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ETA: un ejemplo de producción de alimentos para niñas y niños.

Carmen Bastidas, maestra y directora de la Escuela Técnica Agrícola (ETA) «Cimarrón Miguel Gerónimo Guacamaya», en el Estado Miranda, señaló que retomaron la producción de alimentos para alimentar a niñas y niños.

“Hemos vuelto a practicar actividades como la cunicultura, que se había suspendido por diversas razones. Ahora estamos generando recursos propios”, expresó la directora de la ETA.

Esta institución alberga a más de 500 estudiantes de educación básica y secundaria que se forman académicamente con énfasis en producción de alimentos.

ETA producción de alimentos para niñas y niños

Esta escuela es una de las 15, repartidas en 8 estados. Entre ellos Mérida, Táchira, Trujillo, Zulia, Lara, Falcón, Portuguesa y Miranda. Que además participan de un proyecto denominado “Incremento de la producción agropecuaria y la soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, con enfoque de resiliencia en comunidades rurales vulnerables de la República Bolivariana de Venezuela”.

Asimismo, esta es una iniciativa ejecutada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Además del apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Educación y que cuenta con el respaldo financiero de la Unión Europea.

El proyecto, asegura la directora, “nos permitió generar otras actividades dentro de la escuela. El aporte de FAO (técnico y financiero) resultó relevante y nos permitió crecer. La escuela aumentó su capacidad de producción. Eso genera un encadenamiento productivo y nos permite contar con recursos propios para solucionar problemas propios del día a día”.

Impacto del covid-19

La ETA Guacamaya, como se le conoce en la localidad, también se vio impactada por los efectos del covid-19. Al igual que sus homólogas se crearon con el fin de formar alumnos en materia agroproductiva. De igual forma cuentan con terrenos de 80 hectáreas aproximadamente, para la siembra e instalaciones para la cría de animales, que habían mermado su capacidad y solo se encontraba sembrada 1 hectárea con cacao.

Actualmente, esta ETA se encuentra productiva en más de 60%. Con el acompañamiento técnico de la FAO y apoyo con recursos como: plántulas de ají, pimentón, berenjena, plántulas de limón, guanábana y cacao. Este último como punta de lanza de la rehabilitación productiva.

Que además representa un cultivo agroecológico de tradición en la localidad donde está situada la escuela, 200 gallinas, 10 cerdos, inóculos de lombrices rojas para la fabricación de humus de lombriz y preparación de alimento alternativo para aves.

Aumento de fondos

Con la estimación de incorporar aproximadamente 5 hectáreas de cacao sembrado anualmente al cultivo establecido en la ETA, se prevé el aumento de fondos para la autogestión y el aumento de la sostenibilidad económica, y productiva y ambiental de la escuela. Se estima que cada hectárea de cacao genere 1000 dólares anuales.

Con el soporte inicial del proyecto, por ejemplo, “los alumnos pueden aprender en las hectáreas que hemos sembrado con cacao, pueden palpar una producción a gran escala. Todo lo hacemos bajo la metodología aprender-haciendo. Así tendremos mayor producción y podremos mejorar los procesos educativos en las áreas vegetal (hortalizas y frutales) y animal (cerdos, gallinas, patos, conejos) mediante la metodología de aprender haciendo”, explica Carmen Bastidas.

Hoy, la ETA Guacamaya produce 1200 huevos de gallina a la semana, que permiten potenciar los nutrientes en la alimentación que reciben sus estudiantes. “Próximamente iniciaremos la reproducción de cerdos para incluir esa proteína animal en el menú escolar”, asegura Carmen Bastidas.

Por otra parte, el lombricario escolar ha producido 250 litros de humus líquido y 300 kilos de humus sólido, para emplearlo en los cultivos de hortalizas y frutales.

Recursos económicos propios de ETA

Una vez iniciada la producción de huevos de gallina, ha generado recursos económicos propios que le permiten iniciar nuevos proyectos productivos. Como los son, la compra de conejos y caprinos para el rebaño propio, según señala la directora.

“Pudimos retomar la cría de conejos, que se había suspendido por diversas razones. Compramos once conejos y hemos calculado que para el próximo mes de julio ya tendremos 150 más”, dice la directora ya que esta producción también potenciará la oferta de proteína de origen animal en el comedor escolar.

También iniciaron la cría de patos para consumo cárnico en la alimentación escolar. Para la ETA Guacamaya el impacto del proyecto es alto. Les permitió desarrollar proyectos que ayudan al desarrollo académico de los estudiantes, a la formación pedagógica, mejora la alimentación de los alumnos y generan ingresos propios.

“Impulsa a la escuela para ser autosustentable y auto sostenible y tenemos la capacidad para suministrar alimentos e insumos a otras escuelas”.

Solución ante dificultades

La escuela inventa soluciones, no obstante, la principal dificultad sigue siendo la disponibilidad de agua para riego y los animales, indica Carmen Bastidas.

“Nuestra escuela no cuenta con un pozo profundo, por lo que debemos aplicar técnicas para captar agua de lluvia que luego es empleada para el cuidado de nuestros cultivos”.

Los resultados entusiasman a profesores y alumnos. “Creemos que este proyecto nos ha provisto de herramientas para que la escuela cuente con una buena producción, para su propio abastecimiento y en beneficio de la alimentación de nuestros estudiantes”.

Esta ETA es un gran ejemplo de producción sostenible de alimentos para otras ETAs y para todo el país. Hoy este gran esfuerzo se traduce en el punto y círculo que genera la ETA Guacamaya beneficiando a las niñas y niños de 14 escuelas de sus alrededores con una alimentación sana y nutritiva.

Las Escuelas Técnicas Agropecuarias son sitios de excelencia que poseen tierras, mano de obra y profesionales técnicos, todo esto las convierte en espacios ideales para fomentar la producción sostenible de alimentos y la alimentación escolar.


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