición de cuentas, cada vez que fueron requeridas y solicitadas por dichos entes del Estado”, manifestó.

Hernández, en un comunicado difundido en su cuenta de Twitter, dijo que considera pertinente, correcta y apropiada la decisión del Estado colombiano, a través de la Superintendencia de Sociedades, de tomar el control de Monómeros para protegerla de las múltiples amenazas que la rodean y para garantizar las condiciones que le permitan operar en función de su propio desarrollo.

Explicó que en las oficinas de Monómeros se cedió un espacio para el funcionamiento de la Embajada de Venezuela en Colombia. Esto implicó, dijo, un intercambio recurrente entre el exembajador Humberto Calderón Berti y los miembros de la administración de Monómeros.

“Tanto por su condición de embajador, de empresario y experto en la actividad petrolera, Humberto Calderón Berti se mantenía próximo a la actividad de Monómeros. De hecho, tal como él ha manifestado, recomendó personas para nombrarlas en la directiva y ejercía un alto nivel de influencia en los miembros designados, a quienes conocía desde nuestra antigua Petróleos de Venezuela”, señaló.

“Sin embargo, algunas de sus sugerencias, como la de no destituir al gerente general, al gerente de comercialización y al de finanzas, designado por el régimen de Maduro, la de mantener a los contratistas que recibieron contratos violando las normas de transparencia, entre otras solicitudes, algunas de ellas canalizadas a través de personas de su entorno de confianza, fueron escuchadas pero no atendidas en los términos propuestos por considerarse contrarias a los principios que motivaban a la junta directiva”, agregó.

Politización en Monómeros, “parcialmente cierto”

Hernández aseguró que la politización en la empresa es parcialmente cierta, pero subrayó que la realidad de la compañía es mucho más compleja.

“En la situación de crisis de hoy, concurren problemas históricos como la falta de mantenimiento, el cierre de las fuentes crediticias, el aumento desbordado del costo de las materias primas, y muchos otros, a lo que viene a sumarse el creciente deterioro reputacional de Monómeros, producto de las dificultades derivadas en su contexto corporativo y comercial por su relación con el régimen”, puntualizó.

Expresó que su nombramiento en la directiva de Monómeros se fundamentó en sus credenciales personales y profesionales, que incluyen una trayectoria laboral de 14 años en Petróleos de Venezuela, experiencia como consultora general en Venezuela y otros países de América Latina, 7 años como directora general de la Alcaldía de Baruta,  entre otras experiencias.

Desde hace muchos años no tengo adscripción política. A mi salida de Petróleos de Venezuela fui militante de Primero Justicia, más adelante, por un corto tiempo, de Un Nuevo Tiempo. Nunca he sido parte de Voluntad Popular ni se puede afirmar que mi valor consiste en ser la ‘mano derecha’ de Leopoldo López. Rechazo, sin titubeos, una descalificación que es falsa, reduccionista y machista”, manifestó.

La expresidenta de la junta directiva ad hoc de Monómeros dijo que aceptó la designación para incorporarse a la empresa con el objetivo de contribuir a establecer un modelo de gestión excelente, sostenible y transparente, propio de la Venezuela productiva que alguna vez operó en Venezuela.

“De mi gestión puedo ofrecer un balance en el que se destaca un logro fundamental: haber impulsado un nuevo modelo de gobernanza, que incluyó la modernización de los estatutos sociales de la empresa, para lo cual nunca encontramos voluntad política accionista, publicación del informe de sostenibilidad, construcción de matriz de riesgos del negocio, plan de negocios, estructura interna y consolidación de procesos de sostenibilidad basados en la reputación”, señaló.

“Es fundamental entender que mis funciones, como miembro o presidenta de la junta directiva, no fueron las de operar la empresa: mis responsabilidades eran definir los lineamientos estratégicos, ofrecer orientación y control de la gestión en el marco de las funciones estatutarias. Tal como lo establecieron los estatutos de la sociedad, la capacidad de comprometer a la empresa, la responsabilidad de las contrataciones, la representación legal ante terceros, la gestión diaria son responsabilidades del gerente general”, afirmó.


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