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Foto: Jonathan Lanza / Contrapunto

En Venezuela, un país dividido y en el que la crisis política, social e institucional resulta insostenible, lo más conveniente es que Nicolás Maduro salga del poder, afirmó el abogado Eustoquio Contreras, un diputado a la Asamblea Nacional que abandonó las filas del chavismo dos años después de resultar electo en las parlamentarias del 2015.

Contreras, que actualmente milita en el Frente Bolivariano Alternativo, dijo a El Nacional que la polarización pisa terrenos delicados y criticó las decisiones tomadas por el Tribunal Supremo de Justicia de nombrar a la directiva del Consejo Nacional Electoral y de intervenir organizaciones políticas tanto de la oposición como del chavismo.

Las declaraciones las ofreció el político en un contexto en el que Juan Guaidó, reconocido por más de 60 países como presidente encargado de Venezuela, convocó a varios dirigentes de la oposición para discutir y concertar un pacto unitario, a pocos meses de las elecciones legislativas, previstas para el 6 de diciembre.

Paralelamente, mientras se discuten las propuestas de Guaidó, la figura del dirigente Henrique Capriles Radonski retomó visibilidad luego de que se conoció la excarcelación del diputado Juan Requesens, que estaba preso desde 2018 en El Helicoide, y la libertad plena otorgada a más de un centenar de presos políticos.

Rayner Peña / EFE

Está en marcha el proceso de elecciones parlamentarias, fuertemente cuestionadas por un grueso importante de la oposición. Pero también está en debate el liderazgo de Guaidó. En enero pasado usted habló sobre unas negociaciones, ¿en estos momentos también pareciera ocurrir lo mismo?

—Me he mantenido activo políticamente, pero de muy bajo perfil porque entiendo que mi postura, que es de llamar a la unidad, está en minoría. Y uno tiene que saber cuándo se está débil y en minoría porque el radicalismo con el que se viene actuando va a plantear una polarización que cada día raya más en el distanciamiento de las posibilidades de un entendimiento, que es la salida. Porque en una situación como la que vive Venezuela, que es insostenible, hay algunas similitudes y situaciones empáticas que dan la idea de puntos de coincidencias entre el gobierno y la oposición. La primera es que el país no aguanta esta crisis; y el segundo aspecto es que uno y otro han dicho que la salida tiene que ser electoral, democrática y pacífica.

—¿Cuál cree entonces que es el problema?

—El problema no es el liderazgo o una vocería de la oposición o del gobierno, sino que tienen que ir madurando las condiciones para un entendimiento.  Y eso va a tener indudablemente que llegar porque la posibilidad de que un sector aplaste a otro está negada en estos momentos. Hay dos mitades, y eso queda reflejado en el hecho de que se vean dos presidentes, dos cuerpos legislativos y uno de ellos con dos directivas, que son de facto porque no se reconocen mutuamente. Si tú quieres respetar lo que piensa la mitad de un país y la mitad de otro, tienes que pensar que lo que hay es un Estado de Derecho descompuesto y una institucionalidad totalmente destrozada, y la comunidad está totalmente dividida en torno a esto. Me parece que estamos en un momento donde las contradicciones se agravan y la polarización pisa terrenos muy delicados.

EFE/ Rayner Peña

La decisión del presidente Maduro, digámoslo así, de decidir unilateralmente que el Tribunal Supremo de Justicia nombre a los rectores del Consejo Nacional Electoral, de ponerle fecha a las elecciones parlamentarias de la manera en la que se hizo para el 6 de diciembre y, acto simultáneo, disolver partidos como Acción Democrática o Primero Justicia y ahora con los sectores del Gran Polo Patriótico… esto es un ambiente político rabioso que mata internacionalmente. Y es muy peligroso porque los países que no querían entrar en una coalición para irse por la vía de la fuerza argumentando que había que esperar por un entendimiento, por una salida electoral, en estos momentos quedaron casi sin excusas. Veo que esto se agrava mucho y creo que los próximos meses van a ser muy delicados para la vida política del país.

—Precisamente, en condiciones tan cercadas como estas, ¿cómo se logra el entendimiento? Porque Maduro ha tenido a su brazo ejecutor actuando, que es el Tribunal Supremo de Justicia.

—La voluntad de los políticos siempre terminará en los designios de las leyes naturales de los procesos. Cuando más lejos uno cree que está un entendimiento, cuidado si se está aceptando; aquí se logrará cuando los actores políticos comprendan que les puede ir peor si no lo hacen. Lo único que podemos apreciar es que, dependiendo del momento en el que los involucrados asuman ese estado de conciencia, se negociaría en mejores o en peores condiciones. Y eso es muy importante porque aleja las posibilidades de que en este país pueda haber una invasión o una guerra. Tengo la apreciación de que la oposición, con la ayuda internacional, está presionando y creando las condiciones para obligar a la otra parte a una salida negociada y yo creo que en las actuales condiciones eso es lo que más le conviene al país y eso va a ocurrir. Se van a acordar de mí.

Prensa Miraflores / AFP

Entonces, ¿sugiere que Maduro negociará su salida con la oposición?

Yo no sé si es su salida… de repente es la quedada, y no sé por cuánto tiempo. Porque no quiero adelantar la opinión, como tú entenderás, yo que estoy luchando por un entendimiento tengo que ser muy cuidadoso con mis palabras frente a los actores que están en el proceso y eso ha sido el error de los negociadores, que llegan con cartas marcadas y con posiciones supuestamente irrevisables. Cuando tú te metes en una negociación todo está en juego, todo es negociable. Y no puede haber posturas radicalmente irrevisables, yo lo que sí creo es que aquí van a madurar las condiciones para una salida negociada: institucional, política y electoral. ¿Bajo qué condiciones? Ahí estamos claros.

Miguel Gutiérrez / EFE

¿Qué es lo que demanda Maduro? Que cese el bloqueo, las sanciones internacionales, que cese una supuesta conducta de la oposición golpista y que le den reconocimiento a las elecciones del 20 de mayo. ¿Qué demanda la oposición? Convocar un nuevo proceso electoral porque, según, las elecciones del 20 de mayo no fueron transparentes, legítimas y constitucionalmente convocadas; dice la oposición que cese la persecución a los políticos, que se acoja al reconocimiento de la Asamblea Nacional y que se convoque a unas nuevas elecciones generales con un Consejo Nacional Electoral escogido de mutuo acuerdo. Ahí están las demandas en la mesa.

—¿Qué hay que hacer?

—Barajar eso y ver qué se puede agarrar de un lado y de otro para juntos buscar una salida. Porque la salida a la fuerza no sirve. Maduro podría mantenerse ocupando el poder, pero no va a poder gobernar en este país; y la oposición puede dar un manotazo y en una madrugada hacerse del poder y a lo mejor uno de ellos se sienta en la silla donde está Maduro ahorita, pero Maduro empezaría a jugar tal como está jugando la oposición, con un sector internacional también que lo apoye. Es decir, lo que cambiaría es la posición de los actores, pero la confrontación continuará porque el problema es un acuerdo para la gobernanza, la convivencia y sacar al país hacia adelante.

Las negaciones que comentó a principios de año, cuando hubo el llamado golpe parlamentario, a estas alturas, después de tantos meses, ¿en dónde quedaron? 

—Te va a parecer un contrasentido lo que te voy a decir: ahorita estamos más cerca de un entendimiento, desde el punto de vista del tiempo y del espacio, que en enero. Porque se han profundizado las contradicciones y se han agravado las relaciones. Después de que una situación política ha llegado a los niveles en los que está ahorita, la negociación no está precedida de un ambiente de cordialidad, al contrario, las negociaciones se dan en los niveles más altos de temperatura política.

—¿Venezuela ya llegó a ese nivel?

—Nadie que esté sentado en una mesa de entendimiento, de compartir afectos e intereses políticos se apresurará a lograr un entendimiento. Todo esto que está pasando —en unas circunstancias como las que privan en este proceso diabólico, de confrontación, de falta de altura política, de nivel académico intelectual, de ética— tiene que llegar a un entendimiento cuando lo indique el interés material de cada quien. Y creo que la crisis que estamos viviendo  no es cualquier cosa, la producción, el desorden financiero, la crisis monetaria, la inseguridad, la corrupción y los niveles a los que ha llegado el Estado de derecho, donde la institucionalidad no funciona.

Yuri Cortéz / AFP

Este es un país que verdaderamente está a la deriva y ni desde el gobierno ni de la oposición se van a encontrar decisiones legítimas porque el país está dividido en dos mitades y una no reconoce a la otra. Entonces, no hay salida en el marco de una situación en la que alguien invoca salidas institucionales y que la otra tenga que aceptarlo. La convocatoria unilateral que se ha hecho de elecciones parlamentarias le va a traer más daño que bien al país, y van a agravar las relaciones políticas. No hay que ser muy inteligentes para entender que eso va a ser así. Además, a veces en las estrategias de negociación, las partes lanzan posturas rudas como una manera de fortalecer o aumentar sus acciones a la hora de sentarse a negociar. Y esas extravagancias aparentes pueden tener un carácter táctico en el manejo de las negaciones.

Pero ¿cree que finalmente se desarrollen las elecciones parlamentarias

—Las elecciones se pueden hacer. Tú y yo podemos convocar a elecciones si tenemos unos realitos y unos medios de comunicación y decimos que son válidas y punto. Las elecciones pueden hacerse perfectamente, pero no tengo dudas de que esas no van a ser reconocidas y no van a  aminorar la crisis política y sus consecuencias morales, institucionales, sociales, sino que las va a agravar. Nada que se haga unilateralmente, impulsado por una de las partes, no solamente sin el concurso de la otra, va a tener éxito. Lo hemos visto, lo estamos viendo y lo vamos a seguir viendo hasta que se den las condiciones para una salida negociada.

Rayner Peña / EFE

Parece que a Maduro esto no le preocupa. De hecho, su TSJ toma decisiones que afectan la vida política y el funcionamiento de la oposición. Sabemos lo que ha pasado anteriormente y  se puede deducir lo que pasará el 5 de enero. 

—Lo que va a ocurrir, si esas elecciones se hacen, es que Maduro va a decir que fueron limpias, transparentes, que logró los dos tercios y que hubo una amplia participación que le da legitimidad. ¿Y qué va a decir la oposición? Lo mismo que dijo el 20 de mayo: que fueron fraudulentas y, en consecuencia, eso seguirá igualito. Y el que tenga más fuerza, apabullará al otro. Esto es un círculo vicioso donde un hecho grave le agrega elementos de mayor gravedad al hecho que viene, eso es lo que va a seguir. Porque es un problema de fuerza y no de derecho, que es como hay que ver estas circunstancias de confrontación.

Pero en este caso Maduro es el que tiene la fuerza…

—Indudablemente. Si no, no estuviera en Miraflores, claro que tiene la fuerza. Es muy grave que alguien se mantenga en el poder con la imagen de que lo está haciendo al margen del derecho. Porque eso deja las puertas abiertas de que la otra parte se plantea llegar al poder no a partir de las luchas legales e institucionales, sino a partir de la acumulación de fuerza. Esa es la gravedad.

Miguel Gutiérrez / EFE

—¿Cree que después de todo lo que ha pasado, de las diferencias que se han dejado ver en la oposición, se pueda alcanzar el pacto unitario convocado por Guaidó?

—Eso es lo más normal. Fíjate que para estas elecciones que convocó Maduro reeditaron el Gran Polo Patriótico y hasta crisis hay en Patria Para Todos, en Tupamaro y otros; hasta acusan que el gobierno tiene preferencias. Que la oposición trate de cohesionar sus fuerzas y organizarlas es absolutamente normal como lo es que Maduro perfeccione el funcionamiento del Gran Polo Patriótico.

¿Sería determinante que Padrino López asuma una posición diferente ante Maduro?

—No tengo opinión sobre eso. No tiene por qué ocurrir o no tiene por qué no ocurrir. En una situación como esta, todo puede ocurrir. Es una crisis moral que tiene el país, que mantiene preocupado al mundo, donde no hay reglas institucionales y esto puede llegar a un momento donde prive el interés particular. Yo no tengo apreciaciones puntuales subjetivas, yo lo que tengo son apreciaciones conceptuales, visiones programáticas, acerca del proceso.

@Luisdejesus_


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